Convenios contra la violencia de género: la hora del europeo
5 de octubre de 2023"El Convenio de Estambul contempla todas las formas de violencia contra las mujeres. Es el instrumento legalmente vinculante más completo a nivel europeo; porque no enfoca solo la persecución sino la prevención", explica a DW Maria Eugenia Rodríguez Palop, vicepresidenta de la Comisión de la Mujer en la Eurocámara,
"Es un gran paso adelante, indudablemente. Se consiguió aprobar un instrumento que estaba bloqueado desde hacía años", puntualiza Rodríguez-Palop, jurista y eurodiputada por España.
El bloqueo
Presentado en Estambul en 2011, este Convenio del Consejo de Europa, entró en vigor en 2014. En 2016, la Comisión Europea propuso adherirse, pero su ratificación fue bloqueada por años por reticencias de algunos países. Aducían, por ejemplo, incompatibilidad con sus constituciones. Hasta la fecha, seis Estados de la UE no lo han ratificado: Bulgaria, Chequia, Hungría, Letonia, Lituania y Eslovaquia. ¿Por qué?
En este texto internacional, se define jurídicamente la violencia contra la mujer y se establece un amplio marco de medidas y políticas para prevenirla, apoyar a las víctimas y castigar a los agresores. Basándose en un análisis sociológico y estructural de las violencias contra la mujer -pública, estatal, doméstica-, el convenio propone acometer los patrones que las legitiman o las exacerban. Esto sus críticos lo llaman "ideología de género".
"La expresión en sí misma es malintencionada e inaceptable", explica Rodríguez-Palop, que ha liderado la insistencia de la Eurocámara por la ratificación de este convenio. "Pretende decir que cualquier tipo de práctica feminista -a nivel educativo, institucional o gubernamental- es distorsionar la realidad. Y, según la extrema derecha, significa querer sacar a las mujeres del 'espacio natural' que les ha sido adjudicado", agrega.
El convenio americano
"El Convenio de Estambul es similar a la Convención de Belem do Pará (1994). Para nuestro continente, ha sido muy importante para reconocer la violencia contra las mujeres como una violación de derechos humanos que los Estados deben prevenir, erradicar y sancionar", explica a DW, por su parte, Morena Herrera, filósofa y activista feminista de El Salvador.
"La Ley Especial Integral para una vida sin violencia, que entró en vigor en enero de 2012, tiene asidero en Belem do Pará y ha hecho posible la creación de tribunales especializados. Son instrumentos valiosos para lo que tiene que ver tanto con el papel de los Estados como con lo que la ciudadanía puede esperar o exigir", dice Morena Herrera.
No obstante, las desapariciones forzadas, los feminicidios, los embarazos adolescentes, las condenas por osar decidir sobre su propio cuerpo dan fe de que el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia está bastante lejos de ser realidad, a pesar de que todos los países del continente han ratificado la convención interamericana.
¿Es un convenio internacional tan útil como querríamos?
"Nos encontramos en escenarios violentos, histórica y coyunturalmente, estamos ante desafíos enormes y no es fácil. Pero los avances que se dan en materia de reconocimiento formal de derechos nos han dado más herramientas para luchar", explica Morena Herrera, enfocando los avances en México, Colombia o Argentina. Sus décadas de activismo le han llevado no pocos reconocimientos, el más reciente es una nominación al Premio Sájarov, el galardón europeo a la libertad de conciencia.
"Centroamérica se está convirtiendo en un enclave autoritario donde los Gobiernos se niegan a reconocer que los derechos humanos en general y los de las mujeres en particular son importantes", advierte la activista salvadoreña.
Convenios versus voluntad política
"Lo que está sucediendo con el incumplimiento de la Convención de Belem do Pará sucede con muchos tratados internacionales. Pueden estar ratificados, pero si no hay voluntad política para implementarlos, no hay ningún instrumento que obligue a su cumplimiento", apunta Rodríguez-Palop.
En ese sentido, "el espacio internacional más avanzado sí es la Unión Europea, pues sus directivas son vinculantes; su falta de implementación acarrea sanciones", recuerda.
¿Qué pasa entonces con los seis Estados europeos que no han ratificado el Convenio de Estambul? Hay que recordar que éste rige obligatoriamente para todos los 27 miembros del bloque solo en las dos áreas que están entre las competencias de Bruselas: la cooperación judicial y el asilo, y su aplicación en las propias instituciones europeas. No obstante, si bien en 21 países de la UE se implementará el convenio en su totalidad, "en los seis que no lo han ratificado, las mujeres estarán menos protegidas", reconoce Rodríguez-Palop.
"Estos convenios señalan desigualdades estructurales que ponen a las mujeres en desventaja", sigue Morena Herrera. "Los que han acuñado términos como "ideología de género" no solo quieren negar las desigualdades, sino que insisten en devolver a la mujer a un espacio secundario y subordinado, donde no se reconoce su capacidad de decidir y participar", critica Morena Herrera.
"Tanto Estambul como Belem do Pará son instrumentos para transformar realidades injustas, también de puertas para adentro", insiste la activista salvadoreña y celebra: "Me alegro de que en la UE haya entrado en vigor esta herramienta contra la violencia de género".