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Colombia: callejón sin salida militar

Dirk Eckert/ERS7 de marzo de 2008

Sin perspectivas de solución militar, el conflicto colombiano requiere una salida política, opinan entendidos alemanes. Que las FARC estén catalogadas como grupo terrorista -también en la UE- no sería impedimento para ne

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Marcha en contra de la violencia, en Bogotá.Imagen: AP

Cientos de miles de personas salieron una vez más a las calles, en Colombia y otros países, para manifestarse esta vez contra los crímenes de los paramilitares. La protesta no fue tan masiva como la de semanas atrás contra las FARC, pero, dejando de lado los aspectos ideológicos, el objetivo de fondo es sin duda poner en evidencia el dolor y el repudio de un pueblo contra una violencia que ha dejador huellas desgarradoras en las últimas décadas: millones de desplazados, miles de desaparecidos, asesinados y secuestrados. La guerrilla y los paramilitares son dos caras de la misma medalla de destrucción y muerte.

Kolumbien Demonstration
Defensores de derechos humanos despliegan fotos de las víctimas en Medellín.Imagen: AP

Implicación en el narcotráfico


“El conflicto fue en su origen un conflicto político”, señala Carsten Wieland, quien está a cargo de la sede colombiana de la Fundación Konrad Adenauer, cercana a la Unión Cristiano-Demócrata alemana (CDU). Ahora, sin embargo, ya no ve a las FARC como una organización política: “Ello se concentran en el tráfico de drogas”, indica, manifestando dudas de que se desarrollen siquiera discusiones políticas las FARC. “Ideológicamente se han quedado estancadas en los años 60/70”, opina.

La FARC está involucrada efectivamente en el negocio de la droga. Pero no es la única agrupación que gana dinero con ella, subraya Raúl Zelik, analista y escritor (“El amigo armado”). Él todavía considera a las FARC como una agrupación política. “Las FARC no son una banda, sino una organización política que lucha por reformas sociales”. No obstante, reconoce que entretanto son “extremadamente militaristas y autoritarias”.

Rebeldes sin pueblo

Las FARC mismas no se consideran terroristas, sino una organización beligerante y catalogan a sus rehenes de prisioneros de guerra. Eso ya no convence siquiera a la izquierda política de América Latina. En el año 2002, intelectuales como Isabel Allende denunciaron en una carta abierta la “violación de derechos humanos fundamentales” y exigieron la inmediata liberación de todos los secuestrados.

Anti FARC Demonstration in Montevideo
Manifestación contra las FARC, el 4 de febrero.Imagen: AP

Los expertos concuerdan en que las FARC no cuentan con bases masivas en Colombia, Con regularidad se llevan a cabo en el país manifestaciones masivas en su contra y, si se presentaran a elecciones, obtendrían entre un 1 y un 5% de los votos, dependiendo de las estimaciones. Algo diferente es el panorama en lo tocante a su raigambre en determinados grupos sociales. “Una parte del campesinado, que no tiene acceso a la tierra, se ha sumado a las FARC”, señala Pedro Morazán, investigador del instituto Südwind.


Solución política


Consenso existe entre los entendidos en cuanto a que sólo una solución política podrá poner fin al conflicto entre las FARC y el gobierno. Wieland estima que las FARC no podrían ganar por la vía militar. “Las FARC tienen estructuras militares decimonónicas y luchan contra un ejército del siglo XXI”, afirma. Sin embargo, a su juicio tampoco el gobierno podrá derrotarlas. “La vía de la legalización es la única solución, opina también Morazán. Pero, para ello, el gobierno tendría que reconocer que no puede vencerlas militarmente.


Claro que también la Unión Europea ha incluido a las FARC en su lista de organizaciones terroristas. Tal hecho, sin embargo, no sería un obstáculo en opinión de Wieland. A su juicio, “en el momento en que las FARC entren en negociaciones políticas se las podría borrar de la lista”.