El alemañol del sur de Chile
10 de septiembre de 2016“Estaba en Alemania e iba a pagar la cuenta en un restaurante, entonces llamé a la mesera y le dije muy sueltamente ‘Bitte, cobrieren Sie’. Recuerdo que ella me miró extrañada, luego se rió y ahí fue cuando recién entendí que la palabra “cobrieren” no existía como tal en el idioma alemán”, recuerda en conversación con DW Bettina Harbart.
“Bitte, cobrieren Sie”, que en realidad quería decir “por favor, cóbreme”, se vincula con el Launa Deutsch, o “el Alemán de la Laguna”, una especie de alemañol, resultado de la mezcla entre estas dos lenguas, y que se habla en la zona del lago Llanquihue, en el sur de Chile.
Obreros y colonos
La lingüista chilena Isadora Rojas Márquez, especialista en lenguas románicas y en idioma alemán como lengua extranjera, de la Universidad de Heidelberg, publicó en 2011 un estudio en torno a esta curiosa mezcla idiomática. La académica, quien actualmente dicta cátedra en la Universidad de Mannheim, cuenta a DW que la curiosa variante es considerada, y sobre todo hoy, de bajo nivel, más bien inculta, debido a su origen.
“Nace del contacto entre obreros chilenos con alemanes de la zona de Llanquihue, quienes no hablaban castellano, sino más bien un dialecto alemán, proveniente de Hessen, Württemberg y Bohemia, que no se considera un alemán alto o Hochdeutsch”, señala.
A partir de la segunda mitad del Siglo XIX muchos alemanes se establecieron en países como Argentina, Brasil y Chile. Con el correr de las décadas, los inmigrantes alemanes se asentaron en gran parte de las actuales regiones de Los Ríos y Los Lagos, especialmente en ciudades chilenas como Valdivia, Osorno y Llanquihue.
Como el Spanglish
La comunicación entre alemanes y chilenos, a través del idioma hablado, originó esta “alteración” o “lesión” de una regla lingüística. Esto sucede de forma similar con el Spanglish, esa mezcla de inglés estadounidense con español que nace en los Estados Unidos.
En el caso del Launa Deutsch, y como explica a DW Rojas Márquez, ocurren interferencias morfológicas típicas, que hacen de esta variante una especie de rareza que toma un poco de cada cultura. En este alemañol se toman ciertos verbos castellanos, para luego adaptarlos al alemán. Soplar, cobrar, cancelar y acusar se transformarán, entonces, en soplieren, cobrieren, cancelieren y acusieren. Otro fenómeno típico, y que agrega la lingüista, es el llamado Codeswitching, que es el uso intercambiado de ambas lenguas en una misma frase.
Pero variante alemana no es la única presente en Chile. Un recorrido por localidades sureñas mostrará otras derivaciones del idioma alemán, tal como ocurre con el Chiloten Deutsch o Alemán Chilote, poco estudiado según Isadora Rojas, y que corresponde a una mezcla hablada por los inmigrantes alemanes que llegaron, hace varias décadas atrás, a habitar la isla de Chiloé.
Alemán mal hablado
Quienes llegaron hace un buen tiempo a Chile son los antepasados de Andrea Minte Münzenmayer, historiadora chilena, autora del libro “Colonización alemana a orillas del lago Llanquihue 1850-1900”.
Minte cuenta en su libro sobre las características de los inmigrantes alemanes de la zona de Llanquihue. “Había una especie de endogamia en la zona de Llanquihue, porque solo se casaban entre alemanes. Era bastante evidente, entonces, que tuvieran el idioma alemán como lengua principal”, explica a DW Andrea Minte.
De hecho, en su propia familia siempre se habló alemán, y éste fue el primer idioma que Andrea aprendió, siendo de la quinta generación de alemanes. Sus padres, Rudy Minte y Juana Münzenmayer creen que esta variante se fue dando entre personas que no hablaban el idioma germano correctamente. “El Launa Deutsch es cuando se cometen errores con algunas palabras, artículos y verbos”, sentencia secamente Rudy Minte.
También en el fundo de Martín Winkler y Lucy Rietzsch se conservan las tradiciones alemanas. En esta casa se habla la lengua de Goethe y Schiller a diario. Las tradiciones nunca deben perderse, y la lengua es parte fundamental, aseguran.
Para este matrimonio, el Launa Deutsch es una especie de alemán mal hablado. Por eso advierten que no es conveniente preguntar a las personas de la zona de Llanquihue si es que hablan esta especie de alemañol. Al parecer, nadie va a responder con orgullo “yo hablo el alemán de la laguna”.
Ella y el “cobrieren”
En el sector de Frutillar bajo, y a solo metros del lago Llanquihue, se encuentra la casa de Osvaldo Fritz Klocker, cuarta generación de inmigrantes alemanes. Su familia, dedicada tradicionalmente a la agricultura, llegó a Chile en 1856.
Osvaldo, quien también fue alcalde de Frutillar durante 1989-1993, habla fluido alemán. No obstante, ya se acostumbró a tener que le asocien con el “Launa Deutsch”. Pero esta expresión tal vez está relacionada con un familiar suyo muy directo: su fallecida tía Ella Klocker, oriunda del sector de Llanquihue, acostumbraba a usar siempre en su vocabulario la palabra “cobrieren”. De hecho, ella es un poco responsable de la confusión idiomática que vivió Bettina Harbart al momento de pagar en el restaurante alemán.
“Soy oriunda de Santiago, pero gran parte de mi vida ha transcurrido en Frutillar. Allí conocí a Ella Klocker y por ella aprendí el famoso cobrieren”, cuenta Bettina.
Osvaldo asegura que hay expresiones del “Launa Deutsch” que se han quedado en el vocabulario de la gente, y se utilizan hasta el día de hoy.