Alemania: terrorismo de extrema derecha
13 de noviembre de 2011Este domingo (13.11.2011), durante una visita a la ciudad de Leipzig, la canciller alemana, Angela Merkel, admitió sentirse preocupada por lo que puede esconderse detrás de diez asesinatos atribuidos a un comando neonazi, cometidos en la última década en distintas partes de Alemania. El caso deja en evidencia estructuras y procedimientos “que no podíamos imaginar. Por eso debemos prestar atención siempre a cualquier forma de extremismo”, acotó la jefa del Gobierno germano.
El ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, secundó a Merkel, calificando los asesinatos por primera vez como actos de terrorismo. “Al parecer estamos lidiando con una nueva forma de terrorismo de extrema derecha”, dijo Friedrich, aludiendo a los resultados parciales de las investigaciones. Ellas sugieren que una misma célula neonazi le quitó la vida a ocho pequeños empresarios turcos y a uno griego, entre los años 2000 y 2006, y a una policía alemana, en 2007. Ninguno de esos casos había sido resuelto.
Los tres presuntos asesinos no eran del todo desconocidos para las autoridades alemanas. En la década de los noventa se les vinculó con el grupo de extrema derecha Defensa de la Patria, de Turingia; pero la policía les perdió el rastro. “Esto demuestra la tendencia de este y otros Gobiernos a ignorar el extremismo de derecha y el peligro que representan su ideología y su estructura”, señaló la presidenta del partido Los Verdes, Claudia Roth, el sábado (12.11.2011). De confirmarse las sospechas de los investigadores, éste sería uno de los peores casos de violencia neonazi en Alemania desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Se autodenominaban Clandestinidad Nacionalsocialista
Los investigadores comenzaron a relacionar los asesinatos cuando dos de los tres sospechosos, Uwe M. y Uwe B., aparecieron muertos en un automóvil que ellos mismos incendiaron, inmediatamente antes de suicidarse con una pistola. Los dos neonazis acababan de robar un banco –su fuente de financiamiento, según el semanario Der Spiegel– cuando se percataron de que varios policías les habían seguido la pista. El arma reglamentaria de la agente asesinada fue hallada en el automóvil de los dos hombres.
La tercera integrante del grupo neonazi, Beate Z., fue arrestada el 8 de noviembre, acusada de haber prendido fuego a la casa que los tres compartían en la ciudad alemana de Zwickau, Estado federado de Sajonia, con la intención aparente de destruir toda información comprometedora. Der Spiegel informó que la pistola con que se mató a los nueve inmigrantes fue encontrada en la vivienda común. Otro hallazgo importante: un video de quince minutos con testimonios de los neonazis.
En el video, el trío –autodenominado Clandestinidad Nacionalsocialista– confiesa haber asesinado a los empresarios y a la agente policial, muestra fotografías de algunas de las víctimas y se atribuye otros atentados; entre ellos, la explosión de una bomba en 2004 que dejó heridas a 22 personas en una calle de Colonia habitada sobre todo por inmigrantes turcos. El grupo advierte en la grabación que, “si no se producen cambios fundamentales en la política, la prensa y la libertad de expresión”, consumaría nuevos ataques.
¿Están implicadas fuerzas de seguridad alemanas?
Los diez asesinatos ya habían causado cierto grado de conmoción en Alemania, pero el nuevo giro que han tomado las averiguaciones pertinentes convierte el asunto en un delicado tema de política interior; no solamente porque vuelve a poner de manifiesto la inconsistencia de la lucha contra la violencia racista y xenófoba practicada sistemáticamente por la ultraderecha, un reproche que se le hace al Estado, en general, sin que nadie dé un paso al frente para responder por las omisiones. Sino porque, en este caso, instituciones concretas podrían terminar asumiendo responsabilidades.
Apartando el arresto de una cuarta persona, sospechosa de haber facilitado su permiso de conducir y hasta su pasaporte para apoyar las actividades de los neonazis en cuestión, lo que acaparó la atención de la opinión pública alemana este 13 de noviembre fue el reportaje del diario Bild, según el cual nuevos indicios apuntan incluso a que los neonazis podrían tener cómplices en las fuerzas de seguridad, que podrían estar implicadas en los crímenes cometidos por el grupo Clandestinidad Nacionalsocialista o, cuando menos, haber estado al tanto de ellos, lo que explicaría que lograran actuar durante más de diez años sin ser descubiertos.
Citando a fuentes gubernamentales –entre ellas, el experto en asuntos de política interior, Hans-Peter Uhl–, el periódico alemán reportó el decomiso de documentos de identidad en la casa de los neonazis que, por lo general, sólo son obtenibles por investigadores secretos que trabajan de incógnito para el servicio de inteligencia germano. La ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, dijo que sería necesario aclarar cómo se había desarrollado la actuación del servicio secreto en el seno de las organizaciones de extrema derecha en la última década; el PKG, el Gremio Parlamentario de Control, que supervisa el trabajo del Ejecutivo y de los servicios de inteligencia, se dedicará a esa tarea en los próximos días.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Claudia Herrera Pahl