Corrupción en Europa
10 de enero de 2012Que dimita o que se pase página, empiezan a reclamar algunos en Alemania, y cada vez son más los que se inclinan por lo primero. El escándalo en torno al presidente federal alemán, Christian Wulff, copa la prensa del país desde hace un mes y, pese a las largas simpatías populares de las que el conservador ha gozado y de los intentos del matrimonio Wulff por transmitir una imagen de normalidad, su situación se torna paulatinamente insostenible.
La canciller alemana, Angela Merkel, se reúne esta semana con Wulff, aunque asegura que no para hablar de su relevo. La oposición, hasta ahora comedida en el asunto, propone ya la búsqueda de un nuevo candidato para la jefatura del Estado. Y el propio presidente, que aseguró transparencia y colocar “todo” en Internet “para que cada ciudadano pueda ver y valorar cada detalle de este proceso”, complica aún más las cosas al publicar un resumen de la información prometida que no supera las seis páginas.
A Wulff se le achaca el haber aceptado un crédito de 500.000 euros a intereses menores de los del mercado, el entrar en un conflicto de intereses al pasar sus vacaciones en casa de ricos amigos empresarios y el dejar en el contestador de altos responsables del diario sensacionalista Bild mensajes poco propios de su cargo. Pero el presidente alemán no es el único que lidia últimamente en Europa con acusaciones de abuso de poder. Otros se enfrentan a demandas similares y mayores, que incluyen la malversación de fondos estatales o la llana corrupción.
El Viejo Continente no es el paraíso de la limpieza, tampoco su parte septentrional. Se está demostrando estos días, pero ya lo había advertido Transparencia Internacional.
¿Dinero que paga favores?
En el número 14 del Índice de Percepción de la Corrupción colocó Transparencia Internacional a Alemania el año pasado. La ONG criticaba especialmente la falta de claridad en la financiación de los partidos políticos porque, entre otras razones, estos no han de desglosar las aportaciones privadas que reciben si no superan los 10.000 euros al año.
El escándalo más famoso en este ámbito lo protagonizó la Unión Cristianodemócrata (CDU) en los años 90, siendo Helmut Kohl canciller, pero no se trata de un problema superado: actualmente, los liberales germanos se defienden de los indicios que apuntan a que habrían recibido, entre 2009 y 2011, 20.000 euros de la compañía Heckler & Koch por favorecerla en negocios armamentísticos. Y el alcalde de Duisburgo, Adolf Sauerland (CDU), aparece involucrado en un asunto de concesiones inmobiliarias a cambio de donaciones que igualmente se mantendrían bajo el límite anual acerca del que se han de presentar cuentas.
Y, sin embargo, todo esto podría ser calderilla en comparación con lo que se presume que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, aceptó de Liliane Bettencourt –propietaria del consorcio L’Oréal y considerada “la mujer más rica de Francia”- para costear la campaña electoral de 2007. Mientras Sarkozy se encuentre a la cabeza del Estado galo, goza de inmunidad. De momento, sólo la prensa puede atacarle, que está aquí acostumbrada a recibir llamadas al estilo de las que hizo Wulff.
Se sabe que en más de una ocasión ha marcado Sarkozy el número del jefe de algún medio para reprenderle e incluso amenazarle. Y no siempre por asuntos que le afectaran exclusivamente a él. En 2008, Sarkozy exigió a Franz-Olivier Giesbert, editor de Le Point, disculpas públicas por un artículo que el magazín dedicó a la esposa del mandatario, Carla Bruni. Giesbert se negó a imprimir una rectificación, como tampoco ha podido evitar el Eliseo que la revista Marianne acuse a la ex modelo de haber hecho valer su influencia como embajadora del Fondo Mundial para la lucha contra el SIDA para que el organismo le concediera un contrato publicitario por valor de dos millones de dólares a Julien Civange, amigo y testigo de Bruni en su boda con Sarkozy.
Esposas, maridos, yernos
En el índice de Transparencia Internacional de 2011, Francia se situaba en el lugar 25. Suiza en el 8, pero el estar entre los 10 países aparentemente menos corruptos del mundo no es ningún garante. En una rueda de prensa celebrada en Zurich anunció este lunes (09.01.2012) su dimisión inmediata el hasta ahora jefe del Banco Central suizo, Philipp Hildebrand. De un solo golpe ganó su mujer 75.000 francos con la compra-venta de dólares, y se sospecha que el banquero podría haberle revelado información confidencial.
Ante la prensa dio Hildebrand su “palabra de honor” de que no conocía las actividades financieras de su esposa. También Ana Mato, la nueva ministra de Sanidad española, asevera que nunca le preguntó a su ex marido, Jesús Sepúlveda, de dónde había salido el Jaguar que, cuando todavía eran matrimonio, apareció aparcado en el garaje de ambos e implica a Sepúlveda en uno de los grandes escándalos de corrupción que ha vivido el país sur europeo en los últimos tiempos, el llamado “caso Gürtel”.
Y Gürtel no es una excepción. Casi una decena de casos de similar peso se han destapado recientemente en España. La lista de cargos y ex cargos públicos españoles investigados por actividades ilegales roza o supera la centena, dependiendo del cómputo. La corrupción salpica a la misma Casa Real: a Iñaki Urdangarín, yerno del rey Juan Carlos I, se le imputa la creación de fundaciones con el exclusivo fin de desviar fondos públicos. España ocupa en el listado de TI el puesto 31, y el próximo 25 de febrero el marido de la infanta Elena tendrá que declarar ante la Justicia.
Autor: Luna Bolívar
Editora: Claudia Herrera Pahl