Chile: ¿Hacia el boom de la energía solar?
10 de noviembre de 2013Un nuevo proyecto de energía fotovoltaica en Chile viene a confirmar las oportunidades del país latinoamericano para el desarrollo de este tipo de Energía Renovable No Convencional (ERNC), que representa además una atractiva oportunidad de negocio.
La Comisión de Evaluación de Impacto Ambiental de la Región de Antofagasta, unos 1300 kilómetros al norte de Santiago, acaba de dar luz verde al proyecto Flor del Desierto, de 50 megavatios, de la empresa Enel Latin America. Esta sola planta representa mucho más de la energía fotovoltaica que Chile tiene instalada hasta el momento, que alcanza un valor inferior a los 7 Megavatios (MW). De hecho, hace dos años la mayor planta del país era de 0,023 MW, ubicada en una red aislada denominada Huatacondo.
“Claramente creemos que el recurso está subutilizado, dado el potencial que existe en Chile. Hasta ahora no había habido un despegue, y ahora lo estamos viviendo en el mundo eléctrico y desde hace unos años ya en el ámbito térmico en los hogares”, indica Rodrigo Palma, director del Centro de Energía de la Universidad de Chile y del Solar Energy Research Center (SERC-Chile).
Las cifras de este 2013 así lo demuestran. Las centrales fotovoltaicas alcanzan hasta ahora 6,7 MW. Se espera que a fin de año llegue a cerca de 70 y a mediados del próximo supere los 100.
En estos momentos hay 126 MW en construcción y 5.057 MW aprobados, es decir, sus estudios ambientales recibieron luz verde de las autoridades respectivas. Sin embargo, eso no significa que todos lleguen a desarrollarse.
Stephan Franz, del programa de energía de la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) es cauto: “El mercado está creciendo. Hay muchos proyectos y un poco de especulación también. Todo el mundo viene con sus proyectos, pero todavía no está claro qué porcentaje va a ser construido en un mediano plazo”.
Ecuación que conviene
Franz trabaja desdehace unos meses en el programa de energía de la GIZ, financiado con fondos del Ministerio Alemán de Medioambiente, en cooperación con el ministerio de Energía de Chile. El experto cataloga al país sudamericano como un lugar excepcional para desarrollar proyectos fotovoltaicos.
El rendimiento está dado por varios factores, entre ellos la irradiación solar, que los precios sean competitivos en comparación con los precios de electricidad y el acceso a financiamiento. “El desierto de Atacama, en el norte de Chile, tiene la mejor irradiación del mundo y también cuenta con una alta demanda en el mismo sitio, pues las empresas mineras están ubicadas ahí mismo”, señala Franz.
Precisamente el proyecto Flor del Desierto, con una inversión 110 millones de dólares, estará ubicado en esa zona, a 80 kilómetros de la ciudad de Antofagasta, donde entregará electricidad a la industria minera local y también al comercio y la población.
El precio de la electricidad en Chile no es bajo, lo que convierte a la energía fotovoltaica en una alternativa conveniente. A diferencia de Argentina o Brasil, el mercado chileno es muy abierto, explica el especialista: “Chile tiene tratados de libre comercio con muchos países como China, la Unión Europea, incluyendo a Alemania, y Estados Unidos, donde se producen los paneles solares”. Si bien no ha desarrollado esta industria, puede abastecerse de equipos por medio de la importación.
Aprender de la experiencia alemana
Actualmente lo habitual es que las plantas lleguen en barco como un mecano que se arma. A falta de industria fabricante de esta tecnología, en cambio la mantención y el manejo pueden estar a cargo de empresas chilenas. Una alternativa que está en estudio es construir parte de las estructuras en el país.
La cooperación con Alemania, uno de los países pioneros en este tipo de plantas y donde el 2012 el 4,4% del consumo bruto estuvo cubierto por energía fotovoltaica, es clave. “Nuestro interés es aportar experiencias y conocimientos técnicos al desarrollo de la energía fotovoltaica, llevar expertos y también ayudar a mercados nuevos a no cometer los mismos errores, como fueron los booms causados por los subsidios, que en muchos casos fueron seguidos por una caída extrema en la construcción de nuevas plantas”, explica Stephan Franz.
En Chile, una recién promulgada ley de ampliación de la matriz energética mediante ERNC es un buen espaldarazo. Esta norma define que hacia el año 2025 un 20% de la energía comercializada deberá provenir de ERNC. En la actualidad alcanza sólo el 6%.
El futuro pasa por un tema de reducción de costos, desarrollo de tecnologías, políticas públicas y barreras ideológicas, analiza Rodrigo Palma. “De todas las fuentes energéticas renovables, la que presenta la mayor potencialidad técnica de crecimiento en Chile es la solar, con jun valor no inferior a los 100.000 MW en el desierto de Atacama”, afirma este ingeniero doctorado en la Universidad de Dortmund, Alemania.
Si bien las condiciones en Chile son óptimas, salvo nichos específicos a nivel domiciliario o al interior de procesos mineros, todavía no es barato instalar plantas de energía fotovoltaica en comparación con algunas energías convencionales. “El panorama todavía es incierto, pero optimista y ambicioso –indica Palma-. Nosotros estamos apostando a que a 2033 la mitad de la energía en Sudamérica se abastezca por energía solar del norte del Chile”. La Flor del Desierto es un paso más en este camino.