Corto reinado
11 de mayo de 2014La final de la Champions League del 2013, con Dortmund y Bayern como protagonistas, atrajo las miradas de los aficionados de todo el mundo hacia el fútbol alemán. La Bundesliga se erigió como “el modelo a seguir” en materia deportiva y estructural. Los elogios llovieron y los responsables del campeonato en Alemania estaban llenos de orgullo.
Christian Seifert, el gerente de la DFL, la organización encargada de la Bundesliga, apovechó el momento para llamar también la atención sobre la competitividad del fútbol alemán, cuyo torneo exhibió como un ejemplo de equilibrio e igualdad entre los equipos. “Aquí todos pueden ganar”, proclamaba oficialmente la DFL.
Corta regencia
Las consignas, sin embargo, se quedaron sin piso en menos de una temporada. El arrollador dominio del Bayern en la Bundesliga, que se hizo con el título con una anticipación récord, desmontó el argumento de que el campeonato alemán era tal vez el más nivelado de todas las grandes ligas de Europa.
Además, un equipo español, casi en solitario, se encargó de aterrizar a los alemanes en la realidad de sus propias limitaciones. En la Champions League, el Real Madrid eliminó en octavos de final al Schalke, en cuartos de final al Dortmund y en la semifinal al Bayern, el gran favorito a retener el trofeo obtenido en el 2013 y considerado hasta ese momento el mejor equipo del mundo.
En el 2014, la final de la Champions League, el más prestigioso torneo del fútbol mundial de clubes, la disputarán dos equipos españoles: Real Madrid y Atlético Madrid. Y el segundo título más importante del viejo continente, la Liga de Europa, también tendrá a un finalista de la Primera División, el Sevilla, que en la fase de grupos le propinó dos derrotas al representante de la Bundesliga, el Friburgo, dejándolo así fuera de competencia.
España, con estos resultados, aumentó su ventaja sobre Alemania en la clasificación quinquenal de la UEFA, y la Bundesliga, un año después de su consagración internacional, encarriló su peor balance en Europa. Los alemanes, terceros después de Inglaterra en el puntaje anual de la UEFA, podrán conservar su cuarta plaza en la Champions League en las temporadas 2014/2015 y 2015/2016, pero, de repetirse un año como el que termina, es probable que no logre conseguirlo para la temporada 2016/2017.
Sin corona, pero aún fuerte
No obstante, aunque el reinado del fútbol alemán duró poco y las proclamas de que la Bundesliga es tal vez el mejor campeonato del mundo se esfumaron con rapidez, tampoco es del todo malo lo que hace un año era bueno.
Si bien en la Liga de Europa ningún equipo de Alemania estuvo entre los 16 mejores del continente, en la Champions League todos sus representantes alcanzaron la fase de octavos de final. Leverkusen y Schalke se despidieron goleados del torneo, pero el Dortmund estuvo cerca de remontar un abultado marcador en contra, y el Bayern llegó a la semifinal del torneo exhibiendo hasta en esa instancia una aplastante superioridad ante sus rivales.
De otro lado, como señaló la leyenda del fútbol alemán Günter Netzer en un texto publicado por el diario Bild, “el dominio del fútbol español es producto de una distorsión en las condiciones de la competencia. Real Madrid y Barcelona no pueden cubrir sus presupuestos y afrontan las temporadas sabiendo que al final tendrán balances negativos”.
Efectivamente los 42 clubes de la primera y segunda división del fútbol español acumulan deudas que el Ministerio del Deporte local tasó en 3.573 millones de euros. En la Primera División ocho clubes se reparten entre sí el 74 por ciento del total del débito.
Así las cosas, y aunque este año la supremacía fue efímera, la Bundesliga cumple los requisitos de organización y solidez financiera para regresar pronto a la cúspide del fútbol mundial. “En el futuro la racionalidad de los clubes alemanes se impondrá, pues ese es el camino correcto a seguir”, sentenció Netzer.