El clima vuelve a la agenda
24 de septiembre de 2014Pese a ser solamente de un día, con 120 políticos de primera línea y la estrella del cine Leonardo Di Caprio, la Cumbre del Clima tuivo un cartel de lujo. Con esta receta, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quiso impulsar las negociaciones sobre el clima y captar la atención internacional. Y funcionó. A pesar de la crisis que dominaba la actualidad, como el Estado Islámico, el ébola o el conflicto ucraniano, Ban Ki-moon consiguió recordar al mundo que el cambio climático es un peligro manifiesto: las sequías amenazan el acceso a los alimentos y la subida del nivel del mar y las condiciones climáticas extremas pueden ser un peligro y provocar incluso conflictos y oleadas de refugiados.
Mesaje recibido
La cumbre no solo estaba enfocada a las negociaciones, sino también a que los jefes de Estado y de Gobierno hiciesen público algo que ya aceptaron: es tiempo de negociar. Las emisiones de CO2 alcanzaron un nivel récord y continúan aumentando. Si el mundo todavía quiere limitar el aumento de la temperatura del planeta a dos grados, la única alternativa es reducir las emisiones.
En la cumbre de Nueva York, los países más perjudiciales para el clima, Estados Unidos y China, anunciaron tomar el liderazgo en la protección del medio ambiente. China prometió acciones concretas para reducir las emisiones hasta 2020 y también el presidente Obama mostró su compromiso. Pese a la oposición del Congreso y del lobby de los combustibles fósiles, a Obama le gustaría regular las emisiones. El presidente del país con las segundas mayores emisiones quiere hacer una misión del cambio climático e incluso la nación más escéptica del mundo respecto al cambio climático, China, está recibiendo el mensaje.
Más responsabilidad
China y Estados Unidos no actúan por altruismo. Ambos sufren actualmente los efectos del cambio climático con las sequías y condiciones climáticas extremas en Estados Unidos o la polución del aire por el carbón en China. Para sus habitantes, no hay argumento mejor para aceptar medidas impopulares que ver la catástrofe ante su propia puerta.
También se comenzó a concienciar a la industria agrícola y frenar la deforestación, aprobando además partidas financieras por parte del Fondo Verde para el clima. Un ejemplo es la cooperación entre Noruega y Liberia para terminar con la deforestación hasta 2020. Por su parte, Francia prometió una contribución de mil millones de euros al Fondo Verde al igual que Alemania. Pero en total, sigue faltando mucho dinero.
Nada de películas
La presencia de muchos de los dirigentes de la economía y la política de diferentes regiones fue un símbolo en la cumbre. Para parar el cambio climático, es necesario el compromiso de todos y, en vista del aumento de emisiones, no bastan solo palabras.
En la cumbre, Ban Ki-moon cedió el papel principal de embajador al actor Leonardo Di Caprio para llamar la atención de la opinión pública. Las estrellas del cine ejercen a veces más influencia que los políticos y, en un mundo dominado por los medios, ayudan a transmitir el mensaje. Además, el respeto al medio ambiente no es una película. No hay superhéroes ni fuerzas paranormales. El día a día nada tiene que ver con el glamur y los gobiernos tienen que trabajar para crear un nuevo escenario que posibilite un cambio hacia las energías verdes. También la industria de los combustibles fósiles debería aportar su parte para proteger el planeta.
Esta vez, el mayor show del clima desde la debacle de Copenhague 2009 devolvió a la palestra el debate sobre el medio ambiente, enriqueciéndolo con nuevas ideas. Pero el mundo necesita algo más que una única función. Las negociaciones sobre el clima todavía están por llegar y el tiempo al final se acabará.