"Camino a la escuela": la educación como tarea global
9 de diciembre de 2013La justicia educativa es un gran tema en Europa. En Suecia, por ejemplo, según estiman los analistas que publicaron el último estudio PISA, la libertad para elegir escuela ha provocado que los hijos de académicos y obreros visiten distintos establecimientos. Los niños que acompañaron los directores del documental “Camino a la escuela”, sin embargo, se reirían de esa problemática. Las dificultades por las que ellos tienen que pasar para llegar a las aulas son mucho peores.
Zahira, Jackson, Samuel y Carlitos son los protagonistas del documental que se acaba de estrenar en los cines alemanes. Su director, el francés Pascal Plisson, relata las historias de esos niños en las regiones más alejadas del globo: la Sabana de Kenia, las montañas del Atlas de Marruecos, el sur argentino y la India.
El film cuenta las vivencias de estos niños, de entre siete y once años y de cuatro continentes distintos, que son acompañados por la cámara en su camino hacia la escuela. En su derrotero se encuentran con diferentes condiciones climáticas: hielo y nieve, la estepa africana y la arena del desierto. Los caminos hacia la escuela de algunos chicos son toda una aventura, con rutas cortadas por obstáculos casi imposibles de sortear y lugares peligrosos hasta para los adultos.
Dificultoso camino a través del desierto
Jackson, de Kenia, debe recorrer 15 kilómetros para llegar a la escuela. Y no lo hace sin su cantimplora llena de agua. Zahira, de Marruecos, camina 22 kilómetros a lo largo de un camino de montaña, para lo cual demora cuatro horas. A Carlitos, en la Patagonia, lo separan 18 kilómetros de su maestra. Claro que también puede ir a caballo, con lo cual “acorta” el viaje a una hora y media. El camino más corto lo tiene Samuel, en India: su escuela está a solo cuatro kilómetros de su casa. Sin embargo, tiene que llegar hasta allí en silla de ruedas. Samuel tiene grandes sueños: “Alguna vez voy a ganar mucho dinero, y ¿sabes lo que me compraré? Un camión enorme para ir a Nueva Delhi. Si tienes dinero, puedes comprarte lo que quieras”, explica.
La situación en cuanto a justicia e igualdad educativa preocupa a muchos expertos en el mundo. Especialmente en África hay mucho por hacer, subraya Wilfried Vyslozil, presidente de “SOS Kinderdorf weltweit” (Aldeas Infantiles): “Pienso que, si partimos de África, el panorama cambia de región a región. En Etiopía, por ejemplo, los caminos hacia la escuela son casi intransitables debido a su geografía montañosa. El este y el sur de África, por el contrario, cuentan con mejores condiciones. Al sur del Sahara, la cuestión se pone más difícil”. Los niños que participaron en el documental aseguran que, a pesar de las dificultades, quieren seguir viviendo donde nacieron y ejercer una profesión que ayude a mejorar las condiciones de vida. Carlitos, de once años, dice: “A mí me gusta vivir aquí y quiero ser veterinario. Además, quiero trabajar para que todos los niños y niñas que viven en pueblos alejados de montaña puedan ir a la escuela”.
La educación: una tarea global
Hasta que esos sueños se vuelvan realidad, los chicos seguirán yendo a pie o a caballo hasta la escuela, en una silla de ruedas en mal estado o por caminos rocosos y peligrosos. O en elefante, como Jackson y Salomé, de Kenia. El documental está concebido para crear conciencia: ¿Es la educación una cuestión nacional, o ha llegado la hora de que sea un desafío para la comunidad internacional? Esto último es lo que piensa Sandra Dworack, responsable de Educación de la ONG Oxfam: “Ningún país que tenga la intención de posibilitar que la educación llegue a todos sus habitantes debería fracasar por falta de recursos. Muchos países pobres aumentaron sus esfuerzos para crear una infraestructura mejor, para capacitar a sus maestros y lograr que los chicos asistan regularmente a clases. Pero, a menudo, estos países no cuentan con suficiente dinero. Y la comunidad internacional prometió ayudarlos”.
Si la educación escolar de los niños de todo el mundo se transforma en una tarea global, en un desafío más allá de las fronteras de un país, se podrían solucionar problemas de infraestructura a mediano plazo. Tal vez el documental “Camino a la escuela” contribuya con eso, y eche luz sobre la alegría con la que los niños más pobres del mundo se esfuerzan por aprender y forjarse un futuro mejor, a pesar de los mayores obstáculos.