Diálogo con dificultades
10 de febrero de 2006El encuentro informal de la OTAN podría haber concluido de manera muy pacífica. Después de haber analizado diversos temas internos -y relativamente aburridos- de la Alianza, los ministros de Defensa y el invitado colega ruso Ivanov se propusieron finalizar la reunión con un almuerzo de trabajo con sus colegas del llamado "Diálogo Mediterráneo", integrado por Marruecos, Argelia, Túnez, Mauritania, Jordania, Egipto e Israel.
Lo que se pensó como una buena oportunidad para intensificar el "diálogo de las culturas" y encontrar una respuesta común a la ola de protesta en el mundo musulmán por las caricaturas de Mahoma, se desvaneció por el anuncio del presidente ruso, Vladimir Putin, de invitar a representantes del movimiento islámico palestino Hamás a Moscú.
Moscú habla con Hamás
En medio de la reunión con sus colegas, el ministro de Defensa ruso, Serguei Ivanov, se vio obligado a justificar y explicar un cambio de rumbo que va en contra de lo acordado entre los miembros del Cuarteto, integrado por EEUU, Rusia, la ONU y la Unión Europea.
Hasta ahora la línea común fue bastante clara. EEUU y la UE han incluido a Hamás en la lista de organizaciones terroristas y exigen que renuncie a la violencia y que reconozca a Israel. Ivanov, sin embargo, sostuvo que "tarde o temprano" ciertos países serán favorables a los contactos con ese grupo para asegurar que respete las reglas. "Hamás está en el poder ahora, es un hecho", declaró Ivanov, y recordó que Hamas ganó unas elecciones "libres y democráticas" en los territorios palestinos.
Este último argumento pone ciertamente el dedo en la yaga. Los ministros europeos reunidos en Sicilia no tienen ningún problema de almorzar con representantes de gobiernos árabes sin legitimidad democrática alguna, pero se niegan a hablar con aquellos que ganaron la mayoría en elecciones libres y democráticas. Esto duele.
Hamás o no Hamás. Ésa es la cuestión
La cuestión es espinosa. ¿Se puede hablar con Hamás? ¿Se debe hablar con Hamás? ¿Hay que esperar y presionar para que Hamás renuncie claramente a la violencia y reconozca la existencia de Israel? ¿O habrá que hablar con Hamás precisamente para conseguirlo?
Obviamente, las primeras reacciones desde Israel fueron furibundas. Israel acusó a Moscú de "dar una puñalada por la espalda a Israel" y de romper el consenso internacional. El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, recalcó que "es absolutamente imposible" que la OTAN como tal tenga cualquier contacto con Hamás.
Francia apoya la iniciativa rusa de invitar a Hamás a Moscú. Aunque esa iniciativa haya sido adoptada "sin concertación' con el Cuarteto, París considera que "puede contribuir a hacer avanzar" sus posiciones, siempre y cuando se mantenga dentro de los "objetivos y principios" que se han fijado, dijo un portavoz adjunto de la diplomacia francesa.
Alemania lo tiene claro
Alemania, sin embargo, se encuentra en una posición clara pero sin salida. El Gobierno alemán reiteró en varias ocasiones que Berlín no entabrará contactos oficiales mientras Hamás no cumpla con una simple regla de tres: renunciar a la violencia, reconocer el derecho de existencia de Israel y reconocer los anteriores resultados del proceso de paz.
El ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, emprenderá a partir del domingo una gira por el Medio Oriente. En Ramallah hablará con el presidente palestino, Mahmud Abbas, y con el todavía ministro del Exterior palestino, Naser Al-Kidwa, pero no con Hamás. A fines de la próxima semana se acercará el Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Javier Solana, a Ramallah. Se entrevistará con Abbas, pero no hablará con Hamás.
Hasta ahora, nadie pudo dar respuesta a la pregunta más simple: ¿Si no se habla con Hamás, con quién se habla entonces? ¿Sólo y eternamente con Abbas?