¿Cuánto neopopulismo soporta América Latina?
30 de enero de 2008De los gobiernos de “izquierda” en América Latina se dice que no sólo prometen luchar contra la pobreza, sino que también lo llevan a la práctica, pero el asistencialismo tampoco lleva a ninguna parte, escribe el profesor Hartmut Sangmeister en el más reciente informe del renombrado Institute of Global and Area Studies (GIGA), con sede en Hamburgo.
Las mejoras logradas por ejemplo en Venezuela en la educación y la salud para las capas de población más pobres corren peligro de no ser sostenibles, en tanto posean un carácter solamente asistencialista y prácticamente no coadyuven a integrar a esos grupos en los circuitos productivos de la economía, agrega.
Para Sangmeister, el chavismo es un ejemplo de un problema medular del (neo)populismo latinoamericano: el intento de lograr la integración social y la superación de la injusticia con modelos clientelistas y no a través de una estrategia de inclusión productiva de grupos de población hasta ahora marginados.
¿Política social vs. soluciones sostenibles?
Una política social a la Chávez no puede ser un sustituto de la eliminación de los numerosos obstáculos que impiden la movilización del enorme potencial económico de América Latina, agrega el autor. Y subraya que de un regreso a los modelos intervencionistas de Estado en América Latina, con sus cárteles distributivos corporativistas, no pueden esperarse soluciones sostenibles para los urgentes problemas económicos y sociales de la región.
Para Sangmeister, en vista de las implicaciones económicas de la globalización, la controversia acerca de las ventajas de estrategias de desarrollo orientadas hacia el mercado interno en comparación con las orientadas hacia los mercados internacionales está fuera de lugar, lo mismo que una discusión sobre la eficiencia de la competencia en comparación con el dirigismo intervencionista de Estado.
Esas controversias ya están superadas por los fracasos de muchos países en América Latina y otras regiones en las últimas décadas, dice, y la cuestión no es elegir entre el Estado y el sector privado, sino cómo aprovechar mejor las complementariedades y sinergias entre ambos para aumentar la competitividad de la región y evitar que quede como perdedora de la globalización.
Políticas de estabilización
En cuanto a los datos económicos básicos actuales, Sangmeister realiza en general un balance positivo. Favorecidas por el dinámico desarrollo de la economía mundial, las economías latinoamericanas pudieron continuar creciendo, tal como hacen desde el 2003. Con un aumento real del PIB de más del 5 %, el crecimiento resultó en 2007 incluso mayor que el pronosticado a principios de ese año.
El aumento de las reservas de divisas, un descenso de la deuda externa y políticas fiscales y monetarias orientadas hacia la estabilidad han reducido la vulnerabilidad de la región con respecto a shocks externos. Salvo dos importantes excepciones, Argentina y Venezuela, los bancos centrales reaccionaron con un aumento de las tasas de interés a peligros inflacionarios.
En las dos más importantes economías de la región, el 2007 trajo, sin embargo, resultados económicos disímiles. Mientras que el PIB del Brasil aumentó un 5,3 % con respecto al año anterior, el crecimiento en México fue de sólo el 3,3 %, lo que refleja la dependencia de México de la coyuntura en los EE. UU.
Brasil en décimo lugar en el mundo
A nivel global, Brasil ocupó en 2007 el décimo lugar, con una participación del 2,4 % en el PIB mundial, mientras que México se ubicó, con una participación del 1,7 %, en el lugar 15 de la lista de las 20 más importantes economías del mundo.
Luego de un auge continuado durante los últimos años, en 2008 el crecimiento económico mundial seguramente se ralentizará, lo que también tendrá probablemente consecuencias para América Latina. Si bien actualmente se puede partir de que la dinámica económica de los países emergentes asiáticos —con tasas de crecimiento de hasta el 10 % en el caso de China— seguirá siendo también en el 2008 el motor económico global, para América Latina se pronostica una leve reducción del crecimiento.
En los pronósticos más optimistas se parte de un aumento real del PIB del 4,9 %, una tasa suficiente para asegurar, en vista del 1,4 % de crecimiento de la población, un aumento real del ingreso per cápita. No obstante, según el Banco Mundial, el crecimiento económico en América Latina será nuevamente menor al promedio: para el área Asia Oriental-Pacífico se pronostica un crecimiento del 8 %, para Asia Meridional del 7,8 % y para África al sur del Sahara, del 5,8 %.
El Prof. Dr. Hartmut Sangmeister es catedrático de economía del desarrollo en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Ruprecht-Karls-Universität, de Heidelberg.