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PolíticaPolonia

Polonia tras ocho años del PiS: un país polarizado

Monika Sieradzka
26 de septiembre de 2023

Polonia elige nuevo Parlamento a mediados de octubre. Tras ocho años de gobierno, el PiS deja un país polarizado. El partido hizo controvertidas reformas en áreas clave como la Justicia y los medios, y no para bien.

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Polonia: una mano alzada con el singo de la paz, ante una bandera polaca.
Polonia: muestra de solidaridad con el juez Igor Tuleya, que fue suspendido en 2020 por no acatar la polémica reforma judicial.Imagen: Beata Zawrzel/NurPhoto/picture alliance

Una controvertida reforma judicial, enfrentamientos con la Unión Europea, una prohibición casi total del aborto, medios fieles al gobierno y caros programas sociales: durante ocho años, el partido Derecho y Justicia (PiS) gobierna en Polonia, y con su política ha cambiado a la sociedad, al Estado y a los medios. Aunque no ganase las elecciones parlamentarias del 15 de octubre, sin duda ha dejado huellas.

El imán de los programas sociales

Los claros ganadores de las políticas del PiS son los aproximadamente tres millones de familias con hijos que reciben la asignación por hijo, introducida por primera vez en Polonia en 2016. El PiS promete que el programa "500 Plus” (de 500 eslotis, unos 110 euros mensuales) por cada hijo, ahora será "800 Plus”, de unos 170 euros por mes.

Los jubilados son otro grupo beneficiado: desde 2016 hasta 2023, las pensiones aumentaron varias veces, y se pagó un aguinaldo jubilatorio ("Jubilación 13”). Ahora, el PiS promete la "Jubilación 14”, a partir de 2024. Si ganara otro partido, debería pensar muy bien si anula esos pagos extra, aunque les salgan caro al Estado.

Políticos del PiS en empresas clave

Las empresas estatales reparten otra vez regalos de campaña. Daniel Obajtek, jefe de la petrolera estatal Orlen y miembro del PiS, redujo tanto los precios de la gasolina, que estos llegaron a estar por debajo del precio de mercado. Se espera que los precios vuelvan a subir tras los comicios. En un lapso de dos años, Obajtek pasó de ser alcalde de un pueblo a jefe de la petrolera estatal y persona de confianza del presidente del PiS, Jaroslaw Kaczynski. Un ejemplo de cómo el PiS coloca a miembros de su partido en posiciones clave del Estado, según críticos.

La Justicia, bajo el control del PiS

Uno de los casos más prominentes de cargos ocupados por miembros del PiS es el de la exdiplomática y jurista Julia Przylebska, elegida como presidenta del Tribunal Constitucional a finales de 2015. Un caso controvertido, porque algunas etapas del procedimiento habitual fueron pasadas por alto. El salto profesional de Przylebska es símbolo de la reestructuración estratégica del Poder Judicial que el PiS ha estado impulsando desde su primer mandato, a fin de aumentar su influencia e implementar leyes en su interés. En 2020, el juez Igor Tuleya fue suspendido por haber permitido a los medios de comunicación el acceso a una audiencia celebrada en 2017 para enjuiciar la legalidad de la sesión parlamentaria en la que se aprobaron los presupuestos del Estado de 2018. Según Tuleya, en la sesión no había participado la oposición. En 2020, fue exonerado, e incluso el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) calificó en julio de 2021 de "tribunal no establecido de manera legal" al Tribunal Supremo polaco. Pero el caso de Igor Tuleya es símbolo de las limitaciones impuestas por el PiS a los representantes de la Justicia en Polonia.

La reforma judicial es la más pesada herencia que deja el PiS luego de ocho años en el poder. Es criticada también por la UE porque pone en peligro la independencia de la Justicia al subordinar a jueces y fiscales al control del gobierno. La UE ha iniciado varios procedimientos constitucionales contra Polonia, le ha impuesto multas y ha retenido fondos. El país todavía no ha recibido ninguna ayuda de la UE para el coronavirus. El PiS intenta restar importancia a la falta de miles de millones, pero a largo plazo esto podría suponer un grave problema económico para Polonia.

