Don Winslow: “Legalizar las drogas es la única respuesta”
16 de marzo de 2016El autor de novelas policiales neoyorquino Don Winslow, hijo de una bibliotecaria y un marinero, se ganó la vida como guía de safaris en Sudáfrica, empresario cinematográfico y detective privado en Times Square antes de ser conocido como escritor. Libros como “Salvajes”, “El cártel” y “El poder del perro” ya son bestsellers hace tiempo. A menudo, sus historias transcurren en California. Pero en su última novela, “Alemania”, que acaba de salir a la venta, el autor de 62 años eligió este país como escenario de un relato en el que un detective privado busca a su mujer desaparecida. Sus huellas lo conducen hasta un entorno de criminalidad en el que reinan las drogas, la prostitución y el tráfico de personas.
Deutsche Welle: Su nuevo libro se llama “Alemania”. ¿Por qué ese título?
Don Wislow: En el libro, un detective busca a una mujer estadounidense que desapareció y encuentra un rastro en Alemania. Esa es la versión breve. La respuesta íntegra incluye que a mí Alemania me gusta verdaderamente mucho. Si uno, como autor, se enamora de un lugar, quiere pasar mucho tiempo allí, ya sea física o mentalmente. Por eso escribí la novela.
¿Qué es lo que le gusta de Alemania?
Sobre todo la gente. Ya estuve cuatro o cinco veces en Alemania, en esta vida. En otras vidas también, pero hice cosas diferentes. Como autor viajé mucho por este país y conocí a muchas personas que me caen muy bien. Me gusta la forma de pensar de los alemanes. También me gustan las ciudades y el paisaje, y, sobre todo, viajar en tren.
En su libro las prostitutas tienen un rol central. Usted escribe que la prostitución en Alemania es problema más grande que en otros países. ¿Cómo se introdujo en ese tema?
Escribo desde hace más de 30 años sobre diversos delitos y saco provecho del hecho de haber sido investigador y de conocer bien la escena criminal. Entre otras cosas, me dedicaba a encontrar a adolescentes que se habían escapado de sus hogares y que, tristemente, se vieron implicados en casos de prostitución. En Alemania he recorrido lugares de muy mala fama.
¿Cree que Berlín es un lugar especial, en ese sentido, dado que está tan cerca de Europa del Este?
Sí, Berlín es realmente único. Claro que es una gran ciudad, y, cuanto más grande sea una urbe, más prostitución hay en ella. La cercanía con Europa Oriental es importante, ya que la gente del este europeo –los ucranianos, por ejemplo- son considerados como los que manejan los hilos del crimen organizado y de la trata de personas en Alemania.
¿Por qué su libro “Alemania” solo se puede conseguir por el momento en Alemania?
En primer lugar, porque se desarrolla aquí y se llama “Alemania”. Por eso pensé que sería adecuado que saliera a la venta aquí primero. Alemania es un país importante para mí, y también es un mercado importante. Mi mujer y yo incluso pensamos comprarnos aquí una propiedad y establecer un segundo domicilio. Estoy muy feliz de que el libro se haya publicado por primera vez en Alemania. Además, tengo un motivo comercial: mi editor estadounidense quería publicar primero “El cártel”, mi novela sobre el narcotráfico, y “Alemania” iba a aparecer después.
Para escribir sus novelas “El cártel” y “El poder del perro” investigó mucho sobre el narcotráfico. En abril comienza la World Orphan Drug Conference. ¿Qué espera de ese congreso?
Espero un poco de sentido común y una visión distinta, es decir, que dejemos de considerar que las drogas son un problema delictivo y que no lo veamos en absoluto como un problema a resolver militarmente, sino como un tema de sanidad social. Lo que espero de este congreso mundial es que los países consumidores de drogas asuman su responsabilidad. Hablo, por ejemplo, de llamado “problema mexicano” de las drogas. Pero no es un problema mexicano: es un problema estadounidense y europeo. Nosotros somos los consumidores, nosotros somos los que fomentamos la violencia.
¿Es optimista respecto del Congreso?
Sí, y lo repito hasta el cansancio: la legalización es la única respuesta. Si se criminaliza algo, solo los delincuentes pueden comerciar con eso. Y si solo los criminales pueden comerciar con eso, no hay una base legal a la que recurrir, sino solo violencia. Si seguimos confinando a las drogas a ese submundo, el mal seguirá teniendo buena coyuntura. Tenemos que llevar el problema de las drogas hacia la luz y manejarlo de otra manera.
¿Es peligrosa su profesión?
En realidad, no lo creo. Pienso que los periodistas en México sí tienen un trabajo altamente peligroso. Cientos de ellos ya fueron asesinados por los cárteles de la droga. Y a ellos les dediqué mi novela “El cártel”. ¿Si estuve en lugares en los que es mejor no estar? Sí, y algunas veces hubo tiroteos. Pero eso suele suceder.