De la Tierra a la Luna, con la ayuda del Sol
19 de julio de 2009La llegada a la Luna sigue siendo uno de los sucesos mediales más grandes de la historia. El 20 de julio de 1969 la transmisión radial y televisiva del evento fue seguida por 500 millones de personas en todo el mundo. Probablemente no hay ni adulto ni niño de la época que no recuerde este histórico momento.
En la última década el número de misiones no tripuladas a la Luna creció. Ahora todo parece indicar que el hombre podría regresar a la Luna en el 2020. Esta vez no se tratará de una “corta visita” de 22 horas, lo que duró la estancia tras el primer alunizaje del módulo lunar “Águila”.
Otra generación tecnológica y de amantes de la Luna
Las preparaciones para el retorno a la Luna prevén la instalación de una estación temporal o permanente que le permita al hombre conquistar el sistema solar.
En Alemania, el Instituto de Sistemas Espaciales (IRS), de la Universidad de Stuttgart, lidera la investigación con miras a regresar al satélite de la Tierra. En el marco del programa de minisatélites “el IRS desarrolla una sonda espacial construida por jóvenes universitarios de diferentes partes del mundo”, dice a DW-WORLD Hans-Peter Röser, director del proyecto conocido como Lunar Mission BW1.
Dicha sonda “universitaria” alcanzará la órbita lunar a unos 100 kilómetros de altura, desde donde recogerá informaciones importantes para una futura misión en una base permanente. “Con la ayuda de sistemas eléctricos de propulsión que permiten un gasto menor de combustibles que en los cohetes convencionales, Lunar Mission BW1 se moverá siguiendo una vía en espiral y saltará así de órbita en órbita hasta llegar a la Luna, en donde estará activa durante medio año”, explica a DW-WORLD el ex astronauta, Ernst Messerschmid, uno de los coordinadores del ambicioso plan.
Próximos viajes más ecológicos
El uso de sistemas eléctricos de propulsión tiene una desventaja y una importante ventaja: si bien el viaje de la sonda durará dos años, el doble del tiempo normal; la indiscutible ventaja es que el medio ambiente en el Espacio no será contaminado con emisiones combustibles.
Instrumentos especializados auscultarán la superficie lunar y sus características. Pero también los alrededores del vecino planeta serán explorados. Una misión que permitirá a los investigadores alemanes poner a prueba instrumentos que más tarde pretenden implementar en misiones a la Luna, o más allá.
Durante el viaje de ida, la sonda Lunar Mission BW1 utilizará paneles con los que almacenará energía solar para convertirla en electricidad, con la que, a la vez, garantizará el funcionamiento de las turbinas y los sistemas de abordo.
Durante diferentes fases de dicha misión serán implementados dos tipos de sistemas eléctricos de propulsión: la turbina térmica de arco de luz, TALOS, (Thermal Arcjet for Lunar Orbiting Satellite) y varias turbinas de impulsos de plasma de tipo SIMP-LEX (Stuttgart Impulsing Magneto-Plasma-dynamical thrusters for Lunar Exploration).
Escenarios para misiones tripuladas
El departamento de Astronáutica y Estaciones Espaciales del Instituto de Sistemas Espaciales (IRS) de la Universidad de Stuttgart, bajo la dirección de Messerschmid, cuenta con la infraestructura para diseñar, comparar, simular y analizar misiones tripuladas al espacio, conocida como Space Station Design Workshop.
Aquí, por ejemplo, se analizan y comparan las diferentes órbitas y etapas camino de la Luna. Para ello los científicos han desarrollado un programa para calcular los niveles de cohetes que se necesitan para un vuelo de tales magnitudes. La creación de un ambiente que simule el de la superficie de la Luna también pertenece a este proyecto de investigación. Allí se experimentan aterrizajes virtuales en varios lugares del vecino planeta. Y como la supervivencia de los humanos también tiene que ser garantizada en la Luna, en el IRS se desarrollan “sistemas de conservación de la vida con la ayuda de procesos progresivos de bio-regeneración”.
“Pero con el regreso a la Luna y el desarrollo de los medios necesarios para ello, se abre también una puerta hacia otros lugares de nuestro sistema solar”, agrega Messerschmid. Con la tecnología desarrollada para estos proyectos se podrá llegar a asteroides cercanos a la Tierra y desarrollar allí mecanismos de defensa para evitar que éstos colisionen con nuestro planeta; el cometido de los expertos que acelerarán la investigación con este fin.
Misión de exploración no tripulada en camino
El 16 de julio de 2009, exactamente 40 años después del despuegue de Apolo 17, partió en el Endeavour la sonda alemana "LRO", construida en Münster. LRO, la sigla de Lunar Reconnaissance Orbiter, transporta seis experimentos dirigidos por el profesor Harald Hiesinger, del Instituto de Planetología, de la Universidad de Münster. LRO enviará fotos de una nitidez hasta ahora nunca obtenida, prometen los científicos. La sonda explorará además los cráteres más profundos y las probables huellas de hielo en los polos.
Durante la próxima década empero, el trabajo estará dominado por un destino fijo: Marte. Y la Luna juega aquí un papel importante como el centro de operaciones más cercano a la Tierra. Mientras un viaje a la Luna tarda 3 días, uno a Marte tomará todo un año.
Por lo pronto, científicos de la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg, dirigidos por Oliver Kuss, han logrado rebatir una cuestión más terrenal que se mantuvo como creencia durante siglos: gracias al análisis de 4 millones de casos, se comprobó que la Luna no tiene influencia ni en la concepción ni el nacimiento de más terrícolas.
Autor: José Ospina Valencia
Editora: Claudia Herrera Pahl