Bush, la OTAN y la Unión Europea
22 de febrero de 2005Quien lo diría... Nadie menos que George W. Bush se convirtió en el primer presidente estadounidense en asistir a una cumbre de la Unión Europea. El hecho, aplaudido por algunos analistas como signo de que Washington por fin toma en cuenta a los europeos, no deja de tener cierta dosis de ironía. Porque en los último tiempos pocos han dejado tan en claro cuán poco le importaba la opinión de la "vieja Europa" como el huésped recibido este martes, con todos los honores del caso, en Bruselas.
Nueva estrategia
¿Ha modificado Bush su estrategia? Al parecer sí. La profundidad de ese cambio es otro asunto, y su alcance tendrá que ponerse aún a prueba. Por ahora, sin embargo, hay que constatar que el presidente estadounidense se esfuerza sobremanera por no herir susceptibilidades. Incluso se mostró abierto a la propuesta del canciller alemán, Gerhard Schröder, de transformar a la OTAN también en un foro para el diálogo político entre Europa y Estados Unidos. Recibida fríamente días atrás, en la conferencia de seguridad de Munich, la idea ahora parece aceptable para Bush, quien reconoció que se necesita "un lugar para discutir sobre asuntos estratégicos".
Quizá haya influido también en este giro el hecho de que Schröder no se haya quedado solo con su iniciativa. También el presidente francés, Jacques Chirac, hizo notar al visitante que "Europa y Estados Unidos son verdaderos socios; por lo tanto, necesitamos el diálogo y escucharnos más mutuamente". Aludiendo a los planteamientos del gobernante alemán, puntualizó que "también debemos seguir tomando en cuenta los cambios en el continente europeo", en referencia expresa a la creciente importancia militar de Europa, empeñada en forjar una política común de defensa.
El peso político de la UE
Schröder considera que en el fondo hay bastante coincidencia, aunque admitió que todavía habrá que discutir en cuanto a la forma. Otro punto que requiere análisis es el de la relación entre la OTAN y la Unión Europea. En la Alianza Atlántica, entendida como pacto militar, la supremacía estadounidense está fuera de discusión. Quizá por eso Bush no haya dejado pasar tampoco esta oportunidad para alabarla como "la alianza más exitosa en la historia del mundo". Pero, al poner más acento en el plano político, Alemania y Francia buscan, justamente, compensar ese desequilibrio.
Por lo demás, Schröder dejó en claro que la OTAN es imprescindible para Alemania y Europa, pero no representa la única instancia para el diálogo transatlántico: también está la Unión Europea. Otrora percibida por Washington sólo como un poder económico, la UE avanza, aunque con dificultades, hacia su meta de convertirse también en un actor político de mayor peso internacional. La ampliación y, sobre todo, la Constitución comunitaria en proceso de ratificación, apuntan claramente en esa dirección. Y la inédita asistencia del presidente de Estados Unidos a la cumbre, para discutir asuntos de la política mundial, no hace más que corroborarlo.