"Todo lo que quiero para Navidad es una Polonia democrática", dice el cartel sostenido por una persona en una protesta de 2021.
"Todo lo que quiero para Navidad es una Polonia democrática", dice el cartel en una protesta de 2021.Imagen: Beata Zawrzel/NurPhoto/picture alliance

Los medios como instrumento de propaganda del PiS

Los medios públicos pasaron a estar bajo el control del gobierno desde finales de 2015, y transmiten una imagen completamente positiva del PiS, colocando en su agenda temas importantes para el partido. Los periodistas que no quisieron someterse a ello fueron despedidos u obligados a renunciar.

Como si eso no hubiera sido suficiente, el PiS pidió una "repolonización”·de los medios. En diciembre de 2020, la petrolera estatal Orlen anunció la adquisición de la empresa mediática Polska Press al grupo editorial alemán Passau. De ese modo, Orlen obtuvo el control editorial de 20 diarios locales, 120 revistas semanales y 500 portales de internet. Poco a poco, las jefaturas de redacción fueron ocupadas por periodistas cercanos al PiS.

Por el contrario, los periodistas de medios independientes como la liberal Gazeta Wyborcza son bombardeados con demandas judiciales y, por tanto, intimidados. Además, las instituciones estatales ya no colocan anuncios en los medios críticos con el gobierno, lo que significa que los ingresos por publicidad, una importante fuente financiera para muchos medios de comunicación, se han derrumbado. El periodismo crítico con el gobierno está significativamente debilitado después de ocho años de PiS.

Contra la comunidad LGBTQ, los migrantes y el aborto

El PiS trata de inclinar a su favor a la opinión pública polaca agitando contra dos grupos en particular: los migrantes y las personas queer , que el presidente polaco, Andrzej Duda, miembro del PiS, describió en 2020 como "no personas, sino una ideología”.

La propaganda contra los migrantes es parte fundamental de la agenda del PiS. Según el partido gobernante, son un peligro para los valores liberales de Occidente y, sobre todo, para los valores católicos y tradicionales de Polonia.  Sin embargo, durante la campaña electoral salió a la luz que altos funcionarios estatales habrían vendido visados ​​Schengen a inmigrantes de países musulmanes a través de terceros.Muchos ven esto como una prueba de la doble moral del PiS. Su campaña contra los extranjeros reforzó en los últimos años al partido de extrema derecha Konfederacja, que podría convertirse en la tercera fuerza política en el país.

Leyes restrictivas contra el aborto

Como parte de su herencia, el PiS también deja el endurecimiento de la legislación sobre el aborto, que ya era una de las más restrictivas de Europa. En octubre de 2020, a pesar de masivas protestas, el Tribunal Constitucional presidido por Julia Przylebska aprobó una ley que sólo permite abortos en casos de violación, y si existe riesgo para la vida o la salud de la madre. El nuevo reglamento obliga a las madres a dar a luz a niños con discapacidades graves, incluso si no tienen posibilidades de sobrevivir. A eso se suma la muerte de varias mujeres embarazadas a las que se les negó un aborto en hospitales. Muchos médicos temen realizarlo porque pueden ser penalizados.

Tensiones con Ucrania

Durante mucho tiempo, el gobierno de Polonia ayudó a Ucrania. La relación entre ambos países nunca fue fácil, pero tras la invasión rusa a Ucrania, millones de ucranianos huyeron hacia Polonia. Hoy viven allí cerca de un millón de refugiados ucranianos. Además, Polonia fue uno de los primeros países en prestar ayuda militar a la vecina Ucrania y en apelar a la OTAN para que enviara armamento allí.

Sin embargo, desde hace un tiempo, se observa una fisura en la amistad polaco-ucraniana. Por ejemplo, Polonia prolongó unilateralmente el embargo de la UE al grano ucraniano, evidentemente, para ganar votos de los agricultores polacos, que protestan contra las importaciones de cereal ucraniano.

En muchas otras áreas, podrían ser necesarios años para revertir las reformas del PiS y restaurar una democracia liberal con un poder judicial y unos medios de comunicación libres. Y, si el PiS vuelve a ganar las elecciones del 15 de octubre, muchos polacos liberales temen que pueda reestructurar aún más el Estado, los medios de comunicación y la sociedad.

(cp/ers)

Corrección: Según las últimas cifras, unos 970.000 refugiados ucranianos viven actualmente en Polonia. Esto es: cerca de un millón y no 1,2 millones como se indicaba en el texto original. En consecuencia, la cifra fue corregida a la baja (2.10.2023).