¡El cortometraje vive!
16 de septiembre de 2003La televisora Arte –que organiza y patrocina el festival- en una entrevista con la directora de una agencia de cortometrajes, Astrid Kühl, indagó por la función de este formato. ¿Se trata de un formato independiente o es, simplemente, una preparación para un filme más largo? Para muchos de los que quieren rodar una película narrativa, explica la experta, el cortometraje tiene la función de una tarjeta de presentación.
Ámbito de experimentación
Sin embargo, en Alemania existe una gran corriente de productores, cuyo lema es "un filme es un filme", su duración da igual. Se trata sobre todo de gente que no presenta tramas lineares, para los que experimentan. Esta tendencia, sin embargo, se dirige a un público muy selecto, pues el gran público, acostumbrado ya a las largas historias llenas de recuerdos de niñez y juventud, no soporta una escena más apacible. Empieza a zapatear.
¿Quiere decir que el cortometraje ha perdido su función, y que su sitio es otro, el internet, por ejemplo? Astrid Kühl opina que este género debe estar en donde se vea, un bar, las estaciones de ferrocarril, el internet. Como cortometraje previo debe tener función de inspiración y no durar más de 6 o 7 minutos, de lo contrario.... el público protesta.
Los tiempos en que productores como Werner Herzog, George Lucas, Roman Polanski o István Szabó presentaban sus ideas en cortometrajes, que además vendían, se acabaron con la década de los 60. En la decáda de los 70, el género se volvió hábitat del conflicto norte-sur y del diálogo este-oeste, según la opinión de Ingo Petzke de la Escuela Politécnica de Würburgo. Y la basis económica desapareció.
La poesía de lo breve
El cortometraje hoy es la copla de los poemas, dice otro analista, y agrega que si el largometraje corre por una autopista, el corto es el auto de Schumacher, que es más rápido y llega antes. El corto es el medio central del experimento, la fantasía y de la transmisión de mensaje –no olvidemos que los comerciales también pueden ser vistos como "cortos". El cortometraje no termina en la pantalla, sino en el espectador. Quizá por eso, los criterios con los que ganaron el Festival de Cortometraje de Colonia del año anterior fueron "la atmósfera poética" y "los espectadores nos volvemos directores de nuestra propia película".