Dudosa Constitución en Hungría
18 de abril de 2011Como era de esperar, la nueva Constitución de Hungría ha sido aprobada por el Parlamento. Con dos tercios de los legisladores, la Carta Magna redactada por Fidesz, el partido nacionalista de derecha del primer ministro Víctor Orban, tenía pavimentado el camino.
La nueva Constitución -que obtuvo de un total de 386 votos posibles, 262 a favor y 44 en contra- será ratificada por el presidente el 25 de abril y entrará en vigor el 1 de enero de 2012. Ni socialistas ni ecologistas participaron en la votación.
Puntos dudosos
Colectivos ciudadanos húngaros han salido a las calles a protestar contra la nueva Constitución, cuyo objetivo es, en su opinión, concentrar poder en manos del actual primer ministro y su partido. Que la nueva Carta Magna ponga el acento en Dios, el cristianismo, la corona y el orgullo por la historia del país son elementos que no conjugan con los valores europeos, opinan. Tonos de extremo nacionalismo ven los críticos en esto.
Hungría preocupa a sus socios
Especialistas en derecho de la Unión Europea critican el texto, sobre todo porque reduce el campo de acción del Tribunal Constitucional.
A cargo de la presidencia rotativa semestral de la Unión Europea desde el 1 de enero, Hungría llamó la atención en círculos europeos desde el primer momento: a comienzos de año, una controvertida ley de medios tuvo que ser enmendada a instancias de la Comisión Europea, después de duras críticas generalizadas.
Por otro lado, una anunciada amplia estrategia para enfrentar el problema de las relegadas etnias gitanas –un 2 por ciento de la población húngara- ha quedado sólo en declaraciones bien intencionadas. Ahora, la nueva Constitución viola derechos fundamentales de los ciudadanos, por ejemplo instaurando la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, dicen los críticos.
“Como sabemos de muchos otros países en donde se han llevado a cabo procesos constitucionales: la consulta debe ser amplia, tiene que ser discutida Sólo así una Cnstitución tiene probabilidades de estabilizar un país”, afirma el parlamentario europeo Alexander Graf Lambsdorff de la bancada liberal.
“Todo está confeccionado a la medida del partido gubernamental”, se admira por su parte la parlamentaria Barbara Lochbihler, de Los Verdes.
La nueva Constitución -que reemplaza la de 1949 enmendada en 1989- permitiría, por ejemplo, al actual primer ministro, en caso de una derrota en las urnas en 2014, disolver el Parlamento y convocar a nuevas elecciones.
Werner Hoyer, secretario de Estado alemán de Asuntos Exteriores, expresó su preocupación por las medidas del Gobierno de Budapest: la aprobación de esta Constitución acentúa las dudas pues refleja una visión que “se conjuga difícilmente con los valores de la Unión Europea”.
Autora: Mirra Banchón (dpa/efe/dlf)
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