Tecno-teatro
27 de marzo de 2012Dos horas lleva Sarah haciendo cola, y eso pese a que el termómetro marca bajo cero. Viste unas gafas rosas, un gorro amarillo fluorescente y “jerseys de usar y tirar”, cuenta, “dentro va a estar llenísimo y hará mucho calor. ¡En cuanto entremos, tiramos los jerseys!”. La ropa que realmente ha planeado para esta noche es la que porta debajo.
Sarah es una de las 5.000 personas que hoy se han acercado al pabellón Mitsubishi Electric de Düsseldorf, en el noroeste de Alemania, para ver a Deichkind en directo. El grupo germano practica una mezcla entre el hip-hop y la música electrónica y “siempre suena genial”, asegura Sarah, que sabe de lo que habla: éste será su tercer concierto de Deichkind.
Tecno-teatro
Mientras que los fans sobrellevan la espera y el frío entonando canciones de Deichkind, en el interior del pabellón reina el silencio. Detrás del escenario se amontona un sinfín de curiosos objetos: un castillo hinchable, una bicicleta tándem, una motocicleta y seis capuchas con forma de pirámide.
El cantante del grupo, Philipp Gütering, alias Kryptic Joe, explica a qué se debe esta colección tan poco propia de un concierto de rap: “lo que hacemos se define con frecuencia como ‘tecno-teatro’”, dice, “en algún momento nos dimos cuenta de que los discos ya no se vendían tan bien y decidimos cambiar de concepto. La gente no viene a vernos sólo por la música, sino por el espectáculo que ofrecemos”.
Anarquía coreografiada
Hoy, el concierto empieza con una tranquila proyección de imágenes. De pronto, saltan al escenario los tres “Master of Ceremonies” de Deichkind y comienzan a rapear. Llevan las caras pintadas de colores fosforitos y a modo de atuendo bolsas de basura negras pegadas con cinta adhesiva multicolor. Con los primeros acordes de “Brück dich hoch” se pone el público a bailar.
Los miembros del grupo mudan de vestimenta varias veces durante el concierto. Las coreografías se vuelven paulatinamente más complejas. El punto álgido de la noche es sin duda “die Zitze”, “la tetilla”: un barril de cerveza gigante lleno de vodka es colocado sobre el escenario y de él se da le de beber a los espectadores que ocupan las primeras filas, con una manguera. Cuando suena la última canción, “Remmidemmi”, caen plumas del techo. Los presentes, empapados en sudor, siguen bailando. Anarquía coreografiada se le llama a esto.
Sin intención de tirar la toalla
Tras la inesperada muerte del productor de Deichkind Sebastian Hackert en 2009 pareció durante un tiempo que el grupo iba a desintegrarse. Al final, sin embargo, decidió no tirar la toalla. El éxito le da ahora la razón. Su disco “Befehl von ganz unten”, “Orden de muy abajo”, es ya uno de los más vendidos en la historia del conjunto.
Las entradas para los conciertos de su actual gira por Alemania, Austria y Suiza suelen estar todas vendidas. “Nos lo estamos pasando demasiado bien como para pensar en la retirada”, comenta Kryptic Joe, “claro que me doy cuenda de que cada vez tengo más pelos grises en la barba y de que nos hacemos mayores, pero nos va demasiado bien para dejarlo”.