De la tierra al cielo
28 de agosto de 2009Considerando la velocidad con que han tenido lugar los avances tecnológicos en los ámbitos de la geofísica y la meteorología, cuesta creer que algo tan aparentemente simple como el vapor de agua pueda seguir siendo un elemento tan poco conocido por los científicos y representando un obstáculo tan serio para el trabajo de muchos investigadores. Pero es un hecho.
De ahí la importancia del radiómetro de microondas, un complejo aparato creado recientemente en la Universidad de Colonia e instalado en el desierto chileno de Atacama para saber más sobre este elemento, analizar la magnitud de su contribución al efecto invernadero, contribuir a la optimización de los modelos climáticos globales actuales y medir la homogeneidad de la capa de aire que rodea a la Tierra, un factor que dificulta la labor de los astrónomos.
Sondeando la atmósfera
“El vapor de agua no se concentra de manera regular en todas partes; diversos agentes, como la turbulencia atmosférica, por ejemplo, pueden generar diferencias de hasta un 20 por ciento”, explica la Dra. Susanne Crewell del Instituto de Geofísica y Meteorología de la alma máter que inventó el radiómetro de microondas en colaboración con el programa Atmospheric Radiation Measurement (ARM) del Departamento de Energía de los Estados Unidos para la campaña Radiative Heating in Underexplored Bands (RHUBC, sus siglas en inglés).
“Para los científicos estadounidenses que iniciaron este proyecto lo interesante es descubrir qué tan importante es la contribución del vapor de agua al efecto invernadero. Nosotros estamos interesados en que los astrónomos nos ayuden en nuestras observaciones atmosféricas y, al mismo tiempo, en ayudarlos a ellos a que corrijan la interferencia que sufre su señal. Y es que, para los meteorólogos, la atmósfera es una señal, mientras que para los astrónomos la atmósfera es una interferencia”, dice Crewell.
Observaciones de gran utilidad
“Lo positivo de haber instalado el radiómetro de microondas en Chile es que allí también se hacen mediciones astronómicas”, añade Crewell, anticipando la relevancia que las observaciones hechas con este aparato podrían tener para la estación de radioastronomía ALMA (Atacama Large Millimeter Array) –uno de los mayores proyectos astronómicos del planeta– cuando inicie sus operaciones en 2012.
“Los científicos del ALMA cuentan con que la atmosfera en el desierto chileno es homogénea, pero, si descubriéramos que no lo es, ellos tendrían que emprender un trabajo técnico para hallar la manera de corregir ese factor distorsionador”, advierte Crewell.
La importancia del vapor de agua
“Uno oye decir con frecuencia que el anhídrido carbónico es el gas más importante de entre los que contribuyen a generar el efecto invernadero; pero se olvida que el vapor de agua es el gas natural responsable de que disfrutemos de las temperaturas que tenemos actualmente. Si no hubiera vapor de agua en la atmósfera, en la Tierra tendríamos una temperatura promedio de -15 grados”, asegura Crewell.
“La absorción de energía por parte del vapor de agua es un fenómeno que no conocemos muy bien y aún más desconocido nos resulta lo que ocurre con este gas cuando las temperaturas descienden notablemente y de por sí existe una baja concentración de vapor de agua. Esa es una de las cosas que vamos a observar en Chile con el radiómetro de microondas”, añade, subrayando que el Cerro Toco, en el desierto suramericano, es un lugar ideal para desarrollar esta investigación.
Un experimento similar fracasó en Alaska debido a los altos niveles de humedad de la región; Atacama, en cambio, es uno de los lugares más secos del planeta y, durante la instalación del radiómetro de microondas, rara vez ascendieron las temperaturas por encima de los 0 grados.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: Enrique López Magallón