Crisis: lo que piensan los griegos
7 de febrero de 2012Dimitris, de 50 años, es propietario de un quiosco. El negocio anda mal. Ya debió reducir su oferta. “Muchas marcas de cigarrillos antes muy populares se venden ahora muy poco, porque la gente arma sus propios cigarrillos”, cuenta.
Además, el Gobierno aumentó en los últimos tiempos los impuestos al tabaco varias veces. La facturación de los quioscos ha caído dramáticamente, porque los cigarrillos y el tabaco hacen tradicionalmente dos tercios de las ventas.
Al debate de los últimos días y semanas en relación con la reducción de la deuda griega, Dimitris le presta poca atención. Pase lo que pase, él no tiene mucho que perder: ahorros posee muy pocos. Pero sí está indignado con los políticos: “Son todos iguales, solo defienden sus intereses. Además se pelean constantemente entre ellos. No puede sorprender entonces que nada decidan”.
Duros recortes
Jannis Polimeridis, un jubilado de 80 años, se pregunta por qué es necesario reducir la deuda griega. “En los diarios se lee que Italia, Alemania y los Estados Unidos deben mucho más dinero que Grecia, ¿por qué nos dan palos todos solo a nosotros?”. La jubilación de Polimeridis, ingeniero y exoficial de las Fuerzas Armadas, fue fuertemente recortada hace poco. Algo que Polimeridis no termina de entender: “Aporté durante muchos años al sistema de pensiones. Que ahora, a los 80 años, me recorten la jubilación, es inaudito”.
Polimeridis tampoco puede imaginarse que Grecia deba abandonar ahora la eurozona. No obstante, piensa que el ingreso a la zona de la moneda común fue demasiado precipitado. Sobre todo el tipo de cambio de entonces de 340 dracmas por un euro le parece desfavorable, porque socavó la competitividad de las empresas griegas.
Tecnócratas en lugar de políticos
Para Andreas Mavrommatis, 36 años, empleado de una editorial, Grecia necesita un renovado perfil político. “Necesitamos un Gobierno de coalición como el de Italia, no de políticos profesionales, sino de tecnócratas”, explica. Agrega que el actual Gobierno de transición está paralizado, porque los políticos de todos los partidos persiguen más que nada sus propios intereses y quieren asegurarse sobre todo una buena posición de partida para las próximas elecciones.
Mavrommatis es un representante de la Grecia moderna, europeísta. Trabaja organizando seminarios y conferencias para una editorial económica de Atenas. En vacaciones compra billetes baratos de avión y ya conoce toda Europa.
Si bien su salario no ha sido recortado todavía, debe hacer cada vez más horas extras. Mavrommatis critica sobre todo la lentitud de las reformas. Actualmente sólo son refinanciadas las viejas deudas con nuevos préstamos, agrega. Si seguimos así, razona, la economía griega necesitará más de una década para recuperarse. “Somos una generación perdida”, concluye, resignado.
Catorce sueldos
Que los políticos griegos piensan sobre todo en las próximas elecciones y no en la próxima generación lo demuestra, según muchos comentaristas, la renuencia a recortar los ingresos en el marco de las reformas del mercado laboral. La troika compuesta por la UE, el FMI y el Banco Central Europeo exige la eliminación o por lo menos el recorte de los sueldos 13 y 14, lo que el Gobierno rechaza tajantemente. En su lugar, los políticos proponen rebajar el sueldo mínimo de actualmente 750 a 600 euros.
Expertos económicos advierten que de esa forma, los trabajadores pasarían a ganar menos que si se eliminan las gratificaciones de fin de año. Sólo los políticos habrían conquistado una aparente victoria, agregan. Luego, en la campaña electoral, podrían decir que se han opuesto a los draconianos planes de recortes de la troika y salvado las gratificaciones para todos los griegos.
Autor: Jannis Papadimitriou/PK
Editor: Enrique López Magallón