Diez problemas urbanos de Buenos Aires
La falta de drenaje en algunas zonas, el uso del vehículo en lugar del sistema de transporte público y el desaprovechamiento del potencial que ofrece el Río de la Plata son algunos de los contratiempos de Buenos Aires.
Inundaciones en plena ciudad
La falta de un drenaje equilibrado en ciertas zonas de la ciudad de Buenos Aires genera inundaciones, especialmente en la época de lluvias intensas en los meses de febrero y marzo. Desde 2007 se ha buscado solucionar este problema con obras de un coste de 440 millones de dólares pero que no han sido suficientes para terminar terminado con este contratiempo.
Metrobús sin usuarios
Inaugurado en 2013 sobre la Avenida 9 de Julio, el Metrobús en Buenos Aires ha cumplido con sus objetivos acelerando el tiempo de viaje de cada línea y aliviando parte del tránsito. Sin embargo, esta mejora no ha atraído a un mayor número de usuarios que siguen utilizando el automóvil privado como medio de transporte
Paisaje urbano poco cohesionado
La ciudad de Buenos Aires aún tiene una deuda pendiente con el paisaje urbano y los ciudadanos: una ley que homologue puntos claves de los estilos arquitectónicos y edilicios de las construcciones estableciendo límites para la altura de los edificios.
Desaparición del pasado urbano
El Barrio de Palermo ha sufrido la mayor cuota de renovación en toda la ciudad de Buenos Aires. Distintas áreas han sido modificadas por completo a lo largo de las últimas décadas con una superposición de edificios modernos y elevados. A pesar de ello, aún sobreviven algunos pocos testimonios urbanos de comienzos del siglo XX.
Deuda con el arte
Según consigna el arquitecto y urbanista argentino, Javier Fernández Castro, una de las deudas de la ciudad es de una política de embellecimiento profunda. Floralis Genérica es uno de los pocos ejemplos de las últimas décadas. Con una estructura de acero inoxidable y armazón de aluminio y hormigón armado, el regalo del arquitecto argentino Eduardo Catalano, fue inaugurado el 13 de abril de 2002.
Falta de defensa de espacios históricos
A medida que la tendencia modernista avanza en la ciudad de Buenos Aires, todavía sobreviven pequeños espacios que remiten a épocas más remotas, como el Pasaje San Carlos, en el barrio de Almagro. Según los defensores del patrimonio porteño, la gran amenaza de esta tendencia es que no exista una política firme de defensa de espacios históricos e hitos urbanos.
Menos espacios de encuentro
Las plazas de Buenos Aires van perdiendo, paulatinamente, su valor como ágora pública y espacios de encuentro para la ciudadanía. Desde comienzos del siglo XXI, los parques y plazas han sido enrejados restringiendo su uso a los habitantes en horarios determinados durante el día. Plaza Francia, es uno de los pocos casos en donde todavía se conserva el espacio abierto y de encuentro irrestricto.
Barrios marginales desintegrados
La Villa 31, ahora llamado Barrio 31, es una zona de contrastes con sectores populares trabajadores y delicuentes que se esconden y operan gracias a la ausencia prolongada del Estado durante varios años. La urbanización es la apuesta firme de la ciudad para integrar el barrio que ha permanecido marginado durante varios años.
Sin articulación en el Retiro
La terminal de Retiro alberga al menos dos líneas ferroviarias, la estación de subterráneo C y la densamente poblada terminal de ómnibús. A pesar de que las estaciones se encuentran acotadas en una misma área común no existe todavía una articulación acorde entre ellas.
Desaprovechamiento del Río de la Plata
A pesar de que la ciudad de Buenos Aires fue fundada a la vera del río más ancho del mundo, el Río de la Plata, le da la espalda mirada puesta hacia adentro. La ciudad de Buenos Aires se caracteriza por no estar conectada con el río por falta de accesos con los edificios en general funcionando como una barrera artificial.