Cincuenta días de secuestro y la zozobra empresarial

Cincuenta días de secuestrados llevan los ingenieros alemanes. El que todas los esfuerzos que según fuentes gubernamentales se está haciendo por liberarlos no hayan surtido efecto pone de manifiesto, una vez más, la inestable situación del Irak "democratizado" por la guerra de Estados Unidos y sus aliados.

En Irak, que fuera por largos años algo así la tierra prometida para las empresas alemanas, quedan pocas empresas alemanas ya. Para la reconstrucción del país mesopotámico se ha preferido a empresas de los países que conformaron la coalición de los dispuestos. A Alemania con su -por lo menos en la fachada- rotundo "no" a la guerra contra Irak, le ha tocado muy poca parte del pastel.

El empresariado mejor con Saddam

Carreteras y autopistas, aeropuertos, plantas industriales y mucho más encargó por largos años Saddam Hussein a las empresas alemanas. Y éstas hicieron fortuna y nombre en la región. Es más, la fama de las constructoras germanas sobrevivió el empeoramiento de las relaciones comerciales y las sanciones a Irak después de la invasión a Kuwait y la primera guerra del Golfo. A partir de entonces, pocos y muchas veces ilegales fueron los contratos para los alemanes.

Esperanzas frustradas

Teniendo aún presente en la memoria los tiempos de vacas gordas, el empresariado alemán esperaba su retorno después de la caída de Saddam Hussein y de la masiva destrucción del parque industrial y la infraestructura del país. Sin embargo, el gran negocio no llegó, pues Alemania no formó parte de la "coalición de los dispuestos", y los contratos millonarios fueron destinados a manos norteamericanas , y en menor parte a manos británicas, como lo demuestra un nuevo estudio publicado por el diario The Independent y elaborado por la organización no gubernamental Corporate Watch. 61 empresas británicas habrían conseguido contratos sustanciosos sobre todo en el ramo de la seguridad. Para la reconstrucción física de Irak, los contratos millonarios le han tocado a las empresas norteamericanas, a la cabeza de las cuales está la texana Halliburton Corporation.

Si bien en la primera fase de la reconstrucción, las ofertas alemanas no tenían ninguna opción de ser aceptadas, entretanto como subcontratantes de empresas norteamericanas su volumen de negocios ha mejorado. Sin embargo, de una bonanza no se puede hablar.

A comienzos de 2004 eran apenas 100 empresas, y después de los secuestros -también de alemanes entre ellos, los más sonados el de Susanne Osthoff y los dos ingenieros de los cuales aún no se sabe el final- las empresas alemanas apenas sobrepasan la docena. Y la mayoría de ellas están en el norte kurdo de Irak. Allí reina, descontando el secuestro de los dos ingenieros, relativo orden y seguridad y los representantes nacionales pueden trabajar a favor de los intereses alemanes. Amman es otro de los emplazamientos, desde donde los alemanes manejan su porción del pastel de los negocios, sin poner en peligro al personal alemán. Algo que desde los secuestros se ha vuelto imprescindible.