El presidente alemán, Christian Wulff, cedió a la presión pública. Durante una entrevista a la televisión pública de su país, Wulff se defendió de las acusaciones hechas en su contra. Admitió sus errores, pero aseguró que no dimitará. Al jefe de Estado alemán se le acusa de haber recibido un crédito hipotecario, así como de aceptar invitaciones por hombres de negocios para pasar sus vacaciones. Además, Wulff habría intimidado a la prensa. Todo esto ha dañado por supuesto la credibilidad del presidente alemán.