Don Quijote en busca de nuevas aventuras
17 de octubre de 2005
Cuatrocientos años cabalgando por los desiertos de La Mancha y a través de nuestra fantasía, Don Quijote y su sirviente Sancho Panza son de las pocas figuras de la literatura que se emanciparon y trascendieron el contexto de la novela.
"Algunos se mofaron de él, muchos lo respetaron por su lucha implacable y al final de sus días denegó los ideales de su vida y reconoció haberse equivocado con respecto a los libros y al mundo de la fantasía, y haberse extraviado en el mundo de la verdadera realidad, menos cambiable de lo que imaginaba. Eso es lamentable", dice Dea Loher.
Sobre la autora
Dea Loher, hija de un guardabosque, estudió literatura alemana y filosofía. Vive entre dos urbes: Berlín y São Paulo. Entretanto, sus obras de teatro son de las más representadas en Alemania y ganó varios galardones literarios. Los personajes de sus obras en general no son felices; pero Loher no piensa cambiarlos porque "lo contrario sería para mí una mentira; honestamente, no conozco mucha gente feliz", dijo. El personaje del Quijote concordaría con su línea.
Obra de vanguardia
La escritora Dea Loher no intentó hacer una adaptación de la gran novela de Cervantes sino que tomó algunos elementos y los trabajó muy libremente. Loher llevó al Quijote y compañía a la ciudad del siglo XXI. Agregó algunos párrafos en prosa, canciones, coros, escenas pequeñas, resultando una obra de teatro musical. En su obra, el caballero sin suerte e idealista incurable no sólo debe luchar contra los molinos de viento sino también, contra marginados sociales, prostitutas y negociantes inescrupulosos.
El mensaje de los autores: "El mundo es malo y si se es caballero, se recibe palos. La maldad se muestra no sólo en la madre que mata a su hijo con 5 cucharadas de sal en el budín sino también, en la máxima: lo que no tiene mayor valía, se tira". Al final de la pieza, Don Quijote, vestido con un traje de entrenamiento, dice: "el mundo se deshace y ya no hay nada que curar". El coro trata de animarlo e invitarlo a nunca dejarse vencer.
El estreno en el Teatro Thalia de Hamburgo tuvo lugar el 15 de octubre bajo la dirección de Andreas Kriegenburg, compañero de trabajo de Loher desde hace 10 años y la parte musical fue compuesta por Laurent Simonetti. Durante tres horas, el público fue llevado a un viaje turbulento por caminos caballerescos y la jungla de la gran ciudad. La reacción fue muy positiva, tanto del público como de la crítica.