Cuba y el hombre de los tractores
21 de diciembre de 2015A principios de noviembre, el fabricante de tractores Cleber, con sede en Alabama, se convirtió en la primera empresa estadounidense en recibir permiso del Gobierno cubano para erigir una factoría en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM). Saúl Berenthal es uno de sus propietarios; él nació en La Habana, estuvo fuera de la isla durante medio siglo y regresó en 2007 por razones familiares. DW habló con el empresario.
Deutsche Welle: Señor Berenthal, ¿qué pasos debió dar su compañía para que las autoridades cubanas le permitieran construir una fábrica de tractores en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM)?
Saúl Berenthal: Según la nueva normativa del Ministerio de Finanzas de Estados Unidos, las empresas estadounidenses tienen permitido establecer relaciones comerciales con Cuba en tres campos, uno de los cuales es la agricultura. Y las leyes cubanas que rigen las inversiones provenientes del exterior autorizan a las empresas extranjeras a asentarse en la ZEDM. Nuestro proyecto fue estudiado y aprobado en menos de sesenta días. En Estados Unidos, el proceso es más complicado debido a las normas de bloqueo aún vigentes.
Estados Unidos aprueba la exportación de maquinaria y otros productos para la agricultura cuando se percibe que éstos pueden favorecer al sector privado cubano. En cambio, la participación del Gobierno cubano en la negociación debe ser evitada o reducida al mínimo. Nosotros entregamos nuestra solicitud de licencia al Ministerio de Finanzas de Estados Unidos a finales de junio de 2015 y estamos esperando la aprobación. En total son seis las instancias gubernamentales estadounidenses las que deben darnos luz verde.
Su empresa fabrica tractores especialmente diseñados para Cuba. ¿Qué aspectos fueron tomados en cuenta y en qué se diferencia su tractor del de otras compañías?
Nuestro tractor es fácil de fabricar, económicamente asequible, ligero de peso, sencillo de operar y de maniobrar. Además, nuestro modelo fue concebido de tal forma que sus componentes puedan ser sustituidos por piezas fabricadas en Cuba. También consideramos el hecho de que, aunque el 78 por ciento de las tierras pertenece al Estado cubano, el 70 por ciento es cultivado por granjeros y distintas formas de cooperativas. La base del modelo agrícola cubano es la labor de pequeños módulos de entre 10 y 15 hectáreas, en promedio.
Ese modelo agrícola se parece mucho al de las “granjas familiares”, que prevalecía en Estados Unidos en la década de los sesenta. Esas empresas familiares usaban tractores adaptados especialmente a sus necesidades. Nosotros tomamos este modelo y lo mejoramos para adaptarlo a las exigencias de la agricultura cubana. Yo creo que nuestro proyecto puede servirle de ejemplo a otras empresas estadounidenses interesadas en participar de este acercamiento entre Washington y La Habana.
¿Por qué le dieron el nombre “Oggun” a sus tractores?
Nosotros queremos demostrarles a los cubanos que, aunque somos una empresa estadounidense, conocemos muy bien la cultura de la isla. Oggun es el orisha de los metales. Nosotros queremos vincular a nuestro tractor con lo que Oggun simboliza en Cuba.