Cuba y los márgenes de la libertad de prensa
9 de septiembre de 2015El deshielo se instaura en las relaciones cubano-estadounidenses. Tanto para los productores como para los consumidores de prensa, la recién inaugurada era dibuja nuevas perspectivas en el horizonte. Pero, ¿significa esto que el periodismo independiente tiene futuro a corto plazo en Cuba? Con ésta pregunta dio Matthias Reiche, excorresponsal de diversos medios públicos alemanes en México, América Central y El Caribe, la bienvenida a un panel de renombrados expertos, reunidos por DW Akedemie el pasado viernes, 4 de septiembre, en los estudios de la cadena pública alemana ARD en Berlín. “Hay más libertad que antes”, fue la apreciación con la que el conductor Reiche abrió el debate.
Medios de masas inmunes al cambio
La apreciación de Reiche fue rebatida pronto por el escritor y periodista cubano Francis Sánchez. El fundador de la revista cultural (y crítica) “Árbol Invertido” fue cauto a la hora de valorar el alcance de las transformaciones políticas en su país. “En los medios de comunicación, el cambio no se nota”, aseguró Sánchez.. El Estado cubano se esfuerza por dar una imagen positiva en el exterior, mientras que en el interior la represión contra la prensa independiente continúa, aunque se aplique más sutilmente. Sánchez se quejó, por ejemplo, de que el acceso a Internet sea para los trabajadores de medios estatales gratuito y para cualquier particular (o periodista independiente) prohibitivo. Una hora de en la Red cuesta en Cuba cinco dólares. El sueldo medio mensual en la isla apenas supera los 20 dólares. La libertad de prensa es algo que personas como Sánchez no perciben: es una libertad de la que sólo se benefician otros. “Las líneas rojas siguen existiendo, sobre todo si el gobierno ve en peligro su posición de poder.”
Por otra parte, "en la prensa estatal cubana hay mucho movimiento”, valoró Bernd Pickert, miembro de la redacción de internacional del diario alemán taz. Hoy sus empleados pueden participar en formaciones fuera del país, una absoluta novedad, explicó Pickert. El periodista germano recordó además que las vías no oficiales de informarse se han multiplicado. A veces, los medios extranjeros se hacen eco de lo que se censura en los portales cubanos, tornándolo visible para el público de la isla. La Habana es más tolerante con las publicaciones digitales, afirmó Bert Hoffmann, profesor del Instituto para Latinoamérica de la Universidad Libre de Berlín y director de la oficina del Instituto de Estudios Globales (GIGA) en la capital alemana. “Los medios de masas clásicos como la radio, la televisión y los periódicos impresos están mucho más controlados que un blog una lista de mails”, sostuvo Hoffmann.
Internet sin Internet
El periodista cubano afincado en Madrid Pablo Díaz Espí ha perfeccionado con su “Diario de Cuba” la difusión de contenidos a través del correo electrónico. En la isla funciona un sistema de comunicación probablemente único: una red para el intercambio de mails al margen del WorldWideWeb, a la que se le llama “Intranet”. Inicialmente, esta red estaba concebida para su uso exclusivo por el sector sanitario, pero ante la falta de alternativas se ha convertido en un recurso para la mayoría de los cubanos. “Dos veces por semana enviamos nuestros artículos a 12.000 correos electrónicos”, dijo Díaz Espí. La alta resonancia de esta oferta puede medirse en la atención que las autoridades le prestan al “Diario de Cuba”.
Rosa Muñoz Lima, blogera germano-cubana y periodista de la redacción de DW Latinoamérica, ve en los nuevos medios, así como en el fenómeno Intranet, una gran oprtunidad para la libertad de prensa. No obstante, Muñoz Lima reconoció la dominancia de la prensa tradicional. “La televisión es aún el medio principal en Cuba”, indicó. Esto se debe a lo caro que resulta Internet, pero también a las dificultades técnicas, como la falta de computadoras o lo lento que resulta navegar.
Una formación avanzada
¿Es todo esto un mal punto de partida para la nueva generación de periodistas cubanos? En opinión de Rosa Muñoz Lima, que trabajó en Cuba antes de en DW, los informadores de la isla están mejor preparados de lo que muchos piensan. “La formación periodística cubana avanza más rápido que la realidad del país”, señaló Muñoz Lima. Bernd Pickert, del diario taz, comparte este análisis: él mismo ha podido comprobarlo en sus contactos con un grupo de diez periodistas que viajarán de Cuba a Berlín para asistir a un curso formativo. Este proyecto de cooperación sienta nuevas bases, pero también tiene sus limitaciones: “en Cuba hubiera sido mucho más difícil organizar algo así”, admitió Pickert.
Represión vigente
Los márgenes en los que la prensa cubana se mueve libremente son más estrechos de lo que en estos tiempos de apertura podría creerse, fue una de las conclusiones centrales que se extrajeron de un debate vivo, en el que no sólo se escuchó a los expertos sobre el podio, sino en el que también intervino el público, aportando sus puntos de vista. Un representante de Reporteros sin Fronteras tomó la palabra para hacer incapié en los mecanismos de represión que continúan vigentes. “Al menos dos periodistas y un blogero están acutalmente encarcelados y se enfrentan a largas penas de prisión”, insistió. Pablo Díaz Espí apuntó al gran número de pasajes en la Constitución cubana que todavía permiten la aplicación arbitraria de las leyes para amordazar a la prensa, “y en esto, el Partido Comunista no parece dispuesto a aceptar modificaciones”. El cubano Francis Sánchez advirtió de un exceso de euforia. "Lo que ha pasado en el mundo árabe no va a suceder en Cuba”, concluyó.