Crisis forense en México: "Devolverles su nombre"
16 de enero de 2025"A Dan lo buscamos desde el 2008. Lo desaparecieron dentro de un penal. Sabemos que su vehículo había sido interceptado por miembros del Ejército que colaboraban con un grupo criminal”, cuenta a DW Grace Fernández. Es una de las representantes del Movimiento por Nuestros Desaparecidos de México . Participa en el Primer Congreso Mundial sobre Desapariciones Forzadas, que tiene lugar esta semana en Ginebra.
En estos años de búsqueda no hay instancia nacional e internacional a la que -al principio como familia y luego como parte de un movimiento nacional- no haya acudido: a las relatorías de Naciones Unidas sobre desaparición forzada, tortura y ejecuciones extrajudiciales, a los comisionados de derechos humanos. "En 2016 estuvimos en Bruselas. También tuvimos contacto con el Parlamento Europeo. Desde la Delegación de la Unión Europea (UE) en México nos acompañan siempre en los actos”, sigue Grace Fernández. Pero a pesar de toda la comprensión que encuentra en las instituciones, la información sobre el paradero de su hermano sigue siendo la misma: desaparecido.
"Sigo buscándolo con vida, a pesar de saber que es contra cualquier lógica: oficialmente hay 120.000 personas desaparecidas y hay 72.000 cuerpos sin identificar, además de miles y miles de kilos de restos óseos”, sigue Grace Fernández. Cuando se produzco la desaparición de Dan en Coahuila, trabajaba como contadora en una multinacional brasileña.
Desapariciones en todo México
En 2019, el gobierno de México reconoció la "crisis forense”. Ese mismo año se creó el Sistema Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense.
"Cuando llegó el Mecanismo había 52.000 cuerpos sin identificar; el año pasado se contabilizaron 72.000. ¿Por qué ese aumento en cuatro años? Porque el trabajo de identificarlos, clasificarlos en una carpeta y colocarlos en un resguardo con garantía de trazabilidad, no lo hacen”, sigue Grace Fernández, y cuestiona si es que "no pueden o no quieren".
"No todas las Fiscalías tienen al día la información. Algunas, aunque la tengan, no la ponen a disposición. En otras, los familiares buscadores se confrontan con álbumes con cinco o diez mil fotografías de personas fallecidas. Ellos no deberían pasar por ese sacrificio emocional de encargarse de la búsqueda forense”, dice Grace. Cuando la desaparición de su hermano, en el vasto formulario que hubo que rellenar constaban detalles de fracturas, tatuajes, prótesis, cicatrices. "Si la Fiscalía tiene toda esa información, ¿por qué no hay una base de datos?”, plantea.
También en Honduras, Guatemala, El Salvador
La magnitud de este desolador panorama de búsqueda de seres queridos -que comparten también miles de víctimas en otros países de la región, como Honduras, Guatemala y El Salvador- ha llamado la atención internacional.
Por su parte, "México se abrió hace algunos años a la cooperación internacional. Y aunque no es un país pobre y no la requeriría, Estados Unidos y Alemania han sido grandes donantes de recursos para la identificación forense”, cuenta a DW, desde Ginebra, Mariano Machain, coordinador de incidencia internacional de Servicios para la Paz (Serapaz), de México.
"Noruega, Holanda y Chile también han ofrecido recursos. Y los de la UE se han enfocado en cooperar con Fiscalías locales para la construcción de resguardos individualizados para mantener a los cuerpos que aún no se les devuelve su identidad”, informa Mariano Machain, autor de un informe al respecto para el Examen Periódico Universal de México en 2024.
No obstante, según su análisis, no habría habido que esperar al Programa de Identificación Humana del Fondo para la Población de Naciones Unidas con cooperación técnica alemana y noruega para la identificación dactilar. "Las Fiscalías de México pudieron haber empezado hace décadas a intercambiar huellas dactilares con el Instituto Nacional Electoral”, subraya Machain.
"También estarían en capacidad de no usar la fosa común, que es una receta para perder cuerpos de personas fallecidas”, agrega el representante de Serapaz. Casos hay miles, entre ellos ejemplos de "doble desaparición forzada": "Cinco años después de los hechos se abre la fosa común donde, según el registro, entre los diez cuerpos resguardados debe estar el de la persona buscada. Se exhuman veinte no diez cuerpos, pero el que debería estar, ha desaparecido”.
Entre la alta tecnología y la presión internacional
Así las cosas, los movimientos sociales han traído una vez más hasta Europa la grave crisis de desapariciones de México. Sus componentes son tanto la crisis forense como la impunidad; la falta de eficiencia e independencia de las Fiscalías y los asesinatos de mujeres buscadoras; la falta de estrategia por parte del gobierno y de una cabal implementación de las leyes existentes.
¿Qué cabe hacer en esta circunstancia con miles de cuerpos esperando identificación en fosas o en morgues? "Implementar la Ley General es lo primero”, opina Mariano Machaín, poniendo énfasis en la presión que deberían hacer socios comerciales del país, como la UE, también cuidando sus propios intereses y su seguridad.
"En Coahuila hay campos de extermino: kilos y kilos de fragmentos óseos muy pequeños que han sido sometidos a químicos, a temperaturas contrastantes a la intemperie. ¿Por qué la comunidad internacional, también por su propio interés científico, no nos apoya con una investigación amplia que ayude al desarrollo de la genética ósea?", plantea la representante del Movimiento por nuestros desaparecidos, pensando en institutos europeos como el de Inssbruck o la Comisión Internacional de Personas Desaparecidas en La Haya.
"Para nosotros es fundamental devolverles su nombre y que regresen con sus familias”, subraya Grace Fernández. "Porque además, cuando los identifiquemos, tendrán que buscar qué pasó. Y será el inicio de un proceso de justicia”, concluye, cifrando esperanzas en lo que se pueda hacer desde lo internacional para poner nombres a los cuerpos no identificados en México.
(cp)