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El desmoronamiento de Yugoslavia y sus consecuencias geopolíticas

15 de julio de 2010

Yugoslavia fue el único Estado en Europa, que durante la Guerra Fría optó por un camino entre los bloques. Pero, al caer el comunismo, se desintegró Yugoslavia.

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Ebrio muestra foto del dictador Tito en frente de una casa en llamas en Sarajevo.Imagen: picture-alliance/ dpa

Mientras que Europa, después del final de la Segunda Guerra Mundial, se dividió políticamente en dos bloques, el jefe de Estado yugoslavo, Josip Broz Tito, eligió una tercera vía: después de la ruptura con el presidente soviético Josef Stalin en 1948, Tito se distanció del bloque comunista. Sin embargo, debido a la orientación comunista de Yugoslavia tampoco era posible una alianza con occidente. En los años siguientes Tito mantendría relaciones diplomáticas con jefes de Estado del mundo entero. En 1956 consiguió, junto con el Presidente hindú, Jawaharlal Nehru, y el presidente egipcio, Gamal Abdel Nasser, lanzar un movimiento político para no alineados. El movimiento de Países No Alineados fue fundado oficialmente en 1961, en la capital yugoslava de Belgrado. Para este Estado multiétnico la no alineación representaba un pilar importante de su propio concepto de Estado. Esta identidad “sobre-étnica” se perdió cuando cayó el comunismo en Europa. De ello se vio beneficiado el nacionalismo, que comenzaba a surgir entre los grupos étnicos.

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Una mujer musulmana llora a sus familiares asesinados por milicias serbias en el Monumento al Recuerdo de Potocari, cerca de Sarajevo.Imagen: AP

Rüdiger Rossig, periodista y experto en los Balcanes explica que “los países no alineados siempre se definieron por estar justamente entre los dos bloques y hacer propuestas alternativas a los dos sistemas existentes. En el momento en que los dos sistemas existentes disuelven su oposición, también se pierde el lugar que ocupaban los países no alineados."

Mal ejemplo para África

La desintegración de Yugoslavia fue un muy mal ejemplo y una "bendición" para los secesionistas en toda África, dice el etíope-alemán Asfa-Wossen Asserate, asesor de empresas para África y Oriente Medio, autor y analista político. Todos los países africanos son, al igual que la antigua Yugoslavia, Estados multiétnicos, en los cuales se hablan cientos de idiomas diferentes y viven miles de grupos étnicos distintos. Las fronteras entre los Estados africanos fueron trazadas arbitrariamente por sus gobernantes coloniales: Gran Bretaña y Francia – y muchas veces atravesando diversas zonas étnicas. Los acontecimientos en Yugoslavia alentaron a los secesionistas africanos, opina Asfa-Wossen Asserate, que además de ser experto en el tema, es sobrino nieto del último emperador de Etiopía (Haile Selassie).

Yugoslavia fue destruida desde adentro

La desintegración de Yugoslavia tuvo consecuencias en la política de paz. Hasta el inicio de la guerra en Croacia en 1991, había interés en preservar a Yugoslavia como Estado único, para no poner en peligro la estabilidad de toda la región. Pero los cambios vertiginosos que siguieron a nivel de política internacional superaron a diplomáticos y políticos.

Holm Sundhaussen, historiador alemán, experto en la península balcánica, opina que Yugoslavia se podría haber convertido en una especie de “pequeña Unión Europea”. Sin embargo, fracasó el intento de coordinar un gran número de Estados bajo un mismo techo. Los responsables de este fracaso fueron los actores políticos de aquel entonces en la región, confirma Rüdiger Rossig, gran conocedor de los Balcanes: “Yugoslavia en realidad sufrió una implosión y podemos todavía seguir 50 años más haciendo de cuenta que Yugoslavia fue destruida desde el exterior. Aunque, de hecho, Yugoslavia fue desmantelada, destrozada y saqueada por su propia clase política. Mientras no reconozcamos esto, no va a haber progreso en el territorio de la antigua Yugoslavia.”

Autora: Selma Filipovic / Valeria Risi
Editor: José Ospina-Valencia