Crisis en Israel
25 de enero de 2007El Tages-Anzeiger, de Zúrich, analiza el cuadro completo: "En los pasados días se abrió una investigación contra el primer ministro Ehud Olmert, pues éste posiblemente favoreció a algunos de sus viejos socios comerciales. El jefe de las fuerzas armadas tuvo que renunciar por la debacle en Líbano. Y ahora, un juicio se cierne sobre el propio presidente. (...) Israel es un estado judío, que se enorgullece de ceñirse a las normas del estado de derecho. El presidente equipara las relaciones institucionales dentro del Estado Israelí con la Tercera República Francesa donde, por cierto, el antisemitismo era rampante. Pero, trátese de un príncipe o de un sapo, la magia ha desaparecido y los valores están por los suelos. Katzav debe irse, y mientras más pronto, mejor."
Desconsolación
El diario romano La Repubblica comenta sobre el posible juicio a Katzav: "Cuando uno observa los sucesos ocurridos en Israel, no queda sino admitir que la situación es desconsoladora. El país se convulsiona por una serie ininterrumpida de escándalos. El propio presidente se ha visto en la necesidad de suspenderse a sí mismo, y de depositar sus funciones en las manos de la presidenta del Parlamento. Parece como si en las instituciones, los partidos políticos y la administración pública se hubiese incrustado la sospecha de la inmoralidad. Los ciudadanos de Israel se preguntan por qué las investigaciones sobre el presidente de Israel -que comenzaron desde hace más de un año- no desembocaron en un proceso de revocación de su mandato."
Lucha libre
En Alemania, el Stuttgarter Zeitung hace las siguientes consideraciones: "La lucha libre en torno de la oficina presidencial cimbra justo el corazón de Israel. El país no ha superado aún el impacto de la guerra en Líbano, a cuya causa rodaron muchas cabezas en la milicia. Aunado a ello, la clase política no acaba de definir cuál debe ser su reacción ante lo que sucede tras las barricadas palestinas. Hasta el momento, los israelíes han podido vivir con la certidumbre de que algún enemigo externo alimenta el conflicto. Pero ahora resulta que el pueblo debe desconfiar de sus propios políticos. El de Katzav es, después de todo, el último eslabón de una larga cadena de escándalos políticos en Israel."