Disidentes cubanos en Alemania
9 de septiembre de 2010Por primera vez, la Iglesia católica ejerció de actor político y logró negociar con La Habana la puesta en libertad un grupo de presos. ¿Qué está pasando en Cuba? La batalla por la interpretación ha empezado. Y también la que pretende dar con el mejor modus operandi. Se enfrentan quienes creen que la presión lleva al éxito, los que opinan que hay que contestar a los gestos y los mismos implicados: Raúl, Fidel, los excarcelados.
El líder de la revolución vuelve a aparecer en público, vestido de verde caqui. Y los disidentes que en julio abandonaron las prisiones cubanas iniciaban en Europa una gira para presentar su punto de vista, y para ejercer presión a favor de la posición común de la Unión Europea.
En una de las salas del Parlamento alemán hacía escala el tour de los opositores. El evento estaba organizado por círculos conservadores. La Asociación Internacional para los Derechos Humanos era la anfitriona. Acompañando a los cubanos, algunos políticos hermanos de batalla ideológica, como Arnold Vaatz, un cristianodemócrata que pasó por las cárceles de la República Democrática Alemana.
"Vivir un día allí es pedir la muerte a gritos"
"Me arrastraban, esposado a las espaldas. Me pateaban. Me colgaban como si fuese un Cristo crucificado; tenía que orinarme y defecarme encima. Eso se ve en la Cuba castrista. Me golpeaban con cuantos objetos tenían en la mano, con irracionalidad, porque soy un hombre rebelde, un hombre que escribe", contó Juan Carlos Herrera Costa en Berlín.
Herrera Costa es periodista y participaba en varios grupos de oposición cubanos. En 2003, fue detenido junto con otras 74 personas. En julio de 2010, se encontró entre los disidentes liberados y enviados a España. Lo que sufrió durante la reclusión, asegura, está a la altura de métodos nazis o estalinistas.
"Vivir un día allí es pedir la muerte a gritos. Y uno no es un terrorista. Uno quiere libertad para un pueblo esclavo, libertad para todos. Las cárceles cubanas no son centros de detención, son centros de horror en los que se reduce al ser humano a la categoría de bestia. Ni siquiera eso: los animales salvajes reciben en el mundo mejor trato que un preso cubano", añadió.
Para llamar la atención sobre esta situación, Herrera Costa se cosió más de una vez los labios con un alambre y llevó a cabo varias huelgas de hambre. No importa, opinaron los cubanos reunidos en la capital alemana, qué niveles de alfabetización o de asistencia médica haya logrado alcanzar Cuba: nada justifica la represión de las autoridades.
¿Se mueve o no se mueve?
Que España quiere convencer a los 27 Estados miembros de la UE para que se abandone la posición común, la postura de distanciamiento europea con respecto a Cuba siempre y cuando la dictadura persista, no es nada nuevo ni tampoco ningún secreto. Con sus historias personales, los opositores cubanos esperan ofrecer motivos para que Bruselas no dé el paso. Ellos no son la prueba de ningún tipo de avance en materia democrática, aseguraron.
"El régimen de los hermanos Castro se encuentra necesitado de ayuda, de recursos para seguir en el poder y seguir reprimiendo al pueblo cubano. Por eso hemos venido aquí, para decirles a los europeos, a los alemanes, que mantengan la posición común, que en Cuba no han habido cambios, que en Cuba se siguen violando los derechos humanos y que éste no es el momento de hacer concesiones, y menos económicas", apeló ante los presentes Janisset Rivero Gutiérrez, de la ONG Directorio Democrático Cubano, con sede Miami.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con que la isla caribeña esté sumida en el estancamiento político que describen los opositores al Gobierno de Raúl Castro. "En su conjunto, la liberación de los presos cubanos es un paso importante hacia la apertura del sistema", sostiene Günther Mainhold, de la Fundación Ciencia y Política de Berlín. Esto no quita, reconoce el experto en América Latina, que La Habana continúe careciendo de un concepto definido para el futuro.
"La clase política cubana actúa por la inercia de las crisis. Hace concesiones en función de necesidades puntuales y fomenta las reformas económicas según el aspecto que presenten las arcas del Estado", indica Mainhold. Como las arcas no están llenas, la tensión social podría aumentar, adelanta el alemán, y de ella surgir un verdadero movimiento en el interior del país, que suponga el principio de transformaciones reales también visibles desde fuera.
Autor: Heiner Kiesel/ Luna Bolívar
Editora: Emilia Rojas Sasse