Cada vez más inmigrantes abandonan Portugal
10 de marzo de 2011“Yo estoy muy emocionada. Estoy contando las horas y los minutos que faltan para poder regresar”, admite Micheli Fernandes, refiriéndose a su viaje de retorno a Londrina, la segunda ciudad más grande del estado brasileño de Paraná. Ella y su esposo viven en Portugal desde hace seis años: al principio, todo marchó bien; pero, según cuenta la joven de 26 años, la situación se fue complicando para ellos durante su primer embarazo.
Fernandes perdió su empleo y pasó mucho tiempo antes de que consiguiera el que hoy tiene en una peluquería. Pero ahora es su pareja quien está desempleado y, con lo que ella gana, no pueden mantener a la familia que, entre tanto, cuenta con un miembro más. “Ahora tengo dos hijos y eso es más que suficiente”, comenta la brasileña. Costear lo más básico –alimentos, alquiler, guardería, agua, electricidad– se ha vuelto imposible.
Última esperanza
Fernandes espera ahora por su boleto de regreso a Brasil, auspiciado por la sección portuguesa de la Organización Internacional para la Migración, en el marco de un programa que busca ofrecerle una última esperanza a los inmigrantes que han perdido la posibilidad de sobrevivir por cuenta propia en Portugal. Así lo explicó Marta Bronzin, coordinadora del proyecto en cuestión.
Esta ayuda para la repatriación es financiada por el Estado portugués y por la Unión Europea, y el número de personas que la requieren ha aumentado rápidamente desde que la crisis económica azota al país. Dos mil inmigrantes llenaron las planillas de solicitud de la organización en 2010, pero sólo 500 recibieron la ayuda. 250 han hecho su petición en el primer trimestre de este año; está por verse cuántas de ellas serán respondidas.
Regresar a casa, a cualquier precio
Fernandes tuvo suerte; su solicitud fue aprobada tres meses después de haber sido introducida. Alexandre da Conceiçao, un conductor de montacargas de 28 años, sigue esperando por una respuesta afirmativa de la organización. También la situación económica de este brasileño se ha vuelto precaria con el paso del tiempo y no solamente porque su esposa está enferma, quedó desempleada y dio a luz a un niño recientemente.
A la familia da Conceiçao le quedan 200 euros al mes para sobrevivir, después de haber pagado los impuestos y el alquiler. En los siete años que da Conceiçao lleva viviendo en Portugal, sus ingresos se han ido reduciendo constantemente, junto con las posibilidades de conseguir empleo. Ahora, da Conceiçao quiere regresar a Brasil, de cuyo apogeo no para de oír, pero no tiene suficiente dinero para pagar los boletos de retorno.
Ayuda, antes y después del retorno
Fernandes ya está haciendo planes para el día después de su regreso a Brasil: “quiero abrir una peluquería y quiero tener éxito con ella”, cuenta decidida, sabiendo que el programa de repatriación portugués contempla entregar a los beneficiarios un monto cercano a los 1.000 euros, como primer impulso para sus nuevas vidas, y asesorarlos –por lo menos en Brasil– a través de la Organización Internacional para la Migración.
Autor: Jochen Faget / Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina Valencia