Cierre de Gobierno de Trump lleva a nuevos extremos
24 de enero de 2019El comandante de la Guardia Costera de Estados Unidos se dirigió a Twitter para decir que encuentra "inaceptable" que su organización "deba confiar en las despensas de alimentos y donaciones para sobrevivir la vida cotidiana". La Guardia Costera, encargada de proteger la vasta costa de Estados Unidos, es la única rama militar del Departamento de Seguridad Nacional y, por lo tanto, es directamente afectada por el cierre. La Guardia Costera ha continuado con sus tareas cruciales hasta ahora, pero no ha podido pagar a sus más de 40.000 miembros en servicio activo.
El jefe de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), que está a cargo de las inspecciones de seguridad de los alimentos y la aprobación de nuevos medicamentos, describió el cierre parcial del Gobierno como la "mayor crisis operativa" que su agencia ha enfrentado. Después de terminar inicialmente los controles de alimentos debido a la falta de fondos, la agencia ha llamado recientemente de vuelta a algunos empleados para que reinicien las inspecciones de alimentos de alto riesgo. Los empleados, ya sea obligados a quedarse en casa o volver para mantener el suministro de alimentos de Estados Unidos lo más seguro posible, están trabajando sin paga.
La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), que supervisa la seguridad aeroportuaria, reconoció el fin de semana pasado que "muchos empleados reportan que no pueden presentarse al trabajo debido a limitaciones financieras". Mientras que la TSA fue oficialmente cerrada por el cierre, unos 50.000 de sus empleados de seguridad aeroportuaria son considerados "esenciales" y han sido llamados para trabajar sin paga. Pero como los empleados de la TSA se encuentran entre los trabajadores gubernamentales peor pagados, muchos simplemente no tienen los medios financieros para trabajar sin sueldo y, en cambio, han comenzado a buscar otros trabajos.
El cierre se está transformando en riesgo de seguridad nacional
Estos tres ejemplos -y hay muchos más- muestran que el cierre de Gobierno más largo en la historia de Estados Unidos se está convirtiendo ahora en una amenaza para la seguridad nacional. No es para criticar el trabajo de las decenas de miles de trabajadores públicos que continúan reportándose al servicio, incluso sin la más mínima perspectiva de cuándo se les pagará nuevamente.
Por el contrario, su sentido de lealtad y compromiso de hacer todo lo que puedan para mantener a los ciudadanos seguros y al país en andando debe ser aplaudido. Pero es obvio que operar con un mínimo de personal no remunerado y sin un presupuesto por un período de tiempo extendido está destinado a aumentar los riesgos de percances o errores en funciones críticas del Gobierno.
El cierre también se ha convertido en una vergüenza internacional. Justo como la epidemia de violencia con armas de fuego en Estados Unidos, el paralizante cierre de Gobierno del país tiene al mundo observando con la clase de fascinación humillante con la que uno observa un choque de trenes en cámara lenta.
¿Cómo es que el país más poderoso del mundo se está haciendo esto a sí mismo por un muro fronterizo? ¿Por qué Estados Unidos perjudica a sus 800.000 empleados públicos afectados directamente, millones afectados indirectamente y la economía y la seguridad de la nación?
No se puede culpar solo a Trump
La respuesta obvia es Donald Trump. Y no sería incorrecto. Se jactó antes del cierre de sentirse orgulloso de desencadenarlo si eso es lo que se necesita para obligar a los demócratas a financiar su promesa de campaña de construir un muro a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México. Y también ha dejado bastante claro durante que no podía importarle menos la creciente difícil situación de los trabajadores públicos afectados.
Sin embargo, es importante comprender el contexto más amplio en el que la movida podría llegar a ser palpable para los legisladores republicanos que la respaldan y, por lo tanto, la habilitan. Los republicanos han albergado durante mucho tiempo el sentimiento de que el Gobierno federal es demasiado grande, demasiado costoso, demasiado ineficiente y demasiado intrusivo. En su primer discurso inaugural, el expresidente e ícono conservador Ronald Reagan dijo que "en esta crisis actual, el Gobierno no es la solución al problema, el Gobierno es el problema".
Dada la larga hostilidad del Partido Republicano hacia el Gobierno, por lo tanto, no es gran sorpresa que Trump haya llevado este sentimiento hacia nuevos extremos. Su cierre es el más largo en la historia de Estados Unidos y la razón uno de los fundamentos más absurdos para causar un daño tremendo al país.
Tocar fondo no existe
Pero no es solo Trump quien presiona el cierre. Los propios impulsos antigubernamentales del presidente se han visto estimulados recientemente por la llegada de su nuevo jefe de Gabinete en funciones, Mick Mulvaney. En su cargo anterior, el exlegislador del Tea Party ha hecho todo lo posible por neutralizar a la Oficina de Protección Financiera del Consumidor. Y en su nuevo puesto, Mulvaney, un ávido defensor de reducir el tamaño del Gobierno federal, es supuestamente uno de los principales partidarios de la postura sin compromiso de Trump con respecto al cierre.
Con este telón de fondo, y la naturaleza cada vez más personal del ir y venir de Trump con la líder de los demócratas en la Cámara de los Representantes, Nancy Pelosi, una salida de esta crisis sin precedentes parece difícil. Sin embargo, eso no significa que finalmente hayamos tocado fondo en la relación entre Trump y los demócratas. Con este presidente, simplemente no se toca fondo.
(rrr/cp)
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