Protección marina en Cuba
26 de mayo de 2015Los turistas ponen pie en un puerto pesquero polvoriento, tras viajar cinco horas en bus desde la Habana. Se encuentran a medio camino del Edén cubano, que durante décadas se ha conservado casi de forma “accidental”. Por delante, aún les quedan cinco horas de viaje en barca, que, sin embargo, merecerán la pena.
La reserva marina, Jardines de la Reina, situada frente a la costa suroeste de Cuba, está repleta de especies de peces y corales, que casi han desaparecido en otras partes del Caribe y de Florida. Al año tan solo se permite la entrada de 1.500 visitantes a los Jardines de la Reina. El archipiélago fue llamado así por Cristóbal Colón, en honor a la reina Isabel de España.
Las condiciones paradisíacas que prevalecen en el archipiélago, en gran parte son el resultado de la reciente historia política de la nación isleña. A principios de 1990, el bloqueo de Estados Unidos y la caída de la Unión Soviética condujeron a la isla a una profunda crisis económica. Durante ese período, Cuba no pudo construir ninguna infraestructura turística nueva. A su vez, la Unión Soviética no proporcionó más pesticidas para la agricultura y el país carecía de dinero suficiente para comprarlo por sí mismo.
A diferencia de las islas vecinas, Cuba se mantuvo de este modo a salvo de la contaminación. Daniel Whittle, abogado del Fondo para la Defensa Ambiental (EDF, por sus siglas en inglés), se ocupó durante 15 años de la protección de estas aguas. Todavía recuerda su primera inmersión en los jardines: "Lo que realmente me llamó la atención, no solo fueron los colores o la variedad de corales, sino la cantidad de peces que había allí". "Había peces realmente grandes como meros y pargos, así como tortugas marinas y una gran cantidad de tiburones", cuenta Whittle.
Inventario de animales
Los científicos están especialmente interesados en los tiburones, cuyo número ha disminuido dramáticamente. El principal motivo es que estos peces son cada vez más perseguidos, ya que en muchos países asiáticos se les atribuyen beneficios para la salud. Cuba colabora con el FED para proteger las poblaciones de tiburones locales. El país ha reconocido el potencial de estos majestuosos animales para el ecoturismo. Así, se estima que el valor de un tiburón vivo puede variar desde aproximadamente 300.000 dólares estadounidenses (270.000 euros) a un millón de dólares.
Pero los tiburones no son los únicas especies marinas de interés para el gobierno cubano. Con el apoyo del EDF y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), Cuba ha puesto en marcha un plan de acción nacional para el desarrollo de un modelo de gestión para la conservación –incluidas medidas para luchar contra la sobrepesca.
Para regular la pesca de forma sostenible, los científicos recogen datos básicos de las diferentes poblaciones de especies marinas. Esto puede ser difícil en Cuba, donde este tipo de datos no están necesariamente disponibles. Por ello, los investigadores a menudo se ven obligados a confiar en lo que les cuentan los pescadores sobre el tamaño de sus capturas. "Los pescadores son una parte esencial de este proceso. Necesitamos su apoyo para la recolección de datos", afirma Whittle.
Tiempos agitados a la vista
Pero en el horizonte, se avista una posible tormenta nublando las aguas alrededor de Cuba. Una cuarta parte de estas aguas son áreas marinas protegidas. Desde el anuncio del presidente Barack Obama sobre el restablecimiento gradual de las relaciones comerciales con Cuba, muchas empresas estadounidenses están listas y esperando a poner un pie en la isla.
Esto incluye, por ejemplo, a la Coalición Agrícola de Estados Unidos para Cuba (USACC, por sus siglas en inglés), que reúne a un grupo de empresas que comercializa soja, trigo, ganado y otros productos como semillas y fertilizantes. "Va a ser un poco como David contra Goliat", afirma Greg Watson, Director de Política y Diseño de Sistemas del Centro Schumacher para una Nueva Economía, a Global Ideas. Según cuenta el americano, la reintroducción de pesticidas y productos químicos en la agricultura cubana podría contaminar las aguas subterráneas.
Y eso no es todo: aunque actualmente Cuba cubre la mayor parte de su consumo de petróleo con las importaciones de Venezuela, el país se está esforzando en conseguir la independencia energética. "Esta es una prioridad política", señala Whittle y añade que bajo las aguas profundas, en la costa oeste del país, se encuentran miles de millones de barriles de petróleo. La idea de la perforación de petróleo no entusiasma a los ecologistas. No obstante, una Cuba independiente energéticamente también abre las puertas para las energías renovables.
David E. Guggenheim, oceanógrafo y economista ambiental, así como fundador de Ocean Doctor, una organización sin ánimo de lucro situada en Washington, afirma que la recuperación de las relaciones entre EE. UU. y Cuba facilitará el trabajo de investigación en la isla. Asimismo, permitirá a los científicos solicitar fondos de investigación gubernamentales, que hasta ahora no estaban disponibles para la realización de proyectos en Cuba. Guggenheim espera que Cuba y EE. UU. constituyan un plan de protección para el medio ambiente en la región, estableciendo un modelo similar al del Parque Marino para la Paz del Mar Rojo, entre Jordania e Israel, donde científicos de todo el mundo realizan estudios.
Es poco probable que esto ocurra de inmediato. Mientras tanto, Guggenheim continuará explorando la rica biodiversidad de los Jardines de la Reina, un lugar que atisbó por primera vez hace más de 15 años. "Fue como viajar 5.500 años al pasado", cuenta el investigador y todavía hoy "sigue siendo el entorno de coral más primitivo que he visto en mi vida".
Autora: Claudia Adrien (AR/PK)