El crimen desciende, pero el miedo aumenta
8 de mayo de 2018En el pasado, cuando el ministro del Interior presentaba las estadísticas policiales, la noticia merecía, en el mejor de los casos, una nota breve a pie de página. Desde la crisis de los refugiados eso ya no es así. Este martes (8.05.2018), el nuevo ministro del Interior, Horst Seehofer, será el centro de la atención en Berlín. Es la primera vez que Seehofer presenta las estadísticas sobre crímenes en Alemania. Y los titulares serán probablemente parecidos a: "El mayor descenso en el crimen en 25 años", "Los robos domésticos se reducen en Alemania a una quinta parte" o "La violencia juvenil cae fuertemente".
Pero el problema es que rara vez se leen, porque Alemania es en 2018 un país diferente, porque aquí también las emociones toman cada vez más importancia frente a los hechos. Y también porque sólo las malas noticias parecen tener valor informativo.
Christian Pfeiffer es el mayor experto cuando se trata de evaluar las estadísticas policiales. Pfeiffer es el criminólogo alemán más renombrado: fue director del Instituto de Investigación Criminológica de Baja Sajonia y ministro regional de Justicia para Baja Sajonia por el SPD. ¿Tiene una respuesta a la pregunta de por qué tantas personas hoy en día se sienten más inseguras, a pesar de que el número de crímenes registrados cayó en 2017 a 5,76 millones, un 10% menos que el año anterior?
Los medios refuerzan el sentimiento de inseguridad
"Desde luego esto es, por un lado, un fenómeno causado por los medios", afirma Pfeifer, recordando el clásico mantra periodístico de que "malas noticias son buenas noticias". Un vistazo a la televisión refuerza esta impresión: "Es un disparate, no hay tarde en que no abunden los crímenes, estamos siendo inundados con homicidios e intentos de asesinato". Así, no es extraño que la gente generalice y que su sentimiento de seguridad se vea afectado, a pesar de que los crímenes violentos disminuyeran significativamente el año pasado.
"El sentimiento de inseguridad viene también de la cantidad de extranjeros que hay en Alemania", señala Pfeiffer. Este país está pasando por lo que todos los países de inmigración experimentan ante una oleada de llegadas simultáneas: "se vive un período de inseguridad porque la Humanidad ha aprendido durante milenios que los extraños pueden ser peligrosos". Sobre todo en las grandes ciudades, donde la proporción de extranjeros ha aumentado significativamente en los últimos años, la sensación de inseguridad es mayor. Y no a causa del aumento de la delincuencia, sino de la percepción de pérdida del espacio propio, de la "patria".
Los refugiados se cuentan ahora como inmigrantes
Las estadísticas policiales ahora tratan a esos extraños, o sea, a los extranjeros, con cuidado. Las comparaciones con años anteriores son complicadas, porque ahora los registros incluyen también a los refugiados y asilados, como los perseguidos políticamente. Inmigrantes son los solicitantes de asilo, pero también los ilegales, los que reciben ayudas…
De hecho, la implicación de los inmigrantes en delitos es mayor a lo que correspondería estadísticamente por el porcentaje que representan de la población total: entre carteristas, en las violaciones y agresiones sexuales, en lesiones físicas, en robos y asaltos a viviendas. Pero es fácilmente explicable: "Los extranjeros tienen el doble de probabilidades de ser acusados que los alemanes", explica Pfeiffer.
Grupo conflictivo: hombres jóvenes
Sin embargo, un punto crucial es la edad y el sexo de los sospechosos. "Los hombres jóvenes entre 14 y 30 años ya eran el grupo problemático en 2014, antes de la crisis de los refugiados, cuando constituían la mitad de los sospechosos. Pero solo el nueve por ciento de la población total". Entre los refugiados de guerra, uno de cada cuatro es un hombre joven. En los inmigrantes del norte de África, uno de cada dos. Así que los jóvenes que no tienen perspectivas de poder quedarse en Alemania y sus esposas y amigos siguen en su tierra natal. "La ausencia de mujeres es notable", afirma el criminólogo. "Ellas ayudan a resolver los problemas civilizadamente y, si faltan, los comportamientos machistas se salen de control".
El ministerio que dirige Seehofer quiere limitar la reunificación familiar, incluso entre parientes cercanos. Pero, ¿no ayudaría la reunificación familiar a frenar aún más el crimen? Por un lado, sí, dice Pfeiffer; por otro lado, el gobierno "simplemente tiene en cuenta los límites de lo que su Estado de bienestar puede ofrecer a los inmigrantes, lo cual es comprensible".
Más inversión y menos ahorro en la ayuda al desarrollo
No obstante, Christian Pfeiffer tiene menos simpatías por las duras medidas de austeridad que persigue el ministro de Finanzas, Olaf Scholz, especialmente en o referente a la ayuda al desarrollo. Scholz preferiría retomar la idea de Gerd Müller, el Ministro de Cooperación Económica y Desarrollo: "Es un plan muy inteligente de Müller el de que las empresas alemanas, con el apoyo de fondos públicos, creen puestos de trabajo en los países de origen de los refugiados". Esto abriría nuevas perspectivas para la gente en esos países y desincentivaría la emigración. Y, según Pfeiffer, probablemente también mejoraría las estadísticas policiales sobre delitos.
Autor: Oliver Pieper (LGC/CP)
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