Cultura catalana: presencia y ausencias
9 de octubre de 2007Publicidad
Unos 7.300 expositores de 110 naciones con unos 400.000 títulos se dan cita en Fráncfort para una muestra editorial que por primera vez no está dedicada a la literatura de un país o a una región, sino a una cultura, la catalana.
En el acto de inauguración pronunciaron discursos esta tarde representantes del Gobierno alemán, el presidente de la región autónoma de Cataluña, José Montilla Aguilera, y, en representación de los escritores de lengua catalana, el autor Quim Monzó.
La feria abrirá las puertas el miércoles y durante los primeros días el acceso estará restringido al público especializado, es decir, a representantes de editoriales, escritores y la prensa. Los últimos dos días, sábado y domingo, estará abierta para todo público. Los organizadores cuentan con unos 300.000 visitantes.
En los cinco días de la gigantesca feria se realizarán unos 2.500 eventos, entre talleres, charlas y lecturas, con unos 1.000 autores, 150 de ellos escritores de lengua catalana.
Conocidas ausencias
Bajo el lema “única y universal”, la exposición catalana en Fráncfort es una mezcla de tradición y modernidad emplazada en un gigantesco espacio físico. Del techo cuelga un enorme “'bosque de libros” con 2.500 nombres en catalán.
A través de montajes audiovisuales puede darse un recorrido por la historia de la cultura catalana, conocer a los principales escritores de esa lengua y ver películas que informan sobre Cataluña y sus gentes. Otra opción es sentarse cómodamente en un sillón y leer alguno de los libros que invitan a sumergirse en la cultura catalana.
Sin embargo, la presentación de la cultura catalana en la Feria del Libro de Fráncfort es un tema delicado. No es casualidad que en ella aparezcan sólo autores que escriben en catalán, un tema espinoso desde el principio.
“La literatura catalana se escribe en catalán”, defiende Xavier Pla, curador de la exposición. En ella se incluyen no sólo los escritores de Cataluña, sino también algunos de la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares y algunas regiones del sur de Francia en las que se habla catalán.
La lista de escritores catalanes invitados por el curador a la Feria generó una fuerte polémica y, como consecuencia, se produjo una escisión entre aquellos autores que escriben en catalán y los catalanes que escriben en castellano. Por tal motivo están ausentes algunos de los escritores internacionalmente más conocidos, como Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Nuria Amat, Javier Cercas, Carlos Ruiz Zafón, Enrique Vila-Matas y Enrique de Hériz.
No a las obras en castellano
“Me parece una lástima que no podamos tener aquí toda la variedad de la cultura catalana”, dijo esta semana Jürgen Boos, director de la muestra literaria, quien mostró su deseo de que al menos, las editoriales lleven a Alemania la obra de los autores catalanes que escriben en castellano.
Otros como Juan Goytisolo, uno de los principales escritores catalanes de todos los tiempos, sólo pueden verse en montajes audiovisuales. Goytisolo habla y escribe en castellano, como muchos otros de su generación que escribieron en ese idioma porque durante la dictadura de Franco estaba prohibido hacerlo en catalán.
En una de las exposiciones de la feria puede verse un vídeo en blanco y negro con fecha de 1970, en la que un grupo de escritores catalanes celebran una sesión literaria malograda por la interrupción de los oficiales de Franco.
Los catalanes invirtieron 16 millones de euros (22,5 millones de dólares) para dar a conocer en Fráncfort su cultura al mundo. Su despliegue de medios no se limita a la Feria del Libro en Fráncfort, sino que también se han organizado conferencias, ponencias y conciertos en otras muchas ciudades alemanas.
El día de cierre de la feria se entrega en una ceremonia solemne uno de los premios más prestigiosos de Alemania, el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes. Este año el galardonado es el historiador israelí Saul Friedländer, de 74 años. Friedländer es autor de una reconocida obra sobre la persecución de los judíos en la Alemania nazi.
En el acto de inauguración pronunciaron discursos esta tarde representantes del Gobierno alemán, el presidente de la región autónoma de Cataluña, José Montilla Aguilera, y, en representación de los escritores de lengua catalana, el autor Quim Monzó.
La feria abrirá las puertas el miércoles y durante los primeros días el acceso estará restringido al público especializado, es decir, a representantes de editoriales, escritores y la prensa. Los últimos dos días, sábado y domingo, estará abierta para todo público. Los organizadores cuentan con unos 300.000 visitantes.
En los cinco días de la gigantesca feria se realizarán unos 2.500 eventos, entre talleres, charlas y lecturas, con unos 1.000 autores, 150 de ellos escritores de lengua catalana.
Conocidas ausencias
Bajo el lema “única y universal”, la exposición catalana en Fráncfort es una mezcla de tradición y modernidad emplazada en un gigantesco espacio físico. Del techo cuelga un enorme “'bosque de libros” con 2.500 nombres en catalán.
A través de montajes audiovisuales puede darse un recorrido por la historia de la cultura catalana, conocer a los principales escritores de esa lengua y ver películas que informan sobre Cataluña y sus gentes. Otra opción es sentarse cómodamente en un sillón y leer alguno de los libros que invitan a sumergirse en la cultura catalana.
Sin embargo, la presentación de la cultura catalana en la Feria del Libro de Fráncfort es un tema delicado. No es casualidad que en ella aparezcan sólo autores que escriben en catalán, un tema espinoso desde el principio.
“La literatura catalana se escribe en catalán”, defiende Xavier Pla, curador de la exposición. En ella se incluyen no sólo los escritores de Cataluña, sino también algunos de la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares y algunas regiones del sur de Francia en las que se habla catalán.
La lista de escritores catalanes invitados por el curador a la Feria generó una fuerte polémica y, como consecuencia, se produjo una escisión entre aquellos autores que escriben en catalán y los catalanes que escriben en castellano. Por tal motivo están ausentes algunos de los escritores internacionalmente más conocidos, como Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Nuria Amat, Javier Cercas, Carlos Ruiz Zafón, Enrique Vila-Matas y Enrique de Hériz.
No a las obras en castellano
“Me parece una lástima que no podamos tener aquí toda la variedad de la cultura catalana”, dijo esta semana Jürgen Boos, director de la muestra literaria, quien mostró su deseo de que al menos, las editoriales lleven a Alemania la obra de los autores catalanes que escriben en castellano.
Otros como Juan Goytisolo, uno de los principales escritores catalanes de todos los tiempos, sólo pueden verse en montajes audiovisuales. Goytisolo habla y escribe en castellano, como muchos otros de su generación que escribieron en ese idioma porque durante la dictadura de Franco estaba prohibido hacerlo en catalán.
En una de las exposiciones de la feria puede verse un vídeo en blanco y negro con fecha de 1970, en la que un grupo de escritores catalanes celebran una sesión literaria malograda por la interrupción de los oficiales de Franco.
Los catalanes invirtieron 16 millones de euros (22,5 millones de dólares) para dar a conocer en Fráncfort su cultura al mundo. Su despliegue de medios no se limita a la Feria del Libro en Fráncfort, sino que también se han organizado conferencias, ponencias y conciertos en otras muchas ciudades alemanas.
El día de cierre de la feria se entrega en una ceremonia solemne uno de los premios más prestigiosos de Alemania, el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes. Este año el galardonado es el historiador israelí Saul Friedländer, de 74 años. Friedländer es autor de una reconocida obra sobre la persecución de los judíos en la Alemania nazi.
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