Chile y Alemania: hitos de una historia compartida
12 de julio de 2016Para un pequeño país como Chile, contar con 22 colegios alemanes parece un exceso, pero es un signo más de los fuertes vínculos que unen a los dos países. Por eso no es raro que los chilenos llamen “Kuchen” a las tartas de fruta, que la industria cervecera haya comenzado con los colonos germanos y que la modernización del ejército fuera liderada por un general alemán.
“Aunque Chile y Alemania son países muy distintos y con una gran distancia entre ellos, siempre ha habido una relacion especial, no sólo por la inmigración alemana, sino también por las relaciones que se intensificaron a lo largo del siglo XX hasta hoy”, explica Stefan Rinke, historiador de la Freie Universität Berlin. Junto con el historiador Joaquín Fermandois, de la Universidad Católica de Chile, y otros expertos de ambos países, acaba de publicar “Chile y Alemania, 1850 hasta hoy: un manual”.
La inmigración alemana fue promovida por el gobierno chileno para poblar el sur del país, a mediados del siglo XIX. “Aunque el número de inmigrantes alemanes en Chile fue bastante pequeño, la influencia fue muy fuerte. Al mismo tiempo, durante la dictadura de Pinochet y el exilio de muchos chilenos en Alemania, se fortaleció esta relación en que recíprocamente, en diferentes momentos históricos, recibieron refugiados del otro país”, indica Rinke.
“A Brasil llegaron más inmigrantes, pero en Chile se sintió más. Es la inmigracion mejor evaluada por la sensibilidad de la población en general”, dice Joaquín Fermandois. Los colonos aportaron “nuevas formas de economía, de industria, de modernización del agro, en la educación, en la cultura y más adelente en la política”, agrega el historiador chileno. “Ellos fueron para quedarse, trabajar, adoptar el país como segunda patria e integrarse a la sociedad chilena, mientras que inmigrantes de otros países solo estuvieron de paso”, destaca Rinke.
Educación, cultura, política
El proceso es palpable en lugares como Frutillar, a orillas del lago Llanquihue. El director (s) del La Dirección Museológica de la Universidad Austral de Chile, Simón Urbina, destaca que “la colonización fue un aporte a la diversidad y plurietnicidad de nuestra sociedad y dejó huella en variadas manifestaciones del patrimonio, como la integración de distintas tecnologías y tradiciones de trabajo y carpintería, que se expresan en la arquitectura en todo el sur de Chile y les dan un sello particular y reconocible a sus habitantes”.
“Muchos inmigrantes con formación científica aportaron a caracterizar la geografía natural de la naciente República de Chile. El naturalista Rudolph Armandus Phillipi destacó por sus expediciones a todo el territorio nacional y por el estudio sistemático de la botánica chilena”, agrega Urbina.
A fines del siglo XIX se llegó a hablar del “embrujamiento aleman”, por el gran número de expertos en distintas áreas que enseñaban en Chile. Emblemático es el caso del General Emilio Körner, quien a principios del siglo XX profesionalizó el ejército chileno con un modelo prusiano, y el de los maestros germanos que fundaron el Instituto Pedagógico.
Apertura y personajes indeseados
En medio de crisis internacionales, el hecho de que Chile permaneciera neutral durante la Primera Guerra Mundial y el rápido restablecimiento de las relaciones después de la Segunda, contribuyeron a reforzar los vínculos. “Esto fue valorado en Alemania –destaca Fermandois-. Los diplomáticos quedaban sorprendidos de la alta valoración de lo alemán y de Alemania que tenían en Chile, algo que existe hasta hoy”.
Sin embargo, una actitud abierta hacia los alemanes y la falta de controles estatales abonaron el terreno para la llegada de personajes cuestionables, como Paul Schäfer, en 1961. A juicio del historiador chileno, “éste es un punto negro en las relaciones”.
A pesar de tener una denuncia por pedofilia en Alemania, Schäfer no tuvo dificultades para conseguir un terreno y fundar Colonia Dignidad, escenario de abuso de menores y violaciones a los derechos humanos. “Este criminal fundó esta secta religiosa, lo que fue un problema bilateral –dice Rinke-. Ahora tenemos una gran duscusión sobre la responsabilidad de los diplomáticos alemanes en este asunto”.
Refugio en Alemania... y Chile
Alemania fue el destino de muchos chilenos exiliados tras el golpe militar de 1973. Los partidos de izquierda en ambas Alemanias dieron acogida a los refugiados, como la actual presidenta chilena, Michelle Bachelet, quien residió en la RDA entre 1975 y 1979.
“Desde la perspectiva alemana, Chile era visto como un país mítico, donde había una nueva forma de fascismo y una fuerte disputa, pues en el contexto de la Guerra Fría también había voces que defendían a Pinochet por combatir el comunismo. Chile era como un símbolo para la política interna alemana”, reflexiona Rinke. Con la llegada de los refugiados, se conoció lo que ocurría en Chile, lo que motivó a muchas organizaciones sociales a trabajar en contra de la dictadura en un gran movimiento de solidaridad.
“La admiración por lo alemán es transversal en Chile. Cierta parte de la izquierda chilena tomó a la Alemania Oriental como modelo.Ya desde antes del gobierno de Salvador Allende (1970-1973), ese país ayudaba a la izquierda chilena y después eso se incrementó más con el exilio. Paradójicamente, eso sería decisivo en la evolución chilena, porque una parte de la izquierda aprendió lo que era de Alemania occidental, y la otra, en la Alemania Oriental, se desengañó del régimen”, apunta Fermandois.
´Cuando Chile recién retornaba a la democracia, ambos países vivieron una complicada crisis diplómatica. Erich Honecker, ex jerarca de la disuelta RDA, se refugió en la embajada chilena en Moscú y luego vivió el exilio en Chile, donde vive una hija suya. Fue recibido en 1991 por razones humanitarias, debido al cáncer que padecía y murió un año más tarde. Su mujer, Margot, falleció en mayo pasado.
Aprovechar oportunidades
El presente y futuro de las relaciones entre los dos países está marcado por los aspectos académico, comercial y político. “Para Alemania, Chile es un socio muy estable en una región donde, por las crisis políticas y económicas de los últimos años, había mucha inestabilidad. Las relaciones comerciales se han desarrollado, pero falta mucho por mejorar”, señala Stefan Rinke.
Los expertos coinciden en que la tendencia del país sudamericano a orientarse hacia el mundo anglosajón puede restar buenas oportunidades. “Tenemos muy buenos contactos y oportunidades entre los países, pero podríamos hacer más para establacer programas académicos y de investigación conjuntos –agrega -. Ya hay varios, pero si se mide la importancia de Chile en el contexto latinoamericano y del comercio chileno-alemán, deberíamos intensificar las relaciones académicas, que siempre han sido un fuerte fundamento de nuestros vínculos”.