Carnaval en Colonia
16 de febrero de 2012Wicky Junggeburth es todo un prototipo kölsch. Si uno le pregunta qué es lo que tanto le gusta del carnaval, responde preferiblemente con una canción: “hacer cosas locas, reírse de ello, cantar, bailar, brincar y, de paso, repartir un par de besos, eso es carnaval”. “Uno tiene que poder olvidar las penas por un tiempo”, dice, “pero igual, tras el Miércoles de Ceniza, se acaba la fiesta”.
Al menos estas son las reglas del carnaval de Colonia, centro de la diversión con sello burlesco en estas festividades, en Alemania. En el sur alemán, sin embargo, se celebra con brujas y desfiles de carrozas de demonios. En Río, Venecia o Nueva Orleáns las reglas también son otras. Algo que une a los carnavaleros de todo el mundo, como sea, es la alegría de los disfraces y la música.
Algo de romanos y de parisinos
El mayor honor, en esta ciudad de catedral gótica, es ser coronado Príncipe del carnaval. Wicky Junggeburth, coronado en 1993, hasta ha escrito una canción sobre el tema, "Eimol Prinz zo sin" –ser príncipe una vez–, un clásico de la fiesta colonesa.
El carnaval corre por las venas de quienes residen en Colonia. No en vano la ciudad es conocida en Alemania como la metrópoli carnavalesca. Fundada por los romanos hace más de 2.000 años, ocupada por franceses y prusianos en el curso de los siglos, la urbe ha dado cobijo a unos modales ciertamente plurales.
El humorista Konrad Beikircher describe con tino a la población de Colonia, a orillas del Rin: “aquí hallaron tierra fértil la forma de vida romana y las maneras parisinas, sobre las que se asienta el desenfado de este pueblo y florece la lengua kölsch”
El idioma y la alegría de vivir
En efecto, no existe otra ciudad en Alemania en la que tantos músicos canten en su propio dialecto, como los Bläck Fööss. Son canciones llenas de humor y colorido local, casi estudios sociológicos de la vida en el "Veedel", o sea, en el barrio, en la familia. La canción popular kölsch es expresión del modo de vida de toda una región.
“El idioma es lo único típico que les queda hoy en día a las ciudades y regiones”, opina el bajista Hartmut Priess. Lo demás, “boulevares y centros comerciales son iguales en todas partes”. Así, los coloneses conservan una parte importante de su identidad. “También para los visitantes es bien importante, pues a través de las festividades y la música tienen la oportunidad de conocer el dialecto kölsch”, asegura Priess.
A los inmigrantes se les llama cariñosamente “Immis” y se les integra rápidamente al carnaval. No importa que apenas hablen el alemán estándar. Tras un par de días han aprendido de memoria los estribillos de las canciones locales y cantan junto a los Bläck Fööss su musical declaración de amor a la ciudad, en kölsch: "Du bes die Stadt, op die mer all he stonn". En alemán suena sólo la mitad de hermoso: "Du bist die Stadt, die wir alle lieben" –eres la ciudad que todos amamos, sería la traducción.
Con los pies descalzos y la nariz pintada
Los Bläck Fööss no fueron los primeros en cantar en kölsch en el carnaval. Pero pertenecen a una generación que más bien escuchaba música rock en inglés. Hasta el nombre de la banda tenía que sonar anglosajón. Aunque Bläck Fööss significa en dialecto algo así como "pies descalzos". Sus primeras actuaciones con guitarra eléctrica, cabello largo, vaqueros, y sin zapatos, en 1970, fueron un escándalo en el entonces burgués carnaval de Colonia. Pero su éxito fue imparable. Sus hits han devenido clásicos.
Los Bläck Fööss van del rock al reggae, del vals als tango, de la marcha al gospel y hasta al madrigal a capella, llenos de amor por la ciudad, pero también de ironía y crítica social. La xenofobia, la pobreza, la destrucción del medio ambiente y las pequeñas preocupaciones cotidianas, todos son temas para el carnaval. “En nuestras canciones describimos la nostalgia por la vida en comunidad, en el Veedel”, dice el cantante y guitarrista Bömmel Lückerath. "Pero no existe el mundo perfecto, hay que saber vivir también con la realidad".
Como sea, coinciden los Bläck Fööss, la mentalidad kölsch es algo bien especial. Y no sólo en carnaval. Aunque en esta época los coloneses andan especialmente alegres y relajados, algo que no todos los de fuera entienden, cuenta Wicky Junggeburth: "se asombran de que andemos con la nariz pintada desde enero, eso no puede ser normal, dicen. Pero para nosotros es normal y no nos avergonzamos de ello."
Autora: Suzanne Cords / RML
Editor: Pablo Kummetz