Democracia directa: pro y contra
19 de noviembre de 2013A mediados de noviembre de 2013, los ciudadanos de Múnich y otras regiones de Baviera votaron en un plebiscito sobre la candidatura para organizar los Juegos Olímpicos de invierno de 2022. La mayoría se pronunció en contra, un resultado que tomó por sorpresa a muchos políticos municipales.
“Lo interesante de la consulta popular sobre la candidatura a los Juegos Olímpicos fue que los ciudadanos no se dejaron influenciar por la fuerte campaña a favor de los juegos. Tomaron una decisión soberana”, opina Michael Efler, vocero de “Más Democracia”, una asociación que lucha por más democracia directa en Alemania.
Consulta popular como “posibilidad de corrección”
El Estado alemán es sobre todo una democracia representativa, es decir, en intervalos regulares, los ciudadanos eligen a sus representantes y estos votan las leyes. El pueblo alemán solo gobierna de forma indirecta. Pese a que, en todos los Estados federados, existe la posibilidad de llevar a cabo una consulta popular, este instrumento democrático se usa muy poco. A nivel federal, la ley alemana hasta ahora no contempla el plebiscito.
”Creo que para la mayoría de los ciudadanos, las elecciones ya no son suficientes para expresar sus preferencias políticas. Porque si uno vota por un partido, no quiere decir que uno esté de acuerdo con todos los puntos de vista de ese partido”, señala Efler. La consulta popular podría servir como solución a este problema a nivel federal, cree el vocero de “Más Democracia”.
SPD y CSU abogan por más democracia directa
En caso de que se llegara a formar una gran coalición, el partido socialdemócrata SPD y la Unión Social Cristiana CSU pretenden introducir más elementos de una democracia directa. La CSU aboga por consultas populares en el marco de prestaciones financieras de Alemania a nivel de la Unión Europea. Los socialdemócratas pretenden consultar a los ciudadanos alemanes sobre leyes federales, siempre que se reúna un millón de firmas a favor de un referendo. La CDU, por su parte, rechaza plebiscitos a nivel federal.
Consultas populares y peticiones ciudadanas pueden fortalecer la conciencia democrática en un país. Este es un claro argumento a favor de la democracia directa. “Los ciudadanos se muestran cada vez más descontentos con la organización representativa, sobre todo con los partidos. Quieren otras formas de participación”, apunta Frank Decker, politólogo de la Universidad de Bonn. Por ello, explica, en Alemania, existe un fuerte apoyo a la democracia directa. El experto está convencido que las consultas populares pueden aumentar la satisfacción con el sistema político.
California, un ejemplo negativo
No obstante, la democracia directa también depara riesgos, sobre todo, si los ciudadanos pueden decidir si desean votar una ley. Esto podría ser un obstáculo para el gobierno, porque cada vez que la oposición esté desacuerdo con una ley, podría tratar de movilizar a los ciudadanos en contra de esta, opina Decker.
El politólogo menciona a California como un ejemplo negativo de democracia directa. Allí, cuenta, existe toda una “industria de plebiscitos” de organizaciones que emprenden exitosas campañas en favor de sus intereses. Las decisiones políticas dejan de ser representativas para convertirse en los “intereses de minorías políticas muy bien organizadas”, subraya.
La democracia directa también supone que, antes de votar, los ciudadanos analicen detenidamente las consecuencias que pueda tener una ley, y muchas veces el estrés diario no permite esto. Michael Efler, de “Más Democracia”, se muestra optimista al respecto y confía en la capacidad de la gran mayoría de los ciudadanos. Frank Decker, en cambio, solo aboga por consultas populares a nivel regional, donde las personas estén afectadas directamente.