El e-cig: ¿Ayuda para dejar de fumar?
18 de septiembre de 2013Parece que cuando un producto se queda obsoleto o pasa de moda, el añadirle una “e-” delante le da toda una nueva dimensión de frescura e interés. Así pasó con el correo ordinario, que gracias a Internet pasó a ser e-mail; los cursos de aprendizaje pasaron a hacerse desde casa gracias al e-learning; la compra-venta de productos pasó a estar en las manos de empresarios a todo usuario de la red con el e-commerce; las bicicletas dejaron de ser enemigos de los menos aptos para el deporte con las e-bikes…
La mágica “e-” llega incluso al mundo del tabaco. ¿O de los medicamentos? El cigarrillo electrónico, también conocido como e-cig, sigue siendo para muchos una ayuda en el difícil proceso de dejar de fumar. Para otros, supone una nueva forma de caer en la adicción al tabaco.
Inhalación de propilenglicol
El e-cig es, visualmente, parecido a un cigarrillo normal. El tacto del producto es, no obstante, notablemente diferente. Se trata de un tubo de plástico, en cuya boquilla contiene un cartucho de líquido recargable lleno de propilenglicol y/o glicerina vegetal, y opcionalmente también nicotina, sabores y aromas varios. Este líquido se aspira con cada aspiración, que ilumina a su vez la punta del cigarrillo con una luz LED naranja, simulando el fuego de un cigarrillo de verdad. Para ello, el e-cig necesita una batería recargable.
El principal objetivo que se les ha atribuido a estos cigarrillos electrónicos es el mismo que el de los parches de nicotina: hacer más fácil el duro proceso de dejar de fumar. Y puesto que los susodichos parches son productos que se pueden adquirir solo en farmacias, la pregunta es: ¿se pueden considerar los e-cigs productos medicinales?
Las opiniones al respecto son encontradas. Por una parte, todavía no se ha demostrado su efectividad real como herramienta para dejar de fumar, como lleva advirtiendo la Organización Mundial de la Salud desde el año 2008. Además, la Agencia de Drogas y Alimentos de EE.UU. realizó un estudio en 2009 en el que declaraba que estos cigarrillos contenían sustancias potencialmente cancerígenas, aunque en muy menor medida que las que contienen los cigarrillos normales.
¿En la farmacia?
El Tribunal Supremo de Münster declaró este martes 17 de septiembre que ni los cigarrillos electrónicos en sí, ni los líquidos que contienen, tienen valor terapéutico, ni sirven para la cura, mitigación o prevención de enfermedades. En conclusión: no son medicinales y por lo tanto su venta al público no debería estar restringida a las farmacias. La Ministra de Salud del estado de Renania del Norte-Westfalia criticó esta decisión, recordando que productos como los parches de nicotina o la píldora del día después tampoco tienen efectos terapéuticos como tales, y sin embargo su venta sigue estando restringida a instalaciones sanitarias.
La revista especializada British Medical Journal ha sugerido en varias ocasiones que los e-cigs, en lugar de ayudar a fumadores a dejar el hábito, promueven que nuevos fumadores se unan consumiendo este nuevo tipo de cigarrillos, que igualmente pueden causar adicción por sus niveles de nicotina. Asimismo, estos nuevos cigarrillos podrían volver a poner de moda un hábito que poco a poco ha perdido popularidad por las fuertes restricciones sociales impuestas en los últimos años y las molestias que causa a los fumadores pasivos.
¿Se convertirán los e-cigs en el próximo complemento en la boca de todo fumador en los próximos años? ¿Será realmente una ayuda para dejar de fumar, o simplemente una nueva forma de adquirir el hábito? En cualquier caso, una cosa parece clara: en las mochilas y bolsos de muchos fumadores, en el futuro se podrá encontrar, junto con el cargador del ordenador portátil, del teléfono móvil y del dispositivo MP3, el cargador del e-cig.
Autora: Lydia Aranda Barandiain
Editora: Emilia Rojas