Viejas cartas
4 de diciembre de 2010
Llegadas unas Navidades en las que muchas cartas a Papá Noel se envían por correo electrónico, resulta extraño pensar- pero no es una idea errónea- que todavía haya quien prefiera tomarse su tiempo, coger unas hojas, un bolígrafo, hacer espacio en su escritorio apartando laptops, notebooks, iPods, y PDAs, y poner mente y corazón en un texto manuscrito, en una carta de las de sello y sobre.
El arte de redactar misivas, en tiempos pasados el único medio para comunicarse a largas distancias, parece hoy obsoleto e innecesario frente al omnipresente Internet. Pero pocos pueden negar que una pequeña tarjeta navideña en el buzón sigue despertando ilusión.
Un servicio exclusivo para un hobby milenario
Las cartas viven, y constituyen aún una parte importante del bulto que los carteros distribuyen cada día. En Alemania, Deutsche Post, la principal compañía postal, lo sabe y creó por ello hace ya casi 14 años un servicio dedicado a este ámbito: Letternet, el club alemán de amigos por correspondencia. “Letternet existe desde 1997 y, con más de 600.000 socios actualmente, es el servicio gratuito con más amigos por correspondencia del mundo”, afirma el portavoz de Deutsche Post, Dieter Nawrath.
Las cifras hablan por sí solas. Pero totalmente al margen de la Red no puede entenderse el éxito. “En 2009 renovamos a fondo nuestra oferta”, explica Nawrath, “desde entonces, el proceso para hacer amigos por correspondencia se realiza a través de nuestra página web. De este modo, hemos conseguido crear una red de personas moderna, atractiva y sin fronteras.”
¿Y cómo funciona?
El primer paso para ser socio de Letternet es una inscripción online en la página de Deutsche Post. El segundo, un código de acceso a la creada cuenta, que sí se recibe por correo convencional para eliminar así el riesgo de direcciones falsas. Una vez obtenida la clave de entrada, se puede completar el registro y empezar a buscar amigos. Ésta acontece como en cualquier otra red social: por nombre, por edad, por intereses comunes. Una vez que se ha encontrado a una persona afín, se le envía la pregunta “¿quieres ser mi amigo por correspondencia?”. El apelado tiene la libertad de aceptar o ignorar la petición.
Nuevas culturas, nuevos idiomas
“El objetivo principal de Letternet es la creación a nivel internacional de amistades por correspondencia y el intercambio cultural que eso conlleva: niños y jóvenes aprenden de este modo cómo vive la gente de sus mismas edades en otros países, cómo es su rutina diaria, en qué piensan y con qué sueñan”, comenta Nawrath.
Y Letternet se puede utilizar en cualquier idioma. La escritura en una lengua extranjera es un efectivo ejercicio para la práctica y mejora de la misma que muchos socios aprovechan, y el servicio de Deutsche Post se ha ganado de este modo el aprecio de los profesores, que “lo usan como instrumento para practicar la redacción en otros idiomas sin ayuda de correctores informáticos. Esto obliga a los alumnos a pensar a fondo y por anticipado qué y cómo quieren formular sus mensajes”, afirma Nawrath.
Para todas las edades
Sin embargo, ¿puede un servicio de correspondencia manuscrita competir con las redes sociales del ciberespacio? Obviamente, Letternet no pretende superar a Facebook, matiza Nawrath, pero sí ser una opción adicional.
“Las encuestas entre nuestros socios nos revelan que a los jóvenes de ocho a 14 años les hace mucha ilusión recibir cartas manuscritas y que les atribuyen a éstas un valor mayor al del mensaje escrito a ordenador. Los más jóvenes disfrutan confeccionando sus hojas y sorprendiendo a sus destinatarios con pequeños regalos”, cuenta el portavoz, “en cuanto a los mayores de 14 años, suelen hacer grandes esfuerzos por mantener a sus amigos por correspondencia. Con frecuencia, nacen verdaderas amistades que duran años. Y también los socios de más de 40 años le dan mucha importancia a la creación de relaciones postales”.
El 50 por ciento de los socios de Letternet proceden de Alemania, pero el servicio se sigue expandiendo día a día por todo el planeta.
Autora: Lidia Aranda
Editora: Luna Bolívar Manaut