Exsoldado narra sus experiencias con extremistas de derecha
4 de julio de 2020Durante una larga caminata por el parque Tiergarten de Berlín, el exsoldado de la Bundeswehr habla sobre su época de servicio. Con sentimientos encontrados, como él mismo recalca. Habla despacio, elige sus palabras con cuidado, hace pausas largas. Solo tenía 18 años cuando entró como soldado. Se quedó allí solo dos años.
Había muchas cosas que le molestaban. Todo comenzó con una broma antisemita tomando unas cervezas después del trabajo "sobre la nariz larga de los judíos y otras cosas”. Y luego otra persona dijo: "¿Qué? ¿Todavía hay judíos? Pensé que los habíamos exterminado a todos. Tenemos que ocuparnos de eso otra vez'".
El joven se quedó en estado de shock y no supo cómo reaccionar. Nadie dijo nada en contra. Él también se calló. Pensó que a lo mejor se trataba de un caso aislado.
Casos aislados que se repiten
Pero este tipo de incidentes se repitieron. Es 2015, en medio de la crisis de refugiados, un compañero contó con orgullo cómo él y su hermano habían expulsado a refugiados de un lago cercano.
Esta vez sí reaccionó y le preguntó al soldado si lo decía en serio. "Yo era nuevo en la unidad. Era joven. La otra persona notó que yo quería cambiar algo y él reprimirlo. Fue entonces cuando sentí miedo por primera vez. Como soldado nunca se debería tener miedo a los propios camaradas ", afirma.
La camaradería entre soldados es un sentimiento muy estrecho, va más allá de la amistad. Hay confianza total en los demás, en la batalla y siempre. "Pero si es un traidor, un 'cerdo de camarada', entonces se vive un infierno personal en la tierra", dice con toda naturalidad. La presión social entre ellos es enorme. No se quiere llamar la atención, porque si es así, te apartan.
Política vacilante
A Florian Pfaff este tipo de información le resulta familiar. El comandante fuera de servicio es portavoz de la asociación crítica de la Bundeswehr "Darmstädter Signal", una asociación de exsoldados.
"Si han visto a sus superiores pedirles que violen las normas, encubrir delitos, si se les obliga a hacer tales cosas", dijo en la entrevista vía Skype, "entonces, dicen, por supuesto, que no son casos aislados, sino también son muchos superiores de muy alto nivel y hasta en el ámbito de la política".
La política, según Pfaff, reacciona muy titubeante, en el mejor de los casos, a la hora de abordar los problemas estructurales de las tropas. A pesar del hecho de que en los últimos años se han dado a conocer acciones de ultraderecha en las filas del Ejército alemán.
Información no deseada
Rápidamente, el exsoldado se percató de que se ocultaban hechos de manera sistemática. Sin embargo, decidió presentar una denuncia cuando un recluta dijo algo racista sobre el alcalde negro de la ciudad vecina.
El jefe de su compañía le preguntó si no sabía que el camarada en cuestión se había ofrecido como voluntario para ayudar a los refugiados cuando surgió la necesidad. "Dije que, por supuesto, no estaba al tanto de eso, pero también puedes decir A y hacer B", cuenta.
Poco después se enfermó y durante el periodo de baja médica, recibió por correo los documentos de despido. "Algo dentro de mí, me decía que el jefe de esa compañía quería llegar lejos laboralmente. Y probablemente, mis declaraciones serían el asunto en su currículum que podría haber retrasado su ascenso”, afirma.
¿Nueva esperanza para los detractores?
La respuesta desde el Ministerio de Defensa alemán al confrontarlo con la experiencia del exsoldado es que "condena el comportamiento antisemita, xenófobo y extremista de cualquier tipo por parte de cualquier miembro de la division de la Bundeswehr".
La ministra de Defensa alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer, afirmó que "todos los que callan son parte del problema y son cómplices". Desde este ministerio se dice que se tomarán medidas para abordar el problema.
Una carta de un soldado de élite, de un comando de fuerzas especiales, criticando incidentes ultraderechistas en las filas de la Bundeswehr, ha hecho rodar el asunto. La ministra alemana dio a dicha unidad un ultimátum: tiene cuatro meses para hacer reformas.
El exsoldado que dio la espalda a la Bundeswehr en 2017, espera que las cosas cambien ahora. Entonces decidió no luchar contra su despido. A pesar de todo, tiene una vision muy clara de lo que debe ser el Ejército alemán: "Una Bundeswehr abierta, más honesta, y también que cuide a los soldados que abren la boca y dicen que algo anda mal. Y no que despida a los soldados, porque son personas que incomodan". Si fuese así, quizá regresaría a la Bundeswehr.
(rmr/ju)
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