Las vacunas cubanas son una “esperanza” para América Latina
23 de junio de 2021Una dosis de optimismo para la región: científicos cubanos anunciaron el lunes 21 de junio que su candidata a vacuna contra el COVID-19, Abdala, tiene una tasa de eficacia de 92,28% después de aplicar tres dosis. Apenas dos días antes, se había informado que otra vacuna cubana, Soberana 02, arrojó una eficacia de 62% después de dos inyecciones, y que todavía se esperaban los resultados de una tercera inoculación.
Estas dos candidatas vacunales, de las cinco que existen en la isla, se han administrado masivamente en ensayos ampliados. Mientras que los inmunizantes Abdala y Mambisa fueron desarrollados por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), las vacunas Soberana 01, Soberana 02 y Soberana Plus estuvieron a cargo del Instituto Finlay de Vacunas (IFV) .
El representante en Cuba de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), José Moya, dijo a DW que esta noticia “llenó de alegría y optimismo a todos los cubanos", y que no duda de los resultados, debido a la trayectoria de la medicina cubana: “El instituto Finlay y el CIGB tienen 30 años de experiencia en investigación de vacunas. Una prueba de eso es que el 80% de las vacunas que tiene el Programa Nacional de Inmunizaciones se producen en el país”.
También Amilcar Pérez Riverol, virólogo cubano radicado en Brasil, confía en los datos publicados por los institutos, dado que se trata de estudios que cumplen con estándares internacionales. “Son estudios multicéntricos, aleatorizados, controlados con placebo y a doble ciego. Cuba tiene un historial de varias vacunas con certificados de excelencia de la OMS”, señaló el especialista en entrevista con DW.
Distinta a otras
A diferencia de las vacunas hasta ahora conocidas, las fórmulas cubanas se basan en una fracción proteica del propio SARS-CoV-2. Abdala es una vacuna de subunidad basada en el sitio de unión al receptor RBD de la proteína S del virus, y su esquema de aplicación es de tres dosis en un intervalo de 14 días. En la tercera y última fase de los ensayos clínicos participaron 48 mil voluntarios en las provincias orientales de Santiago, Guantánamo y Granma.
En el caso de Soberana 02, se combina el RBD con el toxoide tetánico, que logra potenciar la respuesta inmune. Los ensayos se hicieron con 44 mil personas en La Habana. Su propuesta es de dos dosis y una tercera con Soberana Plus en un plazo aproximado de dos meses. “El resultado que ha publicado Soberana 02 el sábado es la eficacia con las dos primeras dosis; son todavía resultados preliminares. Aún nos falta el dato valioso con Soberana Plus. Sin duda, la eficacia va a ser mejor. Hemos podido observar que con Soberana Plus los anticuerpos, incluso, se multiplican hasta por cuatro”, explica el representante de la OPS en Cuba, que ha seguido de cerca los estudios de las vacunas.
Un aspecto interesante en la fase III, resalta el virólogo Pérez Riverol, es que los ensayos se realizaron en un escenario de circulación de nuevas variantes como la Beta, identificada inicialmente en Sudáfrica, y la Alfa, detectada en el Reino Unido. “Ese es un resultado indirecto de que podrían funcionar contra las variantes. Pero, por supuesto, se requiere un estudio más detallado”, indica el virólogo cubano.
Desde enero, el país atraviesa la tercera y peor oleada de contagios de COVID-19. El último lunes se registró un récord desde el comienzo de la pandemia, con 1.561 nuevos casos diarios. Hasta la fecha, Cuba acumula unos 170 mil contagios y 1.170 muertes.
Los pasos a seguir
El siguiente paso, después del anuncio de eficacia de las vacunas, según los expertos, es que toda la información de los ensayos llegue al Centro para el Control Estatal de Medicamentos de Cuba (CECMED), encargado de dar la autorización de uso de emergencia en el país, y luego proceder con la vacunación masiva. “En los próximos meses se podrá vacunar a toda la población cubana. El objetivo del gobierno hasta agosto es llegar a una cobertura del 70% en los mayores de 18 años”, explica el doctor José Moya.
Con la aprobación del CECMED, que podría tardar una semana, también se podría empezar a planificar la exportación de vacunas, incluso antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) le dé el visto bueno. “Los países tienen autonomía para hacer acuerdos directos. Si hay un país interesado en adquirir las vacunas cubanas, la OPS y la OMS no participan porque esos son acuerdos bilaterales”, sostiene el experto Moya.
Sin embargo, el representante de la OPS confirma a DW que Cuba ya solicitó un encuentro hace dos meses con la propia OMS para que vayan conociendo el desarrollo de los inmunizantes: “En la OMS ya hay un seguimiento a las vacunas. Una vez que se aprueben en Cuba, el otro paso es publicar los datos en revistas científicas y llegar a la OMS. Si la OMS las aprueba, las vacunas cubanas podrían participar en el mecanismo COVAX o en el de la OPS”.
¿Interferirá la geopolítica?
Cualquiera de las dos fórmulas que obtenga primero la autorización oficial se convertirá en la primera vacuna contra el COVID-19 desarrollada en América Latina. Pero, al mismo tiempo, surgen las interrogantes sobre qué países serían los primeros en beneficiarse y cuánto tendrán que ver las cuestiones geopolíticas.
“No creo que Cuba le vaya a poner límites a los mercados hacia los que puede exportar, dependiendo también de su capacidad productiva. Seguramente habrá países que, por sus relaciones con Cuba, y, sobretodo, por manifestar un interés desde un inicio, como Argentina o México, tengan algún tipo de prioridad. Pero, en general, no creo que se ponga como limitante las cercanías ideológicas. Para mí no tendría sentido”, afirma el especialista Pérez Riverol.
Por su parte, el doctor José Moya insiste en que esta “no es solo una buena noticia para los cubanos, sino también un motivo de esperanza para la región. Por eso espero que la geopolítica no interfiera en esto. Aquí lo que hay que hacer es sumar”. En ese sentido, el experto recuerda que su organismo ha instado a los países que tienen capacidad de producir vacunas como Brasil, Argentina, México y Cuba “a trabajar juntos, coordinar esfuerzos, hacer transferencia tecnológica, anteponiendo así la solidaridad del panamericanismo”.
(cp)