DINERO | Philip Chiyangwa
22 de agosto de 2016La codicia de oro y dinero condujo siempre a la muerte y a la destrucción. Piénsese, por ejemplo, en la fiebre del oro de los conquistadores españoles en el legendario El Dorado. Hoy en día, la codicia de los ricos se expresa de forma más sutil, y se llama, por ejemplo, “crisis financiera”. Se ha impuesto el capitalismo, la denominada “economía de mercado”. Los llamados “neoliberales” prefieren ignorar que en los países del tercer mundo millones de personas trabajan en condiciones de esclavitud para los mejor situados.
La erótica del dinero
Muchos dicen que el dinero es la nueva religión de nuestra época. Otros hablan de la “erótica del dinero”. El dinero puede incluso multiplicarse por sí mismo, alcanzando cifras inconcebibles para el entendimiento humano: cuando se habla de billones de deuda pública o de los algoritmos informáticos de los “negociadores de alta frecuencia” en los mercados bursátiles, ni siquiera los expertos entienden realmente de lo que se trata. No es de extrañar que el financiero, un sector en el que se acumulan cantidades inimaginables de dinero en un tiempo mínimo, acabe volviéndose incontrolable. Lo que está claro es que el dinero corrompe; así es y así ha sido siempre.