El debate sobre la integración mantiene a Alemania expectante
24 de diciembre de 2010El Mundial de Fútbol 2010: en primer plano estaba, ciertamente, el movimiento del balón, pero para Alemania se escondía detrás algo nuevo: en el campo se podía observar el delicado tema de la integración. Jóvenes berlineses con y sin una historia de migración vieron, por ejemplo, todos juntos el pasado junio un juego de la selección alemana en una pantalla gigante en la Fundación Konrad-Adenauer.
El fútbol promueve la integración
La representante del departamento federal de integración, María Böhmer, estaba allí, y les dijo a los jóvenes lo impresionada que estaba de que once de los 23 jugadores del equipo del entrenador Joachim Löw bien habían nacido en el extranjero, o tenían padres inmigrantes: “Por ello me pareció tan importante cuando Mesut Ötzil dijo que jugaba por la Selección Nacional. Fue una decisión muy significativa. Y me parece que muchos que han crecido en este país decidirían lo mismo”.
Expresiones controvertidas
Apenas unas pocas semanas después se veía otra imagen: a finales de agosto, Thilo Sarrazin encendía de nuevo con su libro “Alemania se disuelve” el debate sobre inmigrantes musulmanes supuestamente no dispuestos a integrarse y la base cultural de la identidad alemana.
El directivo del Banco Federal y ex-senador de finanzas berlinés ya era conocido antes de la publicación de su libro por sus frecuentemente irrespetuosas expresiones para referirse a los desempleados e inmigrantes. Sarrazin demandó barreras más altas para la inmigración y requisitos estrictos para la gente de raíces extranjeras que vivían en Alemania.
Los nuevos comentarios sobre una supuesta falta de inteligencia entre inmigrantes turcos y árabes y su tesis de que “todos los judíos” tienen “un gen concreto” despertaron mucha atención y escándalo. El Banco Federal pidió su destitución, y Sarrazin finalmente acabó abandonando la oficina de la Junta. Asimismo, el SPD inició un procedimiento de exclusión.
Sarrazin hablaba en su libro de que la inmigración se había concentrado más y más en las últimas décadas en grupos de inmigrantes educados provenientes de países islámicos. Entre los inmigrantes que viven en Alemania que provienen de diferentes países, existen, según Sarrazin, grandes diferencias en lo que se refiere a formación académica:
“Con inmigrantes provenientes del Este de Europa, de India, de China o de Vietnam no existe ningún problema de integración que dure más de una generación." Tras ello, los inmigrantes tenían en general una mayor participación formativa y mejor integración en el mercado que los alemanes. Estos inmigrantes suponen un “enriquecimiento económico, cultural y social para Alemania”, según Sarrazin. Pero esto no incluye a los entre 4 y 6 millones de inmigrantes musulmanes en Alemania.
Su negativa lista de sentencias para los inmigrantes musulmanes levantó ampollas también entre la esfera política, como por ejemplo pasó con la ministra de integración de Baja Sajonia Aygül Özkan (CDU), que tiene una historia de migración turca a sus espaldas.
Su opinión fue que, ciertamente, era importante analizar los problemas de los inmigrantes, pero que de ningún modo era aceptable “hacerlo de tal forma que aísle a ciertos grupos, como los turcos y los árabes, apartarlos a un rincón y no reconocer lo que esta gente ya logró hacer en su primera generación, y también lo que hacen hoy día.”
El idioma es la clave
La representante del departamento federal de integración, María Böhmer, hizo hincapié en la importancia de dominar la lengua alemana. Según ella, quien quiera tener éxito como el jugador de fútbol Mesut Özil o su compañero Sami Khedira, hijo de madre alemana y padre tunecino, debería aprender la lengua del país en el que vive. Sólo entonces podrán los inmigrantes disfrutar de las oportunidades laborales que este país ofrece. “Si uno no habla la lengua alemana, entonces es tan sólo un ‘espectador' en esta tierra”, dijo Böhmer.
Finalmente, fue el nuevo presidente Christian Wulff quien, tras apenas 100 días en el cargo, dio una nueva dirección al debate sobre la integración. Ya a su entrada a la presidencia había prometido que el tema de la integración iba a ser un punto central en su trabajo.
En su primer gran discurso por motivo del 20º aniversario de la Unificación Alemana el 3 de octubre, dijo: “El cristianismo es sin lugar a dudas parte de Alemania, el judaísmo es sin lugar a dudas parte de Alemania. Esta es nuestra historia judeo-cristiana. Pero entretanto, el islam también forma parte de Alemania.”
Con estas palabras, el presidente quería finalizar las discusiones sobre la integración de los musulmanes en Alemania. Pero el discurso acabó causando nuevas irritaciones entre los conservadores.
"El islam forma parte de Alemania"
Y con ello, se inició una nueva ronda de debate sobre integración. El jefe del gobierno de Baviera Horst Seehofer dijo en el Congreso del Partido CSU a finales de octubre: “La multiculturalidad ha muerto. Nosotros, como unión, apoyamos el predominio de la cultura alemana, y nos oponemos al movimiento ‘multiculti'”.
El jefe del CSU reiteró su demanda de una suspensión de la inmigración para los provenientes de otros círculos culturales, dando una absoluta prioridad en lugar de ello a la formación de los desempleados nacionales.
Un debate sin fin
En contraste, el Presidente Federal Christian Wulff habló durante su visita a Turquía en octubre en contra de una suspensión de la inmigración de turcos. Sus avances para una tolerancia mutua fueron bien recibidos en Turquía.
El presidente consiguió por medio de sus discursos ante el Parlamento turco, además, calmar a varios de sus críticos en Alemania, cuyo principal mensaje era: “el cristianismo debería sin lugar a dudas ser parte de Turquía”.
Los musulmanes deberían poder practicar sus creencias en Alemania en un contexto adecuado, lo que se demuestra con el creciente número de mezquitas, según Wulff. Pero al mismo tiempo, los alemanes también esperan que “los cristianos tengan el mismo derecho en países islámicos de practicar públicamente sus creencias, formar a los jóvenes en teología y construir iglesias”.
Aunque el debate sobre la integración, con el paso del tiempo, ha ido dejando espacio para otros asuntos, el ministro de Interior Thomas de Maizière ha apuntado que es un tema que no se puede dejar de lado, y que debe seguir adelante, “independientemente de fechas de elecciones o condiciones de ciertos libros” (haciendo referencia a la publicación de Sarrazin).
Asimismo, Mazière hizo una advertencia ante posibles exageraciones, tanto para embellecer como para ensombrecer el tema. Según él, la integración requiere “realismo, verdad, apoyo y trabajo, paciencia y perseverancia”.
Autora: Sabine Ripperger / Lydia Aranda Barandiain
Editor: Enrique López