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El cordón umbilical financiero Iglesia-Estado

Günther Birkenstock/ ERS16 de octubre de 2013

El escándalo en torno a la construcción de la residencia del obispo de Limburgo, con un costo de por lo menos 31 millones de euros, ha puesto sobre el tapete el tema de las finanzas de la Iglesia en Alemania.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Las dos grandes Iglesias de Alemania, la Católica y la Protestante, recibieron aproximadamente 460 millones de euros de las arcas fiscales en 2012. Esta asignación anual tiene un origen histórico. A comienzos del siglo XIX, las Iglesias perdieron gran parte de sus posesiones en el marco de la secularización, ya que Napoleón expropió iglesias en toda Europa. Como indemnización, en Alemania reciben desde entonces pagos del Estado, estipulados en tratados con el Vaticano.

El concordato de 1933

Esas compensaciones también están contempladas en la Constitución, como resabio de la República de Weimar y del concordato del Tercer Reich con el Vaticano, que fue suscrito en 1933 para regular las relaciones entre la Iglesia y el Estado.

Estos acuerdos deberían haber quedado sin efecto desde hace tiempo, en opinión de la experta socialdemócrata en finanzas Ingrid Matthäus-Meier. “Es una vulneración de la Constitución”, afirma, subrayando que los pagos son completamente extemporáneos.

También el politólogo Carsten Frerk considera que tales asignaciones no están en conformidad con la Carta Fundamental. “Ya la Constitución de Weimar había exhortado al Legislativo a poner fin a esas compensaciones estatales”, indica. Pero luego se produjo la gran crisis económica mundial y hubo otros problemas prioritarios, de modo que el tema quedó fuera del orden del día.

Impuesto eclesiástico

Los 460 millones ya citados son solo una pequeña parte del dinero que el fisco entrega a las Iglesias. El Estado se encarga también de recaudar el impuesto eclesiástico de los fieles, que anualmente asciende a unos 9.000 millones de euros.

Según Carsten Frerk, las finanzas de las Iglesias en Alemania se sustentan en varias fuentes de ingresos: los impuestos eclesiásticos, las entidades sociales y el patrimonio eclesiástico.

La Iglesia Católica y la Protestante regentan hospitales, centros infantiles y hogares de ancianos, entre otras obras sociales. No obstante, solo un pequeño porcentaje es financiado por las propias Iglesias, explica el politólogo: “La cuota eclesiástica llega al 2 por ciento en Cáritas y Diakonie (su equivalente protestante). Eso es lo que aporta la Iglesia. Existe esa leyenda de que la Iglesia hace tantas buenas obras; las hace, pero no las financia”. Frerk indica que gran parte de los servicios que se atribuyen a la Iglesia los financia el Estado y en ello no hay mayores diferencias entre la católica y la protestante.

La diósesis de Colonia es una de las más ricas del mundo.
La diósesis de Colonia es una de las más ricas del mundo.Imagen: Museum Ludwig

Critican falta de transparencia

El Estado paga incluso los sueldos de obispos y empleados eclesiásticos, al igual que la construcción y mantención de sus edificios. Por ejemplo, el Tribunal de Cuentas de Baviera calculó que ese estado federado financia 700 iglesias con fondos públicos. Los costos se elevan a 40 millones de euros. A eso se suman 90 millones de euros para el personal eclesiástico bávaro. Las cifras marean a cualquiera, máxime teniendo en cuenta que una disposición especial exime a las la Iglesias de hacer públicas sus finanzas.

“Impera una total falta de transparencia”, critica Ingrid Mattähus-Meier. Por ejemplo, no se sabe cuánto de la asignación fiscal se dedica al pago de obispos o a otros fines. Tampoco se sabe a ciencia cierta cuán grande es el patrimonio de la Iglesia, “pese a que es una de las grandes propietarias de tierras en Alemania”, hace notar la política socialdemócrata, que considera la situación inaceptable.

Los grandes partidos políticos alemanes no han tocado hasta el momento esos privilegios. La estructura es difícil de romper, según Matthäus-Meier. Pero algunas diócesis han reaccionado ya a las críticas. Las de Hamburgo, Colonia y Speyer, entre otras, han dado a conocer públicamente sus patrimonios.