Alemania consume
18 de diciembre de 2011Cuando hasta la máxima autoridad del Fondo Monetario Internacional (FMI) describe las perspectivas inmediatas de la economía mundial como “bastante sombrías”, es comprensible que a buena parte de los europeos los embargue el temor de cara al futuro. La directora de esa entidad, Christine Lagarde, ha hecho énfasis en que, de estallar, la recesión que se avista en el horizonte tendrá un carácter global, no regional; pero los habitantes del Viejo Continente saben que el epicentro de la actual crisis financiera se halla bajo sus pies.
El diario alemán Süddeutsche Zeitung acaba de pasar revista a lo acontecido desde la gran cumbre europea del 9 de diciembre. Aunque el mensaje emitido por la cúpula del bloque comunitario era el de que Europa había sido salvada, sigue habiendo dudas en torno a la viabilidad de sus acuerdos y a la velocidad con que éstos se pueden llevar a la práctica para atenuar el nerviosismo que las crisis fiscales europeas generan en los mercados financieros. La ampliación de los recursos del FMI, por ejemplo, no debe darse por sentada todavía.
Los Estados europeos y algunos de los países industrializados no comunitarios más grandes están dispuestos a prestarle hasta 200.000 millones de euros al FMI para poner coto a la crisis de las deudas europeas. Pero otras naciones, entre ellas Estados Unidos –el mayor inversionista en el seno de la institución–, han dejado claro que no tienen la intención ni la capacidad de aportar mayores recursos para rescatar a Europa, con todo y que el posible desmoronamiento de la zona euro sería muy dañino para sus respectivas economías.
El poder de los consumidores
Sin embargo, de momento, no todos los europeos contemplan el porvenir con pesimismo. En Alemania, la mayoría de los empresarios parece haberse percatado de la crisis a través de los medios, no por haberla vivido en carne propia. El periódico germano Frankfurter Allgemeine Zeitung ha expuesto el caso de la industria eléctrica local –con 8 por ciento de crecimiento económico en 2011 y un pronóstico de 3 por ciento para 2012, aún si los encargos no aumentan en el próximo año– como representativo del apogeo comercial alemán.
Y todo aquel que visite centros comerciales y tiendas por departamento en los días previos a la Navidad se dará cuenta de que los locales están tan llenos como en otros años; otro indicio de que, al menos en Alemania, el consumo no se ha retraído ante la amenaza de una recesión inminente. De hecho, los expertos de Ifo, el instituto muniqués para la investigación económica, cuentan con que serán las compras privadas de los ciudadanos las que impulsarán el crecimiento económico en 2012, evitando que Alemania sufra una recesión.
¿Exceso de optimismo? Para nada. Aunque no cree que el próximo año sea peor para Alemania que el 2008, en términos de crecimiento económico y productividad, el presidente del instituto Ifo, Hans-Werner Sinn, ha subrayado que “el auge económico llegó a su fin”. A su juicio, la crisis de las deudas europeas y la ralentización de la economía mundial han llevado a que las empresas realicen menos inversiones. El consumo privado sólo podrá salvar a Alemania de la recesión, si esos factores no arrecian en los próximos meses.
“Suave recesión”
El instituto Ifo prevé que la economía de la zona euro se retraerá en un 0,2 por ciento. El Banco Central Europeo (BCE) secunda ese pronóstico y habla de una “suave recesión”, una estimación que alude, ante todo, a los países del sur de Europa que ya se encuentran en recesión. Al presidente del BCE, Mario Draghi, le preocupa sobre todo el financiamiento de las empresas en un momento en que los bancos, temerosos ante cualquier riesgo, están poco dispuestos a ofrecer créditos. Está por verse si el consumo privado conserva su ímpetu pese al retroceso de las inversiones en las empresas.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Claudia Herrera Pahl