Canciller paraguayo en Berlín: ¿una visita a (des)tiempo?
11 de marzo de 2013Con el objetivo de firmar un acuerdo para fundar una universidad privada binacional, el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, recibe al canciller paraguayo José Félix Fernández Estigarribia en Berlín. Aunque la información de prensa habla de una posterior visita a Bruselas, el Servicio Europeo de Acción Exterior no tiene previsto un encuentro oficial.
Como fuere, de unas visitas muy importantes para el país sudamericano las calificó el propio canciller, afirmando que su país “no tiene problemas con el grueso de la comunidad internacional sino sólo con un pequeño grupo de países”, es decir, sólo con los países del Mercosur y de Unasur. ¿Quiere decir que desde la óptica de Berlín y de Bruselas todo está en orden?
Unos meses atrás
La veloz destitución de Fernando Lugo, catalogada en países sudamericanos como un golpe de Estado parlamentario, llevó a la suspensión de Asunción de los foros regionales y a la Unión Europea a poner bajo observación el estado de la democracia en Paraguay. Según información de la Comisión Europea, por pedido del gobierno interino, la UE envía una misión de observación electoral y en ese marco ha seguido manteniendo contactos con las autoridades paraguayas.
Para algunos observadores europeos está claro que se trató de un versión más moderna de golpe de Estado; para otros, que el proceso de destitución esté previsto en la Constitución quita todo fundamento a tal afirmación.
“A golpe se asocia la idea de interferencia militar y violencia y eso no hubo en Paraguay. Sin embargo eso no significa que lo sucedido fuera legitimo desde el punto de vista democrático. El aspecto más importante es que no se presentaron pruebas para una lista de acusaciones que se inventaron en un día para destituirlo, según el artículo 225 de la Constitución, 'por mal desempeño de sus funciones'. Esto no está comprobado”, explica a DW Cordula Tibi-Weber, investigadora del German Institute of Global and Area Studies (GIGA).
“La delegación del Parlamento Europeo que visitó Paraguay formuló suavemente su crítica: fue un proceso irregular, en el que no hubo fractura de la Constitución, pero ésta se extendió al máximo para hacer pasar el proceso como constitucional”, dice a DW el europarlamentario alemán Jürgen Klute, de la bancada de izquierda de la eurocámara. En opinión de su grupo –el único que se manifiesta sobre la visita-, que Berlín reciba a un representante del actual gobierno paraguayo “es una vergüenza, pues legitima al actual gobierno y caricaturiza la labor de la Unión Europea”.
El problema viene de muy lejos
Independientemente de ello, “la democracia en Paraguay está en mal estado”, continúa la politóloga alemana, “y no es por la destitución de Lugo, porque la democracia no es algo que se vea sólo en el nivel más alto del Estado. En Paraguay hay mucha corrupción que frena que haya justicia para todos, diariamente se viola la democracia”.
En el centro de la confrontación se encuentra la lucha por la tierra: según datos de la organización Oxfam, en el 1% de los propietarios en Paraguay se concentra el 66,4% de la tierra. Fue precisamente un conflicto por la tierra lo que desencadenó en Curuguaty los hechos violentos que acabaron con la destitución de Fernando Lugo. “Al final de su mandato había mucha frustración entre sus seguidores: no había cumplido con sus dos promesas electorales: la reforma agraria y la reforma tributaria. Lugo negoció demasiado con los poderes tradicionales, que no están dispuestos a perder sus privilegios”, afirma Tibi Weber.
“Lugo ni siquiera había empezado su reforma agraria; había emitido apenas unas tímidas leyes para regular el uso de las semillas, los pesticidas y el uso de productos manipulados genéticamente. Bajo el gobierno de Federico Franco todo fue retirado, eso deja claro de qué se trataba; el conflicto por la tierra es medular”, afirma Klute, añadiendo que hay quien opina que el conflicto por la tierra se solucionaría si todos los campesinos se fuesen a vivir a la ciudad.
Según un informe de la organización FIAN, 120.000 familias campesinas –un 30% de la población rural- en el último decenio se han quedado sin tierras. Esto debido a las grandes extensiones dedicadas al monocultivo de cereales y oleaginosas (el 81% de la producción agrícola del país). A ello se suman las grandes extensiones que no se trabajan.
Intereses alemanes
Las inversiones en ensamblaje de maquinarias, modernización de los sistemas de transportes e industrias alimenticias explican en parte el interés de Berlín en mantener una relaciones normales con Paraguay, un país con el que tiene firmado desde 1998 una acuerdo binacional de protección de inversiones.
Las relaciones de Alemania con el país sudamericano son tan buenas como históricas: a las masivas emigraciones de alemanes del siglo XIX, se sumaron muchas más en la década de los setenta y ochenta atraídas por las favorables condiciones. Según datos de la Cámara de Industria y Comercio Alemana, 200.000 alemanes viven y trabajan exitosamente en este momento en ese país; sus excelentes recursos naturales, sus condiciones fiscales favorables para la inversión y su localización en el corazón de los países del Mercosur lo hacen especialmente atractivo.
Ya en el verano, recuerda Tibi Weber, poco después de la destitución de Fernando Lugo, el ministro alemán de Desarrollo, el liberal Dirk Niebel, “que se encontraba en Río, sin saber mucho, se apresuró a felicitar al nuevo gobierno del liberal Federico Franco partiendo del supuesto de que todo había sido regular. Luego, tanto su partido como la canciller alemana tuvieron que, con mucha diplomacia, relativizar la acción del ministro”.
“Debido a que hay muchos aspectos que se pueden criticar acerca de cómo llegó al poder Franco”, concluye la politóloga del GIGA, “el gobierno alemán habría hecho mejor en esperar a que pasaran las elecciones”; éstas tendrán lugar el 21 de abril, según el Tribunal Superior de Justicia Electoral de Asunción, y se perfilan como las más observadas de la historia del Paraguay.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas