¿Cómo lograr una mejor ayuda humanitaria?
21 de mayo de 2016Vivimos una época sin precedentes en el área de la salud mundial. Millones de niños están protegidos con vacunas eficientes contra enfermedades que en otros tiempos eran frecuentes, como la poliomielitis y el sarampión. Millones de personas con VIH ya no están condenadas a la muerte pues gracias a los fármacos pueden tener una vida larga, sana y productiva. En menos de doce meses se podrá desarrollar y aprobar nuevas vacunas para enfermedades como el ébola. Gracias a la ciencia y a la salud pública, más personas viven en el mundo sanas y por más tiempo.
Sin embargo, esto no es válido para los 125 millones de personas que actualmente están afectadas por las guerras, las epidemias y los desastres naturales. Esas personas corren peligro de morir a causa de enfermedades centenarias como el cólera, porque no tienen acceso a agua potable ni a instituciones sanitarias. Muchos sufren y mueren a causa de enfermedades tratables, como la hipertensión, porque no recibirán los medicamentos necesarios para combatirlas. Servicios básicos de salud no estarían disponibles porque fueron dañados o destruidos en la guerra.
¿Muerte violenta o por enfermedad?
Dos de estas personas se encontraron el pasado verano en una isla griega. Mientras la pareja esperaba en la sala de espera de una clínica me relató su escape de Siria. Ambos decidieron aguantar cinco años en su país en medio de la guerra. Finalmente huyeron por la imposibilidad de acceder a los medicamentos esenciales para la diabetes de uno de ellos. De lo contrario habrían tenido que elegir entre una muerte violenta en la guerra o una lenta y dolorosa muerte por una diabetes no tratada. En lugar de eso, ellos eligieron un arriesgado viaje por el Egeo.
Esta historia muestra por qué la salud está en la cima de las prioridades cuando les preguntamos a grupos de personas en zonas de crisis por las cosas más importantes. Póngase en su lugar: sin acceso a servicios de salud, un suceso como el nacimiento de un niño se ve como un riesgo en lugar de ser motivo de alegría. Sin acceso a suministros médicos básicos, un simple raspón o cortadura en un niño puede conducir a una infección mortal. De hecho, más del 50 por ciento de las muertes de niños menores de cinco años y el 60 por ciento de las muertes de mujeres embarazadas que ocurren en zonas de conflicto o tras catástrofes naturales son evitables.
Compartimos nuestra humanidad con todas esas madres, niños y con todos los que están en semejantes situaciones de emergencia. Son personas como usted o como yo que viven bajo las peores condiciones imaginables y hacen todo lo posible por sobrevivir. Es importante y correcto apoyar a estas personas. Y hacerlo en nuestro propio interés. Si quisiéramos justificar la actual oleada migratoria hacia Europa, deberíamos explicarnos a nosotros mismos la razón por la que todas estas personas dejan atrás todo lo que tienen y lo que conocen, y huyen.
Hay suficientes ayudantes, lo que falta es dinero
Hay muchas cosas que podemos hacer para ayudar. En 2016, a la Organización Mundial de la Salud y a sus 80 millones de socios en el mundo les gustaría facilitar el acceso a los servicios sanitarios a quienes son afectados por zonas en crisis. Tenemos clínicas móviles en países como Irak, Siria y Ucrania atendidas por personal medico infinitamente valiente que está dispuesto a viajar a esas zonas de conflicto. Vacunamos millones de niños en Yemen que normalmente no tendrían acceso a una inmunización rutinaria. Y equipamos al personal de salud de Etiopía y Sudán del Sur con tecnología móvil para que puedan detectar epidemias y reaccionar con prontitud.
Nuestro mayor obstáculo es el acceso y el financiamiento. Con nuestros socios locales desarrollamos estrategias innovadoras para llegar a las personas en zonas de difícil acceso. Sin embargo, esto no se hace sin dinero. Hasta la fecha tenemos menos del 7 por ciento necesario para financiar el abastecimiento de salud requerido por las personas afectadas en zonas de crisis.
Debemos hacer más por la humanidad, este es el objetivo final de la primera cumbre mundial de ayuda humanitaria, que el lunes 23 y el martes 24 de mayo se llevará a cabo en Estambul. Convocada por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, la cumbre debe reunir las mejores ideas de todo el mundo para mejorar la ayuda humanitaria en el futuro. El tema central de la discusión debe ser la necesidad de las personas en zonas de conflicto.
¿Cómo se puede ayudar?
Hay tres opciones para ayudar en este momento: primero informarse, empezando en www.impossiblechoices.com y www.who.int/crises. En segundo lugar, apoyando a las organizaciones y personas que valientemente ayudan a los más necesitados, en particular en el campo del cuidado de la salud. Y en tercer lugar, participar en los debates y en el trabajo de estas organizaciones.
El secretario general de la ONU dijo recientemente: “La cumbre mundial sobre la ayuda humanitaria debe dedicarse especialmente a quienes viven en el límite de la humanidad. Ellos cuentan con nosotros, no podemos defraudarlos”. Cualquier persona, en cualquier parte del mundo tiene el derecho a estar sano, incluyendo a las personas en zonas de crisis. Debe ser una característica de nuestra humanidad que también estas personas tengan acceso a médicos y medicamentos.