El arte soy yo
9 de octubre de 2008¿Qué es lo más propio de un artista? ¿Qué lo destaca? ¿Qué lo hace popular? ¿Por qué se lo venera en muchos casos, ya sea como profeta o genio, o como si se tratara de un ser superior? En Berlín, un ciclo de 10 exposiciones intenta una aproximación al tema.
La idea, no precisamente modesta, la tuvo Peter-Klaus Schuster, el saliente director general de los museos estatales de Berlín. Antes de dejar su cargo, Schuster quiso rendir homenaje a la ciudad y a sus museos. Según explica, se trata de abordar al artista en cuanto figura líder, a la que seguimos, con el que volvemos a rescatar el sentido de la vida y a encontrarnos con nosotros mismos.
De Tutmosis a Warhol
Schinkel y Brentano, Hans von Marees, Giacometti, Paul Klee: éstos son sólo algunos de los personajes, aplaudidos desde hace mucho por el público, a los que se honra en las exposiciones berlinesas. El ciclo recuerda también los inicios de la veneración de los artistas. Por ejemplo, se menciona a Tutmosis, creador del busto de Nefertiti que actualmente se encuentra en Berlín, como uno de los primeros que se vio rodeado del aura de la fama artística. Al final de la serie nos encontramos con Andy Warhol y Joseph Beuys, grandes ídolos del arte del siglo XX.
“Antiguamente, el artista era un servidor de las ideologías religiosas”, indica Eugen Blume, director del museo berlinés Hamburger Bahnhof. A partir del siglo IXX se liberó. “Desde entonces, el artista se ha vuelto completamente independiente..., pese a lo cual se le rinde culto en la sociedad”, apunta Blume, curador de la mayor muestra de obras de Beuys realizada en Alemania.
La filosofía de Beuys
Beuys explica su mundo en 50 películas que se exhiben en la muestra, que ocupa un área de 5.000 metros cuadrados. Y uno ve los materiales cotidianos que en el mundo del arte se relacionan exclusivamente con Beuys y eran parte de su inventario: grasa, fieltro, pizarra, miel –cosas que antes de Beuys eran despreciadas. Según Blume, se trata de aprender y de volver a tomar conciencia de que hubo una vez figuras tan radicales como Beuys.
La muestra de Beuys lleva el irónico título: “Nosotros somos la revolución”, en alusión al famoso autorretrato en que el artista marcha hacia el espectador. Pero Beuys no tenía en mente una revolución violenta sino el surgimiento pacífico, utópico y paulatino de un nuevo orden mundial, en el que los seres humanos se liberen de las amenazantes sombras de la historia y puedan tomar libremente el destino en sus manos. El artista aparece aquí como una suerte de profeta.
La idea de Beuys era que cada persona es un artista, recuerda Blume. En consecuencia, el ser humano debía concebir todo lo que hace como un proceso artístico.