Educación tributaria: El Salvador da ejemplo en Bruselas
26 de marzo de 2014En El Salvador, los escolares acuden al ministerio de Hacienda para jugar. Por ejemplo, ¿qué hay en su ciudad ideal? Un hospital, un parque, un centro comercial, sistemas de autobuses, seguridad. Todo es de todos. Y todo cuesta. Por eso, lo tienen que pagar todos.
Con este concepto de un programa lúdico de educación fiscal, el gobierno de El Salvador se ha hecho un nombre en América Latina. También en la cooperación al desarrollo europea, cuyo programa Eurosocial apunta a la cohesión social del continente.
El gran malestar
De un malestar que recorre América Latina y que tiene que ver con la gran desigualdad reinante en el continente, hablaban especialistas y autoridades reunidas en Bruselas para acordar los próximos pasos en la agenda de la cooperación.
En la región más desigual del mundo, crece la frustración de expectativas de movilidad social. El desencanto por la injusta distribución de la riqueza y el miedo a la violencia que surge a partir de esos fenómenos mina el desarrollo del continente.
“No habrá posibilidad de enfrentar esos desafíos si no existe un fortalecimiento de la institucionalidad y la fiscalidad”, decía en el encuentro en Bruselas, Clarisa Hardy, ex ministra de Planificación de Chile.
Datos elocuentes
Según un recién publicado estudio del CIAT (Centro Interamericano de Administraciones Tributarias), el país centroamericano recaudaba por impuestos directos, en 1990, un 10,5% de su PIB.
En 2012, fueron 15,7%. Como comparación, Dinamarca recaudó en impuestos directos ese mismo un 48,% de su PIB. Este estudio, realizado junto con la OCDE y la CEPAL, contrasta los ingresos tributarios de los países latinoamericanos con los de la OCDE, cuyo promedio en 2011 fue de 34,1% .
Esfuerzos salvadoreños
“Desde el 2009, El Salvador ha venido haciendo esfuerzos en diferentes sentidos, dos reformas fiscales donde tratamos de cerrar todas las aperturas para la elusión y la evasión y también para perseguir penalmente el no pago de impuestos”, explica a DW Roberto Solórzano, viceministro de Finanzas de El Salvador.
“También estamos trabajando en lograr el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias. Estamos educando fiscalmente a nuestra juventud, hemos empezado con niños entre 7 y 14 años. Y el año pasado entre 15 y 22”, afirma.
Construir conciencia social
“La educación tributaria es un componente de la tributación, una estrategia incuestionable si bien a largo plazo”, explicaba a DW Gonzalo Arias, director del CIAT. “En América Latina, hay que construir conciencia social. No todos entienden el concepto de para qué sirven los tributos. Eso viene dado de varias décadas en las cuales la aplicación del gasto público no ha sido muy transparente ni genuina”, afirma.
Por otro lado, “si bien Panamá tiene el Canal, Paraguay que tiene una represa hidroeléctrica, para muchos otros países los tributos son casi el único recurso para financiar su gasto público. Y si no hay gasto público no hay cómo mejorar la cohesión social con la intervención del Estado”, afirma Arias.
En esta medida, la experiencia de pedagogía fiscal de El Salvador –con sus programas de espacios lúdicos y videojuegos educativos- resulta valiosa. El programa ha sido presentado a diversos países de América Latina, y será adoptado próximamente por Ecuador y Bolivia.
En todo caso, como parte de la necesaria reforma y mejora de la fiscalidad “queremos crear una cultura tributaria voluntaria”, concluye el ministro de El Salvador, “y uno de nuestros los pilares, que esperamos nos dé resultados a mediano plazo, es educar a nuestra población”